Talleres Regionales Comfandi
El Taller de Escritura Creativa Comfandi cumplirá siete años de labores en octubre.
El Taller de Escritura Creativa Comfandi cumplirá siete años de labores en octubre. Hemos tenido suerte, ganado varios premios dentro y fuera del país, descubierto autores espléndidos, desentrañado algunos secretos de la composición y revisado muchos prejuicios, esas ideas fijas que se aferran como garrapatas a una neurona zonza y de las que sólo nos libramos si las ponemos a prueba en auditorios rigurosos.
Todo esto ha sido posible por el apoyo generoso de la Caja y por un hecho fortuito: al taller llegan, por alguna bendita razón, personas muy abiertas y talentosas.
En vista del éxito del taller de Cali, Comfandi abre ahora talleres en Palmira, Buga y Tuluá. También estos, como el de Cali, están centrados en la literatura pero hemos añadido un elemento de construcción de tejido social con miras a la participación de los estudiantes en los desafíos que plantea el posconflicto. Por ejemplo: los módulos de crónica, cuento y ensayo servirán, además de sus propósitos literarios, para que los talleristas escriban el periódico de su comuna, la historia del barrio o un relato testimonial. Con frecuencia, la historia menuda de las ciudades se pierde cuando se mueren los viejos. Es urgente consignarla antes en palabras escritas.
El taller de Buga estará dedicado a la literatura infantil y a la poesía, y será dirigido por Horacio Benavides –quizá la voz más potente de la poesía latinoamericana contemporánea–. “Como la paz al fin parece llegar –dice Benavides– abrámosles las compuertas a las palabras: que cuenten los guerreros sus experiencias en el monte, que nos hablen de los animales que conocieron, de los fantasmas, de los ríos, del páramo y del sol; que hablen los marginados de sus anhelos, sus sufrimientos y alegrías, que digan los jóvenes y los niños cuáles son sus sueños, cuáles su fantasmas. Este taller será un pequeño agujero para que respiren las palabras”.
El taller de Tuluá comprende varios géneros: la autobiografía, el cuento, la crónica y el ensayo, y será orientado por Walter Mondragón, periodista, magíster en letras y poeta anómalo porque es tercamente feliz. Sus crónicas son callejeras, vivenciales, comprometidas. Sus poemas, iridiscentes y rápidos como un colibrí.
El taller de Palmira estará a cargo de la poeta, cronista y fotógrafa Betsimar Sepúlveda. Su mirada es femenina, por supuesto. Su coraje, civil. Su pedagogía, una mezcla exacta de rigor y seducción. Las crónicas de Betsimar están hechas de humanidad y atención por los detalles. Los asuntos de sus poemas son concretos. La intención, ambigua: a veces suenan como plegarias maldicientes; a veces, como blasfemias piadosas. “… Pero la tierra sabe/ que de pájaros y poetas/ se amasa la hostia/ en el hambre de Dios”. A veces son obsesivos y geométricos: “Yo sigo aquí/ viendo girar este LP de Chavela Vargas/ con la terca rotación/ que hace mi corazón sobre tu eje imaginario”.
Yo coordinaré los talleres, que tendrán seis meses de duración, una sesión presencial por semana y prácticas en línea entre sesiones. Las inscripciones cierran el 30 de junio. Las clases empiezan en la primera semana de julio y terminan en la última de enero, con un paréntesis vacacional en diciembre.
Los objetivos son ingenuos pero ambiciosos: sacarle jugo a ese antiguo instrumento, la lengua castellana; erigir una barrera de canciones al avance de las hordas de los bárbaros; fortalecer la memoria social y velar, sin pausa y con fe, para que el mundo se salve y la civilización prevalezca.
Sigue en Twitter @JulioCLondono
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