El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Cali

Artículo

El periodista estuvo internado en la clínica Valle del Lili desde el 4 hasta el 23 de diciembre de 2020. | Foto: Aymer Andrés Álvarez / El País

CORONAVIRUS

El relato de sobrevivencia al covid-19 del periodista Hugo Mario Palomar

El director de Blu Radio Cali, regresó a los micrófonos tras su lucha en una UCI contra el covid. "Estuve muerto. Es lo que me cuentan los médicos", contó.

7 de marzo de 2021 Por: Santiago Cruz Hoyos / Editor de Crónicas y Reportajes

Apenas llegué a la clínica el 4 de diciembre de 2020, me tuvieron que reanimar con electrochoques. Tenía una arritmia. Los médicos me daban esos choques eléctricos que interrumpen brevemente la actividad eléctrica del corazón para que luego retome el ritmo cardiaco normal.

Al siguiente día me desperté, ya consciente, y parecía que me fuera a recuperar, pero volví a recaer. Hice varias arritmias, hasta el 6 de diciembre, en la noche, cuando un médico me dijo que estaba muy delicado y que la única opción era la intubación. Yo le dije: “estoy en manos suyas y en las de Dios, haga lo que tenga que hacer”. Todavía tenía mi celular y le avisé a mi familia y a mis compañeros de trabajo. Que sea lo que Dios quiera, escribí. No recuerdo nada más.

***

Yo nací en Cali hace 48 años. Desde muy joven quise ser reportero. Al principio pensé que sería periodista deportivo. Era hincha del Cali, iba al estadio, escuchaba a comentaristas como ‘Mao’ y Marino Millán, pero cuando llego a la Universidad Autónoma, los medios me dieron la oportunidad de trabajar en las secciones de noticias generales y decidí quedarme.

Me especialicé en periodismo judicial y orden público. Inicié mi carrera en la época de la persecución al cartel de Cali, el proceso 8000, cuando comenzaron a aparecer políticos del Valle relacionados con el narcotráfico, y al mismo tiempo estaba la confrontación con las Farc en el Cauca. Eran los temas que cubría a diario. Nunca pensé que fuera a ser el protagonista de algún cubrimiento. No estoy de acuerdo con los periodistas que son protagonistas de la noticia. Pero claro, estaba cubriendo la pandemia del coronavirus. Desde antes de marzo de 2020 esperaba que llegara el virus a Colombia. Mientras tanto, con el equipo de Blu, nos dimos a la tarea de entrevistar a la gente que ya padecía la pandemia en China, en Italia, en España. Hasta que llegó a Cali.

***

Cuando noté los primeros síntomas del covid-19, me fui para la clínica Valle del Lili. Los síntomas eran leves, al punto que me mandaron para mi casa a aislarme. En total duré tres días aislado, hasta que al cuarto tuve la sensación de que no podía respirar y me desesperé. Además, pasé por un impacto emocional que agravó mi angustia: mi mamá me llamó a avisarme que había resultado positiva. Ella tiene 85 años y yo había ido a su casa para saludarla. ¡Pensé lo peor! Creo que eso aceleró mi ritmo cardiaco.

Lo único que se me ocurrió fue llamar a Gloria Barona (quien asesora las comunicaciones en Bomberos) para pedirle que me ayudara enviándome una ambulancia, porque no tenía idea de dónde pedir una. Gloria me mandó la ambulancia de inmediato. Me recogieron en mi apartamento y me llevaron a la clínica Valle del Lili, a pocas cuadras de donde vivo.

Puede leer: 199 caleños han renunciado a la vacuna anticovid-19, ¿por qué?

***

Desde que llegó la pandemia a Colombia estuve todo el tiempo al frente de la redacción de Blu Radio en Cali. Ni siquiera dejé de ir a los estudios cuando el Gobierno decretó las cuarentenas. Al resto del personal lo enviamos a hacer teletrabajo. Eran pocos los que íbamos a la redacción. Y hacíamos turnos para no estar juntos. Cubrí la pandemia sin faltar un día, hasta que me enfermé.

