ECONOMÍA
"Lo peor ya pasó para la economía colombiana": Ministro de Hacienda
Mauricio Cárdenas dice que pese al frenazo del 2016 es un “optimista realista”. Sin la reforma tributaria el país estaría hoy atascado.
Muchos cuestionan el desbordado optimismo del Gobierno para este año luego de que la economía se desacelerara en 2016 y creciera solo 2% uno de los más bajos registros de la última década.
Sin embargo, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, recalca que lo peor de la crisis, que estuvo causada por el desplome de los precios del petróleo, el fenómeno del Niño y el paro camionero, ya pasó, y por eso se declara “un optimista realista”.
Admite que todavía hay nubarrones que enfrentar, tras considerar que el fortalecimiento de la clase media en Colombia es fundamental para impulsar el crecimiento económico. Y a renglón seguido anota que el escándalo de corrupción de Odebrecht no afectará el desempeño del Producto Interno Bruto, PIB.
Durante el 2016 la economía tuvo un frenazo al crecer solo 2% y hay muchos colombianos que son pesimistas sobre lo que vendrá para el 2017.
¿Porqué su mensaje del optimismo realista cuando las cosas aún no andan bien?
La frase del optimismo realista la tomé de Jorge Mario Velásquez, presidente del Grupo Argos, quien profesa ese credo. Yo también me convertí de inmediato a ese credo porque refleja muy bien la forma como pienso y veo al país. Hay que ser optimista, pero también realista y tener los pies sobre la tierra.
Tuvimos una etapa difícil, y no hay que negarlo porque fue a raíz de la caída de los precios internacionales del petróleo. Y es un golpe que Fedesarrollo ha dicho que fue similar al que tuvo Colombia en la Guerra de los Mil Días y en la Gran Depresión de los años 30 en términos de la caída de las exportaciones. Pero el país lo asimiló sorprendentemente bien porque no caímos en una recesión. Eso nos debe llenar de ánimo y confianza de que somos capaces de acomodarnos a un fenómeno difícil como fue este del petróleo, pero salimos adelante.
Pero no cree que todavía hay muchos nubarrones...
No tengo la más mínima duda de que lo peor ya pasó, y que tal vez el daño más duro ocurrió en el 2016, porque no solo fue por el petróleo sino que se juntaron el fenómeno del Niño y el paro camionero, lo mismo que la incertidumbre sobre la paz y la reforma tributaria. Por eso soy optimista con realismo. ¿Cuál es el realismo?, que el año 2017 será mejor y de más crecimiento (2,5%), pero todavía no estamos en plena forma. Todavía no vamos a tener el crecimiento ideal y óptimo al que podemos aspirar, y que es del 4,5%. Este año no vamos a llegar al 4,5%, pero si mejor que el año pasado.
Luego de dos meses de vigencia de la reforma tributaria todavía a muchos sectores no les suena la idea de esos cambios porque la economía no estuvo bien durante el 2016. ¿Realmente se justificaba esa reforma?
Sin la reforma tributaria estaríamos todavía atascados y en problemas. Sin ella, no se habría despejado el panorama fiscal de Colombia, habríamos perdido la calificación triple B (a la deuda) y eso nos estaría ahora generando dificultades en términos del precio del dólar y las tasas de interés. De manera, que afortunadamente, aunque sé que es un sacrificio grande para todos, logramos sacarla adelante.
El escándalo de corrupción de Odebrecht ha generado un gran ruido en el país, y hasta se afirma que podría empañar el desempeño económico este año. ¿Usted ve amenazado ese futuro crecimiento, aunque afuera todavía nos ven positivamente por lo de la paz?
El escándalo de Odebrecht es el problema de una sola empresa, una multinacional del soborno, que aplicó una fórmula delincuencial, no solo en Colombia sino prácticamente en todos los países donde operaba. Afortunadamente para Colombia la presencia de Odebrecht es marginal.
Si uno mira, por ejemplo, el programa de las autopistas 4G, donde hay 30 proyectos, se presentaron 97 empresas, y ninguno de ellos se adjudicó a Odebrecht. Es decir, que en las 4G no está.
El problema de esa empresa fue en un contrato hecho en el 2009 que es la Ruta del Sol II que el Gobierno lo está resolviendo al declarar su terminación y pasándolo a la modalidad de obra pública que nos permitirá continuar con las obras.
Por eso, lo de Odebrecht no hay que generalizarlo, no contagia ni contamina un plan de inversiones importante para el país porque lo que uno ve es que hay muchas otras empresas solventes financiera y moralmente que están sacando adelante esos proyectos.
¿Por qué entonces empresarios y los ciudadanos afirman que la corrupción se enquistó en la sociedad colombiana y que faltan muchas estrategias para combatirla?
