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La Comuna 22, un jardín que se llenó de 'espinas'

Las inundaciones de la semana pasada son solo uno de sus muchos problemas. Estas son las posibles salidas que se contemplan.

2 de abril de 2017 Por: Elpais.com.co
La falta de andenes pone en peligro a los peatones. Hay sectores donde están ocupados por mesas de restaurantes. | Foto: Jorge Orozco / El País

El asunto es más o menos así: la Comuna 22, exactamente el barrio Ciudad Jardín, fue ideado y construido con un plan muy distinto al de hoy. Se pensó para que fuera una zona con casas con lotes de entre 2000 y 5000 metros cuadrados, y en las que las aguas lluvias se manejaran a través de cauces naturales; las residuales, con pozos sépticos.

De hecho en el POT, hasta 2014, la Comuna 22 era considerada como zona rural. A partir de ese año el asunto cambió y empezó a ser considerada semirrural y urbana. Pero sin tener la infraestructura para ello.

“Haber pasado de área rural, a semirrural y luego a urbana sin adecuar la zona con una completa infraestructura, fue un despropósito”, dice Hugo Salazar, presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, Acodal y líder cívico del sector.

Eso explica entonces por qué hoy en la Comuna 22 no hay alcantarillado pluvial, que es el que lleva las aguas lluvias desde las viviendas hasta los ríos o quebradas. Tampoco hay alcantarillado sanitario, que lleva las aguas residuales hasta la Ptar. Y ese es uno de los principales problemas de la zona. De hecho, en parte por esta situación, se presentaron las inundaciones de la semana pasada.

Carlos Gallego, director de Aguas Residuales y Saneamiento Básico de Emcali, lo resume así: “Como aumentó considerablemente la densidad de población en la Comuna, y el uso del suelo, no hay cama para tanta gente. Se necesita un nuevo alcantarillado”.

Precisamente, Emcali viene estudiando algunas alternativas para solucionar el tema del manejo de las aguas lluvias y residuales.

Emilio Corrales, jefe de Ingeniería de Acueducto y Alcantarillado, explicó que se están planeando estudios “que nos permitan adelantar unos diseños específicos de obras, todo soportado a su vez en un estudio macro que contrató el Dagma con la Universidad Icesi”.

Es decir que de momento, lo del alcantarillado pluvial para la Comuna 22 debe esperar algunos años porque entre otras cosas, además de los estudios para adelantar las obras, también se deben solucionar problemas de predios. “Hay trabajos que se tendrían que realizar en terrenos que hoy son de privados”.

Otra de las propuestas para disminuir los riesgos de inundaciones es incrementar los controles a las derivaciones de los ríos, en especial el Pance. “Controlar los caudales de estas derivaciones a través de embalses. Algunos ya se han construido”, explica Corrales.

La inundación de la semana anterior también se debió a que una quebrada cercana al callejón de las Chuchas que había sido desviada de su cauce natural, se taponó, y por supuesto, el agua se salió por las calles convirtiéndolas en arroyos.

Mejora la seguridad

Por fortuna, hay noticias buenas para la Comuna 22. Los continuos robos a las residencias que se venían presentando se han reducido ostensiblemente. Lo reconocen habitantes de la zona como Martha Atehortúa, el vicepresidente de la JAC, Óscar Ulloa, y las estadísticas de la Policía. Según esos números, el hurto a residencias bajó en un 50 %, el de motos un 13 %, las lesiones personales un 61 %. Además, la 22 es la comuna donde menos se cometen asesinatos.

“Tenemos varios frentes para garantizar la seguridad. Por ejemplo, hacemos operativos contantes por las vías principales que son las que conectan a Cali con Puerto Tejada y el norte del Cauca. Allí se han dado resultados en la incautación de droga, sobre todo marihuana. En el último mes llevamos casi dos toneladas incautadas. También seguimos con los patrullajes por los corredores viales principales para prevenir el hurto a residencias, que era lo que más nos estaba afectando. Y tenemos unos vehículos para desarrollar el Plan Visibilidad: ubicamos los carros en puntos estratégicos para disuadir el hurto en todas sus modalidades. También contamos con un grupo de agentes con armas largas que patrullan en la noche, especialmente en las zonas semirrurales de la Comuna”, dice el teniente coronel Óscar Andrés Lamprea, del Distrito 3.

La comunidad en todo caso pide más atención a los parques, pero, sobre todo, que se mantengan a los comandantes. “Es como una empresa: si se cambia el gerente cada año no progresa. Necesitamos continuidad”, dice Luis Fernando Yanguas, residente de la zona.