Todavía no entiendo cómo sucedió el contagio. Siempre me cuidé mucho. Seguí los protocolos, el distanciamiento. Vivo solo, y no iba a reuniones sociales. Traté de cumplir con lo que promovía desde Blu: el autocuidado.

Cuando los contagios empezaron a crecer, y recibía noticias de personas cercanas que se enfermaron, pensé que en algún momento me podría tocar. Lo que no imaginé fue que el covid me fuera a llevar a una situación tan crítica como estar en una UCI. Yo soy relativamente saludable, sin enfermedades de base, y no es que sea deportista, pero eventualmente hago deporte, monto bicicleta, gozaba de buena salud. Nunca había vivido una crisis como la que todavía estoy superando.

***

Yo estuve muerto. Es lo que me cuentan los médicos. Que mientras estuve en coma en la UCI, pasé por una cantidad de crisis. Incluso tuve un paro cardiorespiratorio. Entiendo que debieron hacerme una reanimación manual durante cinco minutos. Uno se vuelve amigo de los médicos de tanto estar en una clínica y ellos cuentan lo que pasó mientras se estuvo inconsciente. En Valle del Lili permanecí desde el 4 hasta el 23 de diciembre de 2020. Hay gente que cuenta experiencias sobrenaturales en estas situaciones, luces al final del túnel, pero no recuerdo haber experimentado nada de eso. Lo que recuerdo son imágenes confusas. Cosas que creo que pasaron, pero no estoy seguro si me las imaginé.

Lo que sí tuve que haber sentido fue el apoyo de mi familia. Tengo unos primos y tíos que son médicos, viven en Estados Unidos la mayoría. Uno de ellos es cardiólogo. Se llama Boris. Él llamó a sus colegas de la clínica y les pidió que lo pusieran en videollamada mientras me hacían procedimientos difíciles. Boris me hablaba así yo no escuchara nada.

Lea también: Diez dudas de los caleños sobre la vacunación anticovid-19

Un médico le dijo: “es que es muy duro que tú veas a tu primo en una UCI mientras trabajamos”. Él les respondió que estuvieran tranquilos, que era un veterano de guerra. Mi primo es médico militar y ha estado en el Golfo Pérsico, en Siria, en Afganistán, entonces insistió: “pónganme en línea que yo me encargo de hablarle a Hugo Mario”. Es algo que hacen en Estados Unidos con los pacientes en coma y con muy buenos resultados.

Y se le ocurrió una idea. Les contó a los médicos que mi gran amor es mi hija, María Alejandra, que estudia Educación en la Universidad de Burgos, en España. La contactaron y ella claro, dijo que hablaba conmigo así yo estuviera inconsciente. Fue difícil para ella, una chica de 21 años, pero me decía que me quería mucho, que había planes por hacer, por compartir. No recuerdo nada, pero estoy seguro que escuchar la voz de quien se ama ayuda en un momento tan difícil.

***

Era la madrugada. Yo desperté paranoico, perdido, después de tantos días sedado. Pensé que me iban a hacer algo malo, no sabía dónde estaba, si estaba en otra ciudad, si el personal médico me ayudaba o me iba a hacer alguna maldad, es una paranoia impresionante porque no entiendes nada. Y empecé a desconectarme los cables.

Fue cuando sonó una alarma y llegaron enfermeras que me dicen no, no te puedes desconectar. La cama tiene unas correas, y me sujetaron para que no me siguiera desconectando, lo que aumentó mi paranoia. No pude dormir.

Cuando amaneció, llegó el jefe de la Unidad y habló conmigo. Lo primero que hizo fue mostrarme un video de mi mamá. Yo no sabía cuál había sido su suerte. En el video mi mamá me cuenta que está bien, sana, que resultó asintomática. Ahí descanso.

Luego hablo con mi hija, con mi hermano, que también está en el exterior, y empiezo a ubicarme. Pensé que pasaron algunas horas desde que llegué a la clínica, cuando el jefe de la Unidad me dice que llevo 14 días.

Puede ver: La milagrosa historia de recuperación de Paula Ágredo a un grave accidente en el cráneo

***

Acostado, moví los dedos de los pies y pensé: “estoy bien”. Pero cuando les digo a los enfermeros que me voy a parar de la cama, me advirtieron que debía esperar al fisioterapeuta. ¿Por qué?, pregunté. No entendía. El fisioterapeuta me pide que lo sujete del cuello, como abrazándolo, para ayudarme a levantar. Todo era tan extraño. Y cuando me levanto lo entendí: no podía sostenerme. No tenía fuerza ni estabilidad. Así estuve varios días. Caminaba dos metros y me asfixiaba. Entré en depresión.

Además, como uno se queda sin defensas, en la clínica me dio otro virus que atacó el nervio facial, es decir que tengo parálisis facial, y esa es la secuela que todavía padezco. Y una disfonía, producto de la intubación.

Aunque ya estoy trabajando en la emisora, la voz todavía no está al cien por ciento. Pero el apoyo de la cadena ha sido total. Néstor Morales, Ricardo Ospina, Camila Zuluaga, me dijeron que arrancara de nuevo y el trabajo me ha servido para despejar la mente, hace parte de la terapia.

Día por medio tengo cita en la clínica con un fisioterapeuta para recuperar la movilidad del rostro. El ejercicio consiste en hacer gestos, mascar chicle, y me colocan unas descargas de corriente en la parte paralizada para que los músculos tengan fuerza y, en el momento en que el nervio despierte, pueda mover mejor la cara.

También estoy caminando, así al principio me sintiera como una persona de 90 años y requiriera oxígeno. Con la enfermera fui dando pasitos, aprendiendo a caminar como un niño. Ahora monto bicicleta, voy al gimnasio, hago recorridos más largos, y siento menos el cansancio.

***

Yo he sido un hombre de fe, pero me he vuelto más espiritual, reflexivo. Uno se mete en una profesión como el periodismo, y copa un porcentaje de su tiempo que es superior a cualquier otro oficio. Se vuelve poco sociable. Siempre el trabajo por encima de la familia, de los amigos, entonces dije bueno, bajémosle a la intensidad. No significa que deje de trabajar, pero quiero dedicarle tiempo a las personas y a mí mismo. Lo que me enseñó esta crisis es que hay mucha gente que lo valora a uno, que lo quiere, que lo reconoce.

Cuando despierto en la UCI, me doy cuenta de que hay una movilización en la ciudad de amigos, de colegas, de personas que ni conozco, de oyentes, y cuando a uno le escriben los oyentes cosas como “te extrañamos”, es un bálsamo. Alguien me decía: “me levanto en las mañanas y lo primero que hago es encender el radio para escuchar qué vas a decir”. Me di cuenta de que hago parte de la cotidianidad de mucha gente y lo que viví me hizo reflexionar en que hay que darse tiempo para uno mismo y para los demás. Ahora quiero pasar más tiempo con mi hija.

También aprendí que en esta pandemia no se puede perder la fe. Hay médicos muy profesionales. Yo le debo la vida Dios y a los médicos. Hubo dos especialistas que se la jugaron por mí, el doctor Bautista y el doctor Aldana. Durante dos semanas lucharon por mi vida, y por eso uno entiende por qué los médicos despertaron tanta admiración en Europa y en todo el mundo, y es porque se están jugando la vida para salvar la de otros. Por eso a la gente que todavía no cree que existe este virus – esa es parte de la información que cubrimos a diario, las ‘covid rumbas’ y la irresponsabilidad de tantas personas – me gustaría decirle que lo que está en juego es la vida. No solo la propia, sino la de los demás.

El oficio de informar

"Tenía 19 ó 20 años cuando empecé a hacer cositas en emisoras como Colmundo siendo aún un estudiante.

También pasé por Noti 5, y de allí a los medios nacionales cuando Yamid Amat creó Radio Net. Era el corresponsal en Cali.

Después pasé al Noticiero Nacional. Todavía no existían los canales privados. Cuando llegó la televisión privada me fui para Caracol. Soy parte de los fundadores. También pasé por CM&, los fines de semana presenté el noticiero regional 90 minutos, hasta que llegué a Blu Radio, donde desde hace seis años soy el director en Cali".

AHORA EN Cali