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¿Por qué murieron los dos pumas que el Dagma le quitó a Villa Lorena?
Los animales silvestres incautados por las autoridades sufren un calvario tan grande como el que padecen con los traficantes de fauna.
El pasado 4 de septiembre se conoció la noticia de la muerte, al parecer por una electrocución, de dos pumas que se encontraban bajo responsabilidad del Dagma y de la Fundación Paz Animal en el ‘hogar de paso’ para animales silvestres del municipio.
Como se supo, los pumas, llamados Luis y Santiago, habían sido incautados del refugio animal Villa Lorena, en donde habían estado durante los últimos once años.
Según explicó el Dagma, aquella incautación se realizó porque Villa Lorena actualmente se encuentra en un proceso de cierre debido a que no cumple con las condiciones necesarias establecidas por la ley para ser un centro de atención de animales silvestres.
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A pesar de eso, los pumas habían vivido durante 11 años en Villa Lorena mientras que en el ‘hogar de paso’ del Dagma murieron en lo que habría sido una electrocución, en medio de labores de adecuación de algunas jaulas.
¿Debieron los pumas permanecer en Villa Lorena? ¿Está el hogar de paso del Dagma en condiciones para albergar fauna silvestre?
Hasta agosto de este año, según las cifras del Dagma, autoridad ambiental del municipio, en la ciudad fueron decomisados de manos de traficantes 1089 animales silvestres entre aves, reptiles, mamíferos, moluscos, etc. Cada uno de ellos fue llevado al único lugar oficial y legalmente constituido para este tipo de animales, el ‘hogar de paso’ del Dagma, que se encuentra en el Vivero Municipal, es operado por la Fundación Paz Animal y tiene actualmente 489 animales, pues 600 ya fueron liberados.
Además de ese lugar, para el cuidado de fauna silvestre decomisada en Cali se cuenta con la Fundación El Refugio y Villa Lorena, que son organizaciones privadas. Ambas, sin embargo, son técnicamente ilegales.
Según explica Andrés Posada, encargado de Flora y Fauna del Dagma, la resolución 2064 de 2010 del Ministerio de Ambiente sostiene que, en principio, cualquier refugio para animales silvestres debe estar por fuera del perímetro urbano.
Villa Lorena es un refugio para animales silvestres y domésticos creado en 1994 para recibir a los animales maltratados en circos, zoológicos o por parte de traficantes.
Tanto Villa Lorena como Fundación El Refugio están dentro de la ciudad: uno en el barrio Floralia y el otro en el barrio El Refugio. Las diferencias entre uno y otro, sin embargo, son notorias: el Dagma ha comprobado, según cuenta Posada, que la Fundación El Refugio cumple con los requisitos de alimentación y condiciones de vida de los animales y que, de hecho, está en proceso de cambiar de terreno y de legalizarse.
Por otro lado en Villa Lorena, donde hay 206 animales entre tigres, leones, pumas, mandriles, etc., los animales no tienen una dieta adecuada y no cuentan con veterinarios o zootecnistas como lo indica la ley, dice Posada.
En diciembre de 2013 el Dagma realizó una inspección al refugio y encontró, según indicó la entonces directora de la entidad, Martha Cecilia Landazábal, “que las condiciones no eran las óptimas. Por ejemplo, detectamos procesos infecciosos, condiciones de estrés, inadecuada disposición de alimentos e inadecuados sitios de refugio para protegerse de la lluvia o del sol, además de falta de elementos como cuerdas, troncos y hamacas, para el esparcimiento de los animales”.
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La gran paradoja, sin embargo, es que muchos de los animales que se encuentran en Villa Lorena, rescatados de circos, zoológicos o de traficantes, están allí porque el mismo Dagma en algún momento los llevó, como explica María Eugenia Gutiérrez, administradora del refugio.
Entonces, ¿por qué el Dagma llevó animales silvestres decomisados a un lugar que desde 2013 está en un proceso de cierre?
Andrés Posada, encargado de Fauna y Flora de esa entidad, explica que el último registro que se tiene de entrega de animales a Villa Lorena es de 2011. Esto se daba, aclara, porque el Municipio no contaba con un lugar para recibir los animales silvestres decomisados o recuperados por las autoridades y la Fundación Villa Lorena cumplía con los requisitos.
Sin embargo, la resolución 2064 de 2010 del Ministerio de Ambiente, modificó todas las normas y, por otro lado, “lo que se ha observado en Villa Lorena es que poco a poco han venido dejando decaer las condiciones del lugar, además del hecho de que el refugio esté en grave riesgo de inundación, se haya inundado en varias ocasiones y esté en una zona que debe ser desalojada, en el jarillón del río Cauca”.
