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Los niños se desconcentran muy fácil, mientras están haciendo tareas están pensando en lo que van a jugar más tarde, por eso es importante adecuar un ambiente que les sea agradable. | Foto: Foto: Istock / El País

Seis tácticas para lograr una buena concentración

Planificar y generar diaria o semanalmente un cronograma de actividades a realizar, practicar juegos de estrategia y hacer pausas activas, algunas claves para concentrarse mejor.

25 de febrero de 2019 Por: Leidy Tatiana Oliveros Múnera, reportera de El País

En ocasiones, mientras Angélica está en clase y el profesor explica, ella permanece sentada mirando al tablero y al docente, pero su mente está en otra parte, sus pensamientos están centrados en todo, menos en el tema que se está exponiendo. Angélica no tiene un trastorno por déficit de atención, simplemente, a veces se desconcentra por diversas razones.

Muchas personas como Angélica han pasado o atraviesan comúnmente por situaciones similares. Ante esto, la psicóloga clínica Jenny De La Rosa afirma que “en múltiples ocasiones la desconcentración se presenta porque la persona da vía libre a sus pensamientos y en el momento que debería centrarse en hacer una tarea específica, está pensando en otros asuntos como los problemas personales. Lograr dejar esas cosas en un segundo plano ayuda a focalizar la concentración”.

Para Mábel Rojas, psicóloga y asesora familiar, la concentración requiere esfuerzo y tiempo. “La concentración depende de hábitos y ejemplos que se adquieren a través del tiempo, por ello es importante entender que, desde etapas muy tempranas, se aprende el hábito de concentrarse, al igual que se adquieren otros sistemas propios de la educación”, explica.

La falta de concentración puede disminuir el rendimiento académico del estudiante, es por esto que los profesionales aconsejan buscar estrategias que le ayuden a mejorar la atención. A continuación conozca algunas de ellas.

1. Identificar lo que quiere

Adriana Banguero Sánchez, coordinadora del programa Atención Psicopedagógica de la Universidad de San Buenaventura, afirma que el estudiante debe identificar qué le ayuda a entender mejor, es decir, “hay personas que son mucho más visuales, por ejemplo, que trabajan mejor con mapas mentales; otros son más auditivos, captan mejor la información cuando la escuchan de otras personas, estos son
a los que les basta solo ponerle atención al profesor en clase, no tienen necesidad de escribir”.

Cuando el estudiante identifique cuál de sus órganos sensoriales y perceptivos están más dispuestos para el aprendizaje, podrá estar más atento y concentrado, añade Banguero.

Asimismo,  Álvaro Salazar, psicólogo de la Universidad Icesi, agrega: “si la persona logra poder tener claridad sobre lo que está buscando, sus posibilidades de concentración serán mayor. Sino lo tiene claro es probable que se desconcentre más fácil”.

2. Espacio físico adecuado

El orden y la limpieza es fundamental. “Si la persona estudia en su habitación o en un estudio de la casa, pero el espacio es caótico, hay libros y ropa en toda parte, la mente se habitúa al caos, así cuesta más trabajo generar una concentración. Si el espacio es más ordenado, si la persona sabe cómo encontrar fácilmente las cosas, evita el estrés y su mente se organiza mejor, así se dispone más para la concentración y la atención”, asegura la profesional Banguero.

Igualmente, la psicóloga Jenny De La Rosa, añade que “un ambiente tranquilo, plácido y relajante facilita la concentración, con colores fríos agradables a la vista como lo son el azul claro, el lila, y con sonidos naturales, donde se escuche el agua correr, o incluso, con algo de música que motive”.

También, es importante tener en cuenta el contexto del lugar donde se va a estudiar. Por ejemplo, “si el estudiante se da cuenta de que en su casa hay una mayor posibilidad de distracción porque están en reunión familiar, la concentración se ve afectada. Reconocer cuál es el escenario de mayor productividad y rendimiento es una buena estrategia”, anota el psicólogo Salazar.

3. Planear bien

Realizar una buena planeación y organización del tiempo es clave. Los pendientes que rondan en la cabeza es una de las mayores causas de distracción mientras estamos ejecutando una tarea, de manera que anotar en un papel los pendientes, anticipar y planear bien todas las actividades transmite tranquilidad, ya que se sabe que tienen un lugar en la agenda, “en ese sentido puedo dedicarme a lo que estoy haciendo en cada momento y no me distraigo”, precisa Jiménez.

La psicóloga Banguero, por su parte, recomienda que si un estudiante, por ejemplo, tiene que hacer una maqueta, presentar una exposición y estudiar para un parcial, debe tratar de anticipar cuánto tiempo le va a llevar cumplir con esas tareas. Debe planificar y generar un cronograma diario o semanal de dichas actividades.

4. Hacer pausas activas

Los expertos recomiendan hacer pausas cada cierto tiempo, se debe evitar estar periodos muy largos estudiando un solo contenido. Se recomienda, por ejemplo, estudiar 30 minutos, descansar 15, y volver a retomar la tarea. En este tiempo se puede escuchar un poco de música, ver televisión, leer algo, salir a caminar, en lo posible evitar el uso del celular para no cansar más los ojos.

Ante esto, la psicóloga Jenny De La Rosa, afirma que se debe alternar la actividad con algo placentero intermedio, “realizar de pausas activas durante el proceso ayuda a liberar tensión y mejorar la concentración”.
De hecho, Banguero, dice que “es necesario hacer las pausas porque la mente se cansa y una mente cansada no se concentra. Más que dormir, es descansar; no saturarse de mucha información, aquietar los pensamientos”.

Así mismo, Mabel Rojas, enfatiza: “debemos entender que el cuerpo también se comunica y nos informa cuando debemos hacer pausas, es importante para mantener la mente calmada”.

5. Música de fondo

Para muchas personas la música es clave para concentrarse, les facilita el estudio. Así lo destaca Jenny De La Rosa: “incluir música a la hora de realizar tareas es una buena estrategia que motiva; diversos estudios lo confirman e investigaciones avalan que la música en ambiente escolar y laboral facilita la concentración pues genera una atmósfera de agrado”.

La música clásica, por ejemplo, es muy armónica en sus notas, el cerebro empieza a asociar esa armonía y facilita la concentración. Generalmente, este tipo de música ayuda a focalizar la mente y lograr una buena atención.

Además, Camilo Ruales Morales, magíster en Musicoterapia, asegura que es importante aprender a reconocerse en la música, es decir, “si estoy realizando alguna ocupación que demande mucha atención y concentración, saber cuál es la música adecuada para ese momento y qué tipo de música podría causar distracción. Hay que reconocer qué tipo de música evoca emociones en particular teniendo en cuenta las preferencias musicales del usuario, su historia musical, gustos instrumentales, situaciones personales, entre otras, aspectos que se pueden trabajar en musicoterapia”.

6. Juegos de estrategia

Todos aquellos juegos que exijan estrategia y que implique analizar, relacionar, pensar, memorizar ayudan al fortalecimiento de procesos cognitivos.

Para mejorar la concentración se pueden hacer ejercicios y juegos para entrenar el cerebro. Puede ser juegos clásicos como rompecabezas, sudokus, crucigramas, que no solo ayudan a enriquecer vocabulario sino a pensar de forma alterna.

Otro puede ser “el juego del tablero en el que se esconden figuras y el cual consiste en ir destapando las parejas hasta tener el tablero descubierto, este tipo de ejercicios entrena nuestro cerebro para fijar su atención en la acción que estamos realizando”, asegura la psicóloga De La Rosa.

El cuadrado mágico, también es muy bueno. “El más sencillo es una cuadrícula de tres por tres y se tienen que ubicar los número del 1 al 9 de tal forma que por el lado que lo veas, horizontal o vertical, tiene que dar su suma 15, hay otros que son más complejos”, detalla Banguero.

Expertos recomiendan que en caso que se haya dejado acumular muchas actividades, cambiar cada cierto periodo, no quedarse en la misma por largo tiempo.

La falta de atención

Ocasiona que el estudiante baje su rendimiento académico “porque no va a lograr la exigencia académica y esto lo va a hacer sentir frustrado”, afirma el psicólogo Álvaro Salazar.

De hecho, la profesional Adriana Banguero, dice que ”no se trata que la persona diga que simplemente no se puede concentrar y ya, sino que puede llegar a tener una distorsión de lo que piensa de sí mismo y cómo se siente”.

“Tenemos una generación de estudiantes muy frágiles y susceptibles al fracaso y abandonan muy rápido la tarea, les encanta la meta, pero no hacen lo que se necesita para lograrla. Lo que es más fácil y rápido y si no lo cumplen empieza a activarse síntomas de estrés, entonces se deprimen, se vuelven súper ansiosos, o empiezan a lastimarse. Por eso, se debe estar revisando la calidad de pensamientos que tienen sobre ellos mismos”, precisa Banguero.

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