El eterno problema del tráfico

Lo del alcantarillado es apenas una de las necesidades de la Comuna. Hay sectores donde no hay acueducto. Y pese al gran auge comercial y gastronómico, las calles siguen en mal estado y encima, no hay parqueaderos. O por lo menos, no los suficientes. Tampoco hay andenes. Incluso, hay zonas donde los restaurantes han ocupado los andenes con mesas decoradas con velas - muy agradable a la vista por supuesto - pero el peatón irremediablemente debe exponer su vida en las vías.

“Otro de los problemas que hemos detectado es que hay árboles a los que no se les ha he hecho mantenimiento. En días de lluvias fuertes se caen las ramas y los mismos árboles, lo que, además de generar caos vial, pone en riesgo a la gente”, dice Martha Atehortúa, habitante de la comuna.

Martha, sin embargo, reconoce que tras las últimas medidas que ha tomado la Secretaría de Movilidad como el cambio en el horario del pico y placa, el tráfico, otro de los grandes ‘dolores’ del Sur, ha mejorado.

“Estamos focalizando estrategias. Por ejemplo: nos hemos dado cuenta de que uno de los grandes problemas es la accidentalidad en el Sur. Cuando ocurren los accidentes colapsan las vías. Por ello ubicamos grúas en la zona para reducir los tiempos de respuesta. También incrementamos el número de agentes en la Comuna 22, lo que ha aliviado los inconvenientes que se venían presentando”, dice Juan Carlos Orobio, secretario de Movilidad.

Los viernes en la noche y los sábados son, últimamente, los días más críticos. Esto se debe a los alumnos de las universidades, que estudian de noche los viernes, y hasta el mediodía los sábados. Y claro, a la actividad nocturna en la Comuna, hoy zona gastronómica de Cali. El 80 % del tráfico en Ciudad Jardín es emergente, es decir, que es de personas que no son del barrio.

“Esto ya está detectado y por ello los sábados vamos a aumentar el número de agentes para tratar de mitigar el impacto del tráfico el fin de semana. Por el momento no contemplamos el pico y placa sectorizado”, dice Orobio.

Se trata, claro, de medidas de contingencia. A corto y mediano plazo la Secretaría de Infraestructura viene trabajando en otras alternativas para sacar el tráfico de la Comuna 22.

Se trata de tres grandes obras: la prolongación de la Avenida Ciudad de Cali, para empezar. En diciembre de este año, calcula el secretario Gustavo Adolfo Jaramillo, deberán entregarse las trabajos entre las carreras 50 y 80. Entre otras cosas se harán dos puentes sobre el canal CVC–Sur, una doble calzada de 900 metros lineales y dos puentes más sobre el río Meléndez.

Con ello se podrá llegar desde el norte por la Ciudad de Cali hasta La 14 del Valle del Lili, sin necesidad de tomar la Avenida Simón Bolívar, zona de influencia de la Comuna 22. Si todo sale como está previsto, en 2019 se podrá llegar hasta la Universidad Autónoma, lo que evitaría tener que pasar por Ciudad Jardín.

La segunda obra es la ampliación de la vía Cali Jamundí con un carril más y conectarla a su vez con la Ciudad de Cali. Y la última gran obra es la prolongación de la Avenida Circunvalar entre Carreras 80 y 122.

Las otras salidas

El vicepresidente de la JAC de La María, Óscar Ulloa, asegura que para solucionar los diversos problemas de la Comuna 22 se debe primero revisar el POT de 2014, que la Comuna vuelva a ser considerada rural – con ello no se podrían construir edificios altos – y además, la JAC solicita que, mientras no se tenga toda la infraestructura necesaria, el alcantarillado pluvial y de aguas residuales, “se suspendan las construcciones que se vienen desarrollando en el sector”.

Porque, interviene Luis Fernando Yanguas, el problema no es que crezca Cali hacia el sur, sino que crezca sin la infraestructura que exige ese crecimiento. Yanguas justamente plantea otra solución: “Puede parecer una idea salida de los cabellos, pero si se analiza no lo es tanto: Cali debería implementar las vicealcaldías. El sur es muy grande y esa sería una manera de gestionar de forma eficiente las soluciones que requiere cada zona”.

¿Modificar el POT?

Otra de las peticiones que vienen haciendo varios líderes es la revisión del POT, para que la Comuna 22 vuelva a ser considerada como zona rural, lo que evitaría la construcción en la zona de los edificios altos (de hasta 12 pisos) que se están levantando.

“El POT del año 2014, a pesar de todas las advertencias y análisis que se hicieron, subió la edificabilidad de la Comuna 22, rompiendo la estructura normativa de zona de conservación. Pienso que el Concejo no estudió a profundidad los temas, pues para el POT tuvieron 90 días, cuando el estudio en Planeación Municipal duró 5 años”, dice el ingeniero Hugo Salazar.

En ese mismo sentido, la JAC argumenta que la Comuna 22 no debe cambiar su vocación ambiental.

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