Entérese de cuánto le cuestan las elecciones a los colombianos
Con el presupuesto que se destinó para las elecciones del Congreso y la primera vuelta presidencial se podrían construir 6800 viviendas.
Con el presupuesto que se destinó para las elecciones del Congreso y la primera vuelta presidencial se podrían construir 6800 viviendas.
Votar en Colombia, un derecho democrático consagrado en la Constitución Nacional, le sale cada cuatro años más caro al aparato estatal. Y peor, con una abstención superior al 50 % como ocurrió en los recientes comicios para Congreso, ya que buena parte de los recursos destinados a la organización electoral, se gastan infructuosamente.El proceso electoral del 2014, le cuesta al Presupuesto de la Nación $569.000 millones, es decir, $337.000 millones más que lo invertido en 2010.Tal flujo de recursos públicos equivale a media reforma tributaria, o al dinero necesario para construir 1300o viviendas gratuitas de las que viene entregando el actual Gobierno. Los $569.000 millones permitieron organizar la reciente elección de 102 senadores y 167 representantes a la Cámara y la consulta del Partido Verde. Y ahora se alistan las elecciones presidenciales del 25 de mayo. Esa misma partida incluye la primera vuelta. Todo ese esfuerzo del pasado 9 de marzo demandó la impresión de 102 millones de tarjetones a pesar de que hay 32,8 millones de ciudadanos habilitados para votar más toda la organización logística, operación de sistemas informáticos, papelería, movilización de 13.000 funcionarios y el montaje de 97.864 mesas. A eso se añaden $50.000 millones que vale la instalación de equipos de biometría, que son lectores ópticos para la identificación de huellas digitales de los votantes en cada mesa. Esas finanzas incluyen $232.000 millones que le corresponden a la firma Disproel, que ganó la licitación para la organización logística de los recientes comicios para el Congreso. Ese el costo económico de la democracia, y en eso el Gobierno no puede ahorrar mucho, pero valdría la pena revisar dónde se pueden eliminar algunos sobrecostos, y ante todo, buscar a través de mucha pedagogía ciudadana y política, la forma de rebajar la abstención para que cualquier proceso electoral no afecte tanto las finanzas públicas, señala el politólogo y profesor bogotano Diego Cediel. Dentro del presupuesto para el 2014 se deduce que los 2386 candidatos que aspiraron a Senado y Cámara, lo mismo que al Parlamento Andino le significaron al fisco una erogación promedio de $240 millones por cada uno. Y aún falta el pago por reposición de sufragios a cada uno de los candidatos ganadores que superaron un umbral estimado del 3 % sobre el total de los votos válidos. Ese pago, aún no definido en valor, podría ser de unos $4000 por voto.Todo ese gasto enfocado en candidatos y en 32.835.856 potenciales votantes le representa al erario unos $17.700 por sufragio emitido o no, mientras en Europa y otros países latinos ese valor no supera los $9000. Un elevado costo fiscal, si se tiene en cuenta que para la escogencia de los nuevos congresistas votaron 14,3 millones de colombianos y dejaron de hacerlo 18,5 millones. Según Cediel más allá de las razones de los ciudadanos, que mediante una alta abstención buscan castigar a la clase política o simplemente son indiferentes, lo importante es concientizar más a las comunidades sobre la importancia de votar, a fin de que el esfuerzo económico que se hace en la organización electoral, se justifique plenamente.Alberto Naranjo, director del Programa de Economía y Finanzas de la Universidad de la Sabana, considera que los gastos electorales, altos o no, son parte de una democracia como la nuestra, aunque se requiere de cambios estructurales en el sistema político, la educación y la justicia para que se fortalezcan las instituciones desde lo social y lo económico.Frente a los costos y la baja participación ciudadana, el propio registrador Carlos Ariel Sánchez, admite que si la abstención del pasado 9 de marzo fue de un 50 %, eso nos lleva a suponer que la misma le costó al país unos $25.000 millones, ya que en la elaboración de las tarjetas electorales se invirtieron $50.000 millones. El material no utilizado o sobrante debe destruirse, ya que la ley obliga a imprimir una cifra mayor de tarjetas respecto al censo de votantes. Un sacrificio millonario que asume la democracia, así no voten todos sus ciudadanos.Los comicios localesCada vez que un gobernador o un alcalde es destituido, organizar nuevas elecciones es costoso. Así ocurrió años atrás en el Valle tras la insubsistencia de los ex gobernadores Juan Carlos Abadía y Héctor Fabio Useche, y la eleccíón de Ubéimar Delgado.Según el registrador Carlos Ariel Sánchez, en los últimos 9 años se han celebrado 41 elecciones de este tipo en el país al declararse la nulidad de los comicios, y otras 33 por la destitución de mandatarios regionales.