Creo que el origen de esos problemas está asociado a la falta de información, y por eso ahora nuestra principal tarea es suministrar esa información para impulsar la transparencia. En el Ministerio de Hacienda tenemos una plataforma que es la www.pte.gov.co, que es el portal de transparencia económica, que muestra todos los contratos del Estado colombiano, y con recursos públicos para que sea la propia ciudadanía la que pueda verificarlos si están bien hechos, o no.
La semilla de muchos de estos problemas de corrupción están asociados al financiamiento de la política. Hay que cambiar al forma sobre cómo se financia la actividad política, pues hay que hacerlo con un nuevo sistema donde, ante todo, sea el Estado el que lo haga. El sistema de financiamiento privado de las campañas es el que da pie a estos problemas de corrupción.
Siendo así, ¿qué tan urgente es la reforma que en ese sentido planteó el Gobierno Nacional, pues ya está encima una nueva campaña electoral?
Tenemos, insisto, que cambiar el financiamiento de la política y sus campañas en Colombia, ya que ese aporte privado lo ven como una inversión sobre la cual luego hay que recuperar, y ahí es donde está el germen de la corrupción.
¿Hay dinero suficiente o ahorro para atender todo lo que implica el posconflicto (con las Farc), precisamente en esta época de las vacas flacas?
Tenemos 15 años para sacar adelante las iniciativas que hacen parte de los Acuerdos de La Habana, de manera que esto no se hará de un día para otro. Solamente este año vamos a invertir $4 billones en el posconflicto. En el Presupuesto adicional que llevaré a consideración del Congreso de la República en las próximas semanas vamos a apropiar $1,5 billones, y en un Acto Legislativo, que también radicaré, vendrán otros recursos para completar esa bolsa de los $4 billones. Dos iniciativas que tendré que tramitar en el Congreso, un proyecto de ley que incorpora los recursos de la reforma tributaria y le adiciona al Presupuesto $1,5 billones y un Acto Legislativo que toca diferentes aspectos, entre ellos las regalías para también alinear esos dineros con el financiamiento del posconflicto.
Se habla mucho del desbordamiento del gasto público, y que el próximo Gobierno no tendrá mucho dinero, y que otra reforma tributaria no está muy lejana. ¿Qué tan real es esa posibilidad?
Si hay un Gobierno que propone aumentar el tamaño del Estado y gastar más, naturalmente tendrá que proponer cómo conseguir esos ingresos. Para el Estado actual la última reforma tributaria es suficiente.
Frente a lo que resta de la administración seguiremos aplicando la fórmula de la austeridad inteligente, que es recortar sin desproteger la inversión en los programas sociales ni en la infraestructura.
¿Le sirve a los empresarios, sobre todo a los exportadores el actual dólar de $2900, o cree que esa tasa de cambio debe ser aún más alta?
Nosotros no tenemos una meta de tasa de cambio, sino una proyección como la tienen muchos analistas y las empresas.
La proyección promedio del Gobierno es de $3000 por dólar. Consideramos que ese es el nivel más probable porque corresponde con un mejor precio del petróleo, por un lado, y por el otro con un escenario de aumento de tasas de interés en los Estados Unidos que es algo que va a dar en los próximos meses.
¿No teme que la inflación siga alta, y que las metas oficiales no se cumplan este año sobre todo por el impacto del alza del IVA?
La inflación seguirá bajando en buena parte por la caída de los precios de los alimentos. De manera, que soy optimista en cuanto a que vamos a terminar el año con una inflación bordeando el 4%, que es el tope de la meta del Banco de la República. O sea, que estoy optimista, pues veo bajando la inflación, sobre todo por los alimentos, lo cual ayudará mucho a este año, que entre otras cosas, le va a permitir al Emisor reducir sus tasas de interés.
A propósito del tema de las tasas de interés, ¿todavía hay suficiente espacio para una rebaja, y a qué velocidad?
No me comprometo en este momento hasta dónde debe llegar la tasa de interés del Banco de la República, pero si veo espacio para que siga bajando.
Ministro, pese a la baja de tasas la queja es que el crédito en Colombia todavía es muy costoso...
Sin duda hay que seguir haciendo esfuerzos para que el sector financiero tenga márgenes menores y pueda reducir sus tasas, y que las empresas tengan alternativas de financiación no solo a través del crédito bancario, sino con otros mecanismos de financiamiento en el mercado de capitales. Todo eso ayuda mucho a bajar las tasas, de manera que debe seguirse haciendo lo que sea necesario para abaratar el crédito. El Banco de la República puede ayudar, pero también la competencia entre los propios bancos..