Ahora mismo el refugio se encuentra en un proceso de cierre que está detenido por un recurso legal interpuesto por su representante.
Si el recurso se falla en su contra, entonces los animales silvestres que están en el lugar, que serían un 70 % del total de los 206 que tiene, irían al hogar de paso del Dagma, en donde murieron los dos pumas. No se puede hacer otra cosa. En Cali no hay otro lugar oficial al cual llevarlos.
Liliana Ossa es la directora de la Fundación Paz Animal, entidad con la que el Dagma realizó hace ocho meses un convenio para la operación de su ‘hogar de paso’ de animales silvestres.
Para la Liliana, la muerte de los dos pumas el pasado 4 de septiembre en el ‘hogar de paso’ fue un accidente que, de un lado, revela las difíciles condiciones de los animales silvestres decomisados en la ciudad y, por otro, llama la atención a las autoridades sobre el grave problema del tráfico ilegal de fauna silvestre en el Valle.
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El pasado jueves la Contraloría emitió un comunicado en el que afirmaba que la muerte de los felinos se estaba investigando, pero que una inspección al ‘hogar de paso’ por esa entidad comprobó que el Dagma “no cuenta con protocolos técnicos para el manejo y operación del Hogar de Paso, ni con fichas de ingreso de cada especie, ni espacios adecuados y el saneamiento requerido para el manejo y tratamiento de las diferentes especies llevadas al mismo”.
Ante este pronunciamiento, Ossa sostiene que el único lugar en el que un animal silvestre está en condiciones adecuadas es la selva y que, por tanto, no hay forma de determinar qué espacio es el apropiado.
“Sin embargo, lo que sí hay que decir es que el ‘hogar de paso’ del Dagma es muy pequeño para recibir a todos los animales que son recuperados de manos de los traficantes. No entiendo de dónde la Contraloría dice que el ‘hogar’ no cuenta con fichas de ingresos de cada animal, si nosotros tenemos la historia clínica de todo lo que nos llega. Aquí lo único que cabe decir es que en Colombia todos los hogares de esta naturaleza están en crisis por una razón sencilla, y es que el número de animales que se recuperan de los traficantes es desmesurado”, dice Ossa.
La directora de Paz Animal sostiene, además, que dentro del convenio establecido con el Dagma para el manejo del ‘hogar de paso’, su Fundación ha aportado $130 millones representados en alimentación, congeladores, vehículos, habitáculos y personal médico para atender a los animales.
“Por eso nosotros podemos garantizar que todos los animales del hogar están en buenas condiciones de salud y están siendo atendidos por el personal idóneo. Sin embargo, tengo que insistir en que el hogar es muy pequeño para tanta fauna”, concluye.
El ‘hogar de paso’ para animales silvestres del Dagma fue abierto en 2014 como una medida transitoria para dejar de llevar los animales incautados al Zoológico de la ciudad o al Centro de Atención para Fauna Silvestre San Emigdio, que está en Palmira y que pertenece a la CVC.
A la vez que se tomó la medida de crear el ‘hogar de paso’, la entonces directora del Dagma, Martha Landazábal, anunció la creación de un Centro de Atención a Fauna Silvestre, Cafv, para Cali, que se ubicaría en la vía a Cristo Rey y el cual sería el lugar oficial para los animales silvestres recuperados o incautados por las autoridades.
Ese Cafv hasta ahora no se ha construido y eso explica por qué el ‘hogar de paso’ del Dagma, que fue concebido como una medida transitoria y que no cumple con las normativas de la resolución 2064, sigue prestando sus servicios.
El País intentó contactar a la directora del Dagma para preguntarle sobre la muerte de los dos pumas en el ‘hogar de paso’ que está bajo su responsabilidad, sobre la situación del lugar y el futuro de los animales que siguen en él. A través de su oficina de comunicaciones la funcionaria dejó saber que no se pronunciará respecto al tema hasta que las investigaciones que lleva a cabo la Contraloría arrojen sus conclusiones.
Lo que se sabe es que, por ahora, los animales que están en el ‘hogar de paso’ no tienen otro lugar al cual acudir.
El flagelo del tráfico ilegal
El ‘hogar de paso’ del Dagma está concebido como un sitio transitorio en el cual se espera que los animales tengan un proceso de recuperación general y luego puedan ser liberados en sus hábitats naturales.
Este año, según datos del Dagma, han sido liberados más de 600 animales.
Los animales que sufren en mayor medida el tráfico ilegal son las aves, muchas de las cuales son vendidas con destino a mercados negros de Asia.