‘Mis paisanos’
Alfonso Bonilla Aragón -Bonar- ha sido el