¿Vargas Lleras o Uribe? Así será la pelea por los votos de la derecha

Aún faltan siete meses para las elecciones en las que se elegirá al próximo Presidente de Colombia, pero desde hace más de un año arrancó la campaña. Al menos de forma extraoficial.

Ocurrió justo con el resultado del Plebiscito por la Paz, con el que el Gobierno buscaba refrendar los acuerdos para la terminación del conflicto logrado con la guerrilla de las Farc. Ese 2 de octubre —para muchos— revivió la ‘derecha’ que había quedado minimizada tras la reelección de Juan Manuel Santos con su apoyo ‘multipolítico’.

Con el triunfo del No, esos 6.424.385 votos fueron reclamados por el uribismo, aunque no solo el Centro Democrático lideró la campaña. También pesó el trabajo de la exministra Marta Lucía Ramírez, del exprocurador General Alejandro Ordóñez, del expresidente Andrés Pastrana y de otros sectores como las iglesias cristianas.

Hoy, doce meses después, sigue sin haber claridad sobre quiénes serán los políticos que luchen en las urnas por el respaldo ciudadano que se mueve entre la derecha, la centro derecha y la extrema derecha política colombiana.

Pese a que hay nueve aspirantes en ese espectro, el único que hasta ahora tiene el rótulo seguro es el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien a pesar de tener partido propio (Cambio Radical) y toda una estructura electoral, decidió recoger firmas para obtener el respaldo ciudadano.

Incluso, el pasado viernes su comité promotor entregó dos millones de firmas que recogió en tan solo seis semanas. Y anunció que su meta es presentar cuatro millones en diciembre.

Las últimas encuestas realizadas no lo dejan en una posición determinante ni consolidada, pero así también ocurre con los presidenciables del Centro Democrático y la exministra Ramírez. Los analistas políticos coinciden en que falta mucho para que alguien saque una ventaja concluyente. Sin embargo, hacen conjeturas sobre quién podría quedarse con los votos de la derecha.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales es el 27 de mayo. En caso de no resultar elegido el presidente en esa jornada, la segunda vuelta sería el 16 junio.

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De las más de doce millones de personas que salieron a votar en el plebiscito, el 50,23 % lo hizo por el No. Pero Diego Cediel, experto en política de la Universidad de La Sabana, dice que es un error atribuirle los casi siete millones de votos al uribismo. De ellos, pueden ser tal vez tres millones, asegura.

Justamente, los mismos que sacó Óscar Iván Zuluaga en primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2014 (3.759.971). Los otros, indica el experto, son de Marta Lucía Ramírez (2 millones) y de Alejandro Ordóñez. Agrega que esos votos, necesariamente no son de un partido porque “mucha gente que nunca vota por candidatos salió a votar en contra de lo que se había negociado en La Habana”.

Una opinión similar tiene Juan Pablo Milanese, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi, de Cali, quien sostiene que el del plebiscito fue un voto relativamente espontáneo: “En la segunda vuelta, los líderes tienen muchos más incentivos para mover maquinarias. No obstante, existe una correlación en cómo la gente votó. En el plebiscito la abstención fue del 60 %, en las pasadas elecciones regionales fue de 40 %. Votó mucha más gente porque cuando las maquinarias se movilizan, cambian los comportamientos electorales”.
Además —agrega— en una elección presidencial a la gente no la movilizan en primera, sino en segunda vuelta.

Pero José Obdulio Gaviria, senador e ideólogo del Centro Democrático, dice que esas son observaciones “simplicistas”. “Aquí estamos hablando de corrientes de pensamientos, de apreciación de las cosas por parte de una población. Si usted recorre el país encontrará que la única fuerza orgánica es el Centro Democrático y particularmente el liderazgo del presidente Uribe. Eso es lo que mueve”.

Sin embargo, Vicente Torrijos, experto en política de la Universidad del Rosario, dice que lo que ocurrió con el plebiscito está relacionado con “un sentimiento muy amplio para restringirlo solo al Centro Democrático”.

Incluso, sostiene que el expresidente lo sabe y por eso ha propuesto que el candidato de su partido se someta a una consulta con los otros sectores que tienen coincidencias ideológicas con el uribismo.

En ese segmento también hay un sector importante de las iglesias cristianas. Y en este caso no hay una certeza a quién le entregarán su voto.

Milanese indica que, sin duda, este sector será decisivo, tal como ocurrió en el plebiscito. “En principio está relativamente claro a quiénes no votarían, pero no creo que vayan a votar todos por el mismo candidato”. Aunque para Torrijos ese espectro electoral estará inclinado a las posiciones que plantea el exprocurador Alejandro Ordóñez.

Los expertos políticos insisten en que es temprano para hablar de posicionamientos políticos cuando todavía no hay definidos candidatos.
Juan Pablo Milanese es uno de los que cree que todo se decantará para la segunda vuelta presidencial, porque en este momento hay muchos giros en la campaña y en las alianzas y “nadie tiene la fuerza para ganar en la primera vuelta”.

Dice que los precandidatos están concentrados en ver quién pasa en la primera vuelta, mientras los escenarios van cambiando drásticamente. Sin embargo, coincide con los otros expertos en que la lucha final podría estar entre el candidato del uribismo y el exvicepresidente.

Según ellos, el panorama podría verse así: Para Diego Cediel, “quien maneja la chequera, maneja la agenda política”. Ahí se marcará la diferencia. Pero agrega que la magnitud de la pelea que tendrá que dar Vargas Lleras dependerá del candidato del uribismo. Si es Iván Duque, los votos de la derecha podrían dividirse porque a Duque lo ven como “el ala liberal” del Centro Democrático por “haber coqueteado con ciertas posturas, no solo ideologías sino legislativas en cuestiones morales como el matrimonio homosexual y la adopción igualitaria. Es esa derecha la que no lo ve con buenos ojos, porque siente que está más cerca del liberalismo y de las políticas de Santos”.

Entre tanto, Rafael Nieto es considerado el que mejor encarna lo que piensa Uribe, tiene una alta preparación académica y la experiencia de haber pasado por distintos niveles de la administración pública.

Para Vicente Torrijos, la aparición del exvicepresidente Vargas Lleras en este bloque político amplía el espectro con votos que no serán únicamente de la derecha radical.

Según él, muchos santistas “desencantados” ven en Vargas Lleras la mejor opción para reestructurar la situación política nacional. No en vano uno de los primeros en saltar del barco del Partido de la U fue el senador Mauricio Lizcano, para apersonarse de la recolección de firmas del jefe de Cambio Radical.

“En esa posición hoy se concentran miles de personas que votaron en su momento por Santos”, dice el politólogo que agrega que no cree que Vargas Lleras le “arrebate” votos al uribismo o a Alejandro Ordóñez.
A su juicio, los que resultarán damnificados serán el candidato del liberalismo y las aspiraciones congresionales de la U. “Eso va a dejar esquelético a Humberto De la Calle”, quien en teoría debería ser el dueño de ese respaldo.

A diferencia de los otros analistas, Torrijos sostiene que la derecha buscará en primera vuelta consolidarse para evitar que ocurra lo de 2014, cuando diferentes fuerzas políticas se unieron para sacar adelante la reelección de Juan Manuel Santos.

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