FINANZAS
Opinión: De la Orinoquía al Pacífico
Colombia debe volcar su mirada al oriente del país para aprovechar las nuevas oportunidades.
Por su difícil topografía colombia ha estado conectada históricamente de norte a sur ya que las rutas colonizadoras se hicieron a lo largo de los ríos Magdalena, Cauca y Atrato.
Esa orientación era necesaria porque ante la ausencia de caminos y carreteras las vías fluviales permitían el comercio y la colonización. Eran además muy convenientes por cuanto el comercio se hacía con Europa desde los puertos en el Caribe. Ahora con los cambios en la geopolítica y el surgimiento de los gigantes asiáticos: Japón, China, Corea, el Océano Pacífico adquiere una importancia extraordinaria hasta el punto de ser llamado el Mar del Siglo XXI.
Colombia debe volcar su mirada al oriente de su territorio para aprovechar las nuevas oportunidades de mejorar su competitividad y productividad sustentada en la diversificación e innovación industrial, la agroindustria y el desarrollo de proyectos de infraestructura.
En esa línea de desarrollo estratégico hay un proyecto de infraestructura que llama particularmente la atención: la Conexión Pacífico – Orinoquía.
La Conexión Pacífico – Orinoquía es una vía de 1.200 kilómetros que plantea conectar la Orinoquia desde Puerto Carreño, pasando por el Huila y el Tolima, con el Pacífico y Buenaventura.
Este trazado (que se encuentra en estudios de factibilidad y hoy está en la ANLA para definiciones ambientales) plantea dos opciones para el paso por la cordillera:
La primera: el cruce en la parte alta de la Cordillera Central a una cota de 2.800 metros por dos túneles de 18 kilómetros.
La segunda: un túnel férreo de 40 kilómetros a 1.200 metros.
Este proyecto es crucial por varias razones.
En primer lugar, porque beneficia directamente siete departamentos y unos catorce indirectamente, que representan aproximadamente el 23% del PIB, 77% de la producción petrolera, 28% del hato nacional, 32% del maíz, 71% de la soya, 40% del arroz, 50% de la palma, 97% del azúcar y 93% del etanol producido en el territorio nacional.
En segundo lugar, porque con él daríamos un salto en la competitividad del país promoviendo que el oriente colombiano, denominado la futura despensa agrícola, abastezca el mercado interno, sustituya importaciones y exporte excedentes a mercados de la Alianza del Pacífico o el Asia.
Y en tercer lugar porque esta vía permitiría desarrollar zonas afectadas históricamente por el conflicto armado.
Esta iniciativa se viene liderando y planeando articuladamente por el sector privado y público de varios departamentos conjuntamente con el Gobierno Nacional.
Para poderla llevar a feliz término es clave que se entienda la importancia de la planeación a largo plazo y la articulación público – privada para lograr que iniciativas de gran relevancia, que sobrepasan varios periodos de alcaldes, gobernadores y presidentes con sus respectivos planes de gobierno se puedan llevar a cabo.
(*) director Ejecutivo del Comité Intergremial y Empresarial del Valle del Cauca. Asesor del CIDER de la Universidad de Los Andes.