ALCALDÍA DE CALI
"El estadio se abre cuando el América de garantías que no se llene de vándalos": Paredes
Juan Pablo Paredes, secretario de Seguridad y Justicia de Cali, habla de la estrategia para combatir la inseguridad en la ciudad. También explica que el estadio se reabrirá cuando hayan garantías.
Juan Pablo Paredes completa casi dos meses como secretario de Seguridad y Justicia en Cali. Y en este tiempo le ha tocado enfrentarse ya a varias crisis como las denuncias de hurtos en el Oeste de la ciudad y los problemas durante el Clásico América-Cali en el estadio Pascual Guerrero. El funcionario se refiere a las estrategias para combatir delitos como el hurto.
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¿Cuál es su radiografía de la situación en Cali en materia de seguridad?
Los problemas de seguridad son el resultado de unos conflictos sociales, de infraestructura, de ciudad como tal.
La solución no es de Policía, de ejércitos, sino de rehacer el tejido social de la ciudad y creo que en eso el Alcalde tiene el foco muy claro. Son soluciones de largo alcance, que vamos a empezar a disfrutar en un plazo de cinco a diez años.
Mi radiografía para ser muy franco no es muy positiva y eso no significa desde ningún punto de vista que no haya esperanza, pero la solución tiene que ser de carácter integral.
Una de las críticas a las diferentes administraciones es la falta de una política pública de seguridad que se sostenga, ¿Se está construyendo?
La política pública de seguridad la estamos trabajando. Está en sus primeras fases de diagnóstico.
El tema se ha vuelto un caballito de batalla de crítica al Gobierno de turno y en mi visión la política pública de seguridad es la documentación de una estrategia, no es más. A la gente le hemos vendido que si no hay política pública no hay seguridad.
Hay ciudades en el mundo que son exitosas en seguridad y vas a buscar un documento de política pública de seguridad y no existe, pero hay una estrategia. Eso es a lo que le estamos apuntando inicialmente. Lo que estamos haciendo es el diagnóstico, que entendamos lo que está pasando, saquemos indicadores de gestión y con ellos hacer una estrategia para abordar los problemas puntuales.
Y en qué está enfocando la estrategia, ¿cuáles son las acciones concretas?
Lo primero que estamos haciendo es conformar un grupo de gente experta que entiende la ciudad y sabe de seguridad. Diseñamos unos indicadores de gestión que sean apropiados, que sean robustos, para medirla. Aplicamos una cantidad de herramientas técnicas como, por ejemplo, el geoposicionamiento y la contextualización del delito.
En este momento tenemos una tendencia de crecimiento en el hurto a personas. Entonces, diseñamos planes concretos para mitigar esos problemas y de allí salen planes como el ‘Plan Atarraya’.
Pero, ¿qué diferencia tiene el 'Plan Atarraya' de las antiguas tomas a barrios?
El Plan Atarraya ataca la percepción de seguridad en términos de presencia de policías, guardas de tránsito. Está diseñado con una técnica que analiza milimétricamente el comportamiento del delito, entonces el enfoque es atacar el hurto principalmente, pero nos sirve para llevar institucionalidad a lugares donde sabemos tenemos vacíos de presencia de Estado en términos de seguridad.
No se trata solo de ir y tomarse un barrio por capricho del comandante de turno o porque en este momento nos conviene mostrar fuerza en cierto lugar. No son golpes de opinión. Lo que hay detrás es un análisis técnico, detallado de toda la delincuencia y delitos en ese sector.
¿Cual es la razón del aumento de los hurtos callejeros?
Se debe a múltiples factores: a un dinamismo de la misma actividad criminal, que al igual que la industria organizada busca diversificar sus ingresos. El comercio de celulares como tal ha venido creciendo, hay oferta y demanda en el mercado, entonces en ese sentido siempre habrá demanda y oferta de celulares ilegales.
¿Quiénes están detrás del robo a celulares?
La información que nos provee inteligencia es que estas son bandas organizadas que tienen canales de distribución y recolección de los celulares que también están organizados. Pero también hay un grupo que no es organizado y trabaja como si fuera un mercenario al menudeo, es decir que se los roban, van y saben dónde se los reciben.
La estrategia que tenía la Administración Municipal de implementar botones de pánico está estancada, ¿seguirá con ella?
Esta estrategia también tiene sus puntos débiles y están asociados a los costos de corresponsabilidad que el usuario debe asumir. Aquí quiero hacer un paréntesis.
La cultura caleña lastimosamente tiene un paradigma como muy enquistado y es el cómo me van a resolver el problema de seguridad.
Que venga el Gobierno y venga el Alcalde y me resuelva el problema de seguridad. Por eso cuando se habla de dar papaya, hace tanto ruido. Porque la gente no está acostumbrada en Cali al concepto de que la seguridad es un servicio público en el cual hay derechos pero también deberes. Y con ese tema de los deberes vamos al punto de los botones de pánico.
Los que han recibido los dispositivos pareciera no estar dispuestos a asumir un costo mínimo que creo que está por los 23.000 o 24.000 pesos. Esa estrategia hay que salvarla, revisarla, haciendo algunos ajustes.
Usted respalda lo que dice el Alcalde de no dar ‘papaya’ con un concepto técnico del triángulo del delito.
En Cali hay ausencia de solidaridad, la gente aquí no se apoya entre vecinos. Cuando está un vehículo y la gente está viendo un atraco nadie hace nada. Yo no estoy diciendo que la gente se vaya a tomar la justicia por su mano, lo que digo es que la apatía del ciudadano honrado favorece al delincuente única y exclusivamente. Entonces. ¿cómo puedo hacer yo para no dar papaya?, siendo solidario. Si yo veo algo que está pasando en la esquina llamo al 123. Listo, y si no me contestaron la primera vez, llamo e intento otra vez.
Lo segundo es observando medidas básicas de seguridad, yo veo gente en los semáforos con la ventana abierta hablando por su Iphone 7. Yo quisiera ver un día la ciudad en un estatus donde pudiera hacer eso, pero en este momento no estamos preparados.
Pero, la gente se pregunta por qué no puede estar segura en su ciudad y andar libremente por ella.
Justamente el ataque a esos puntos es nuestra estrategia. Lo que pasa es que resolver un problema de la noche a la mañana que viene creciendo por años, no se puede. La estrategia busca acertar en ese sentido.
Por eso debemos generar lazos de solidaridad entre la gente. Lo otro es rodear a la autoridad y comenzar por respetarla.
Qué le respondería a quienes dicen que “Cali da miedo”.
A mí la ciudad no me genera miedo, sino que es un reto que tenemos que resolver. La propuesta es que dejemos de ver el vaso medio vacío para verlo medio lleno. El círculo de pesimismo es vicioso y no virtuoso. Si logramos tener la solidaridad, el autocuidado, la conciencia situacional y rodear a nuestras autoridades, Cali no le debe dar miedo a nadie.
Algunas personas sienten miedo porque hay una realidad de la seguridad, en la que estamos fallando todavía. Nuestro producto no está maduro, pero el proceso de venta de la seguridad se ha politizado, se ha manipulado y eso hace que la percepción de la seguridad sea más grave que la seguridad misma. Por ejemplo, el caso de un atraco de cinco muchachos que bajan de Siloé y roban en el semáforo de la 1 con 42 lo he recibido por whatsapp unas cinco veces diciendo que acaba de suceder. La gente no filtra la información y de manera irresponsable masifica esos mensajes.
Se habla de las cifras de reducción de homicidios, pero sigue la percepción de inseguridad con los casos que se registran día a día...
Por supuesto que la gente se queda con la historia de su vecino, el robo de un familiar hace quince días y eso genera un impacto en la percepción de seguridad. Pero le puedo dar buenas noticias, ayer (21 de junio) tuvimos un día con cero homicidios en la ciudad y es el día número 13 con cero homicidios del año y a esta fecha, el año pasado, teníamos solamente cinco o seis días sin homicidios. Pero, ¿cómo se empieza a resolver el problema de la percepción de seguridad?, siendo efectivo con la comunicación y el concurso de los medios porque lastimosamente mi impresión es que a veces las noticias malas son las que venden.
Este año continúa la reducción de homicidios y han logrado que los casos bajen en el Distrito de Aguablanca, que es la zona de la ciudad más afectada por estos casos, ¿cuál ha sido la estrategia?
Se debe a todo el esfuerzo social, de generación de oportunidades de la Alcaldía, más un trabajo articulado de seguridad. En estos últimos dos años se han desmantelado una gran cantidad de bandas delincuenciales. Estamos trabajando de forma articulada con todas las agencias de seguridad. Aunque en ciertos círculos no lo ven y levantan la mano a pedir militarización de la ciudad.
Esta semana en el Concejo se pedía que militares estuvieran en los anillos perimetrales del estadio y que incluso estuvieran en la entrada de este. ¿Se va a estudiar?
Eso no va a suceder. Cuando hay un partido vemos a Cali como un todo y hay anillos alrededor del estadio, pero no todos están a dos cuadras, los hay en toda la ciudad. En el estadio está la fuerza mejor entrenada para seguridad ciudadana que es la Policía y es a esta a quien le compete esa misión. Pero en otros sectores como la ladera o cerca al río Cauca hay un trabajo articulado entre Policía, Ejército y Fuerza Aérea. Un soldado no es el indicado para realizar el control de multitudes.
¿Cuándo se reabre el estadio a todo el público?
Las restricciones que hay puestas por el señor Alcalde se mantienen hasta que el grupo interesado en usar el estadio, no solo para fútbol, sino para cualquier espectáculo masivo, presente a la Administración un plan de seguridad, que nos de garantías de que no se vaya a llenar de vándalos.
El América ha sido muy juicioso en presentar una propuesta muy sólida. Ya lo presentó en el papel, le sugerimos unos ajustes. Hicimos un piloto en la entrada Nororiental que funcionó relativamente bien. El miércoles hablamos de nuevo con las directivas del América y apenas esos ajustes nos den las garantías reabriremos de manera gradual las puertas del estadio al público. Primero probaremos que sea exitoso en Oriental y Occidental para luego pensar en las tribunas populares.
¿La Ley seca se va a seguir aplicando para eventos especiales?
La ley seca es una medida extrema que nosotros hemos tomado de forma cuidadosa y con un riesgo calculado. No es un capricho. Es una medida de choque, que puede impactar negativamente ciertos sectores de la economía, pero impacta favorablemente el bien más preciado, que es la vida.
Está comprobado que la ingesta de licor afecta el comportamiento de las personas, incrementando su comportamiento agresivo y más cuando están en masa.
Perfil del Secretario de Seguridad y Justicia de Cali
Ingeniero Industrial de la Universidad Javeriana, especialista en administración de la seguridad de la Universidad Nueva Granada y de altos estudios de gestión de seguridad de la Universidad Georgetown, Washington D.C.
Ha desempeñado cargos en empresas multinacionales como ingeniero de campo, planeador de logística y desde hace quince años como jefe de seguridad.
Sus trabajos de seguridad y gestión de riesgo corporativo lo ha llevado a radicarse en Estados Unidos, México, Indonesia, Venezuela y Curazao.