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Algunos de los familiares de los tripulantes fallecidos quieren sepultar los restos de sus seres queridos, pero otros quieren que permanezcan en el mar. | Foto: Agencia EFE / El País

ARGENTINA

El drama que salió a flote con el hallazgo del submarino ARA San Juan

El submarino ARA San Juan, hallado un año después de su hundimiento, llevaba 44 personas, hoy lloradas por sus familias.

25 de noviembre de 2018 Por: Patricia Lee / Corresponsal de El País

Los 44 submarinistas del ARA San Juan encontrado el pasado 16 de noviembre, un año después de su última comunicación, dejaron atrás familias que sufren y los extrañan.

Eliana Krawczyc, la primera mujer submarinista de Argentina, era una de los tripulantes del ARA. Había nacido en Oberá, provincia de Misiones, al norte del país gaucho, y su tragedia fue vivida por todos los habitantes de la ciudad como propia.

Eduardo, uno de sus hermanos, murió en enero, menos de dos meses después de la desaparición del submarino. ‘Junior’, como le decían, tenía una enfermedad terminal y la desaparición de su hermana lo “masacró”, según dijeron sus familiares al diario digital Misiones Cuatro. Eduardo, como su hermana, era marino y trabajaba en un barco pesquero.
Luis, el sexto hijo de los Krawczyc, había muerto en un accidente de tránsito en enero del 2001, a los 21 años, fallecimiento que a Eliana, al igual que el de su madre, le cambió la vida.

A los 21 años conoció el mar y en el 2012 se convirtió en la primera submarinista suramericana, llegando a ser jefa de Armas del ARA San Juan.

“Es muy difícil, todos los días la misma emoción, el mismo pensamiento. Nuestra familia prácticamente se destruyó”, señaló Roberto, uno de los tres hermanos que la sobreviven.

“Estamos tratando de sostenernos con mucho coraje. Mi papá está muy enfermo y mi hermano también. De un día para otro todo fue diferente. Esperamos que se aclare lo que pasó, por el bien de todos, que paguen los responsables”.

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“Recuerdo a Eliana con sus rulos color del sol, era la más chiquita de los seis. Con su fuerza de voluntad fue a buscar un sueño, consiguió ese sueño y terminó como nadie quería. Era el orgullo de la familia”, agrega.
Matrimonio que no fue Alejandra Morales y Luis Niz se iban a casar el 7 de diciembre de 2017 en Mar del Plata. Ya tenían reservado el salón y los pasajes para ir a Cuba de luna de miel. Luis era cabo primero. “El fue mi primer novio oficial, conoció a toda mi familia y amigos; éramos muy compañeros, viajábamos, hacíamos de todo”, contó la joven al diario Perfil, de Buenos Aires.

“Siempre tengo en la cabeza el último audio que me mandó cuando salía de Ushuaia. Que ya nos íbamos a ver, que me amaba. Y lo que más me quedó es que me agradeció. Yo no entendía por qué, pero me dijo gracias por todo”, recuerda Alejandra que, tras la tragedia, volvió a vivir a Tucumán con su mamá y su hermano. Hasta hoy sigue de licencia laboral y con asistencia sicológica.

Paola Costantini, esposa de Celso Oscar Vallejos, suboficial segundo del submarino, trata de que sus hijos de 12, 8 y 2 años sigan su vida normal. Les contó lo que pasó con su padre un mes después de la desaparición del submarino, cuando armaban el árbol de Navidad.


“La del medio, que tiene 8, me hizo algunas preguntas y se dio la conversación, ahí les pude contar lo que yo sentía y les dije que había que seguir teniéndolo presente, nombrarlo, recordarlo”, cuenta.
Celso decidió entrar de submarinista porque era la única manera de traer a toda su familia a Mar del Plata, pues el trabajo de marino implica traslados cada cinco años, pero si ingresaba como submarinista, podía quedar fijo.

Desde la desaparición del ARA, Paola recibió miles de mensajes de todo el mundo: un exmarino norteamericano les mandó regalos a los hijos de los tripulantes, una mujer sueca le envió una taza para el Día de la Madre y un reloj con la cara de su marido. Pero ella, al conocer la noticia de que el submarino había sido encontrado, le escribió una carta de despedida a su esposo: “Fuiste un hombre con todas las letras, me diste los años más hermosos que una mujer puede tener. Me contuviste en el momento más triste cuando perdí a mi papá, siempre me hiciste acordar de él en tu forma de ser, buena persona, excelente papá (...) Estás donde querías estar, en tu lugar, el mar, y yo de ahí no te quiero sacar, porque me lo dijiste a mí y a nuestras hijas, que vos querías estar en el mar”.

Verdad que alivia

La vida del abogado penalista Luis Tagliapietra dio un vuelco total el 15 de noviembre de 2017: no ha parado en su infatigable tarea de presionar al Gobierno argentino para que busque el submarino, reunió a las familias y aparece en todos los medios de comunicación narrando la trágica historia de su hijo Alejandro y sus compañeros.

Ese tesón le dio un premio que ningún padre quisiera recibir: estar en el Seabed Constructor cuando el barco de bandera noruega halló el submarino: “¡Los encontramos! ¡Al fin los encontramos, como en una historia de película, cuando ya parecía todo terminado, los encontramos!”, escribió a sus contactos de Whastapp.

Después, Luis contó que cuando ya todo parecía perdido y el barco abandonaba la búsqueda, los familiares insistieron en revisar un lugar donde habían visto objetos que parecían piedras: “Lo primero que vimos fue un tubo de oxígeno. Yo tenía al capitán Alonso 8veedor de la Armada) al lado y le pregunté: ¿Es?, y me dice: Sí”.


A diferencia de otros familiares, Tagliapietra no está de acuerdo con los que proponen buscar reflotar el submarino. “Mi hijo no está más ahí. Además era un marino, amaba el mar, y si hubiera elegido un lugar donde descansar, es en ese sitio”.

Misa

El obispo castrense de Argentina, monseñor Santiago Olivera, presidió ayer una misa por el eterno descanso de los 44 tripulantes del ARA.
”Hoy celebramos la misa por estos 44 hermanos nuestros, pero celebramos dando gracias porque apareció el submarino, hemos tenido la gracia de compartir con algunos lo que significaba la incertidumbre, el dolor”, dijo el prelado en la homilía.

La misa fue celebrada en la catedral castrense Stella Maris, de Buenos Aires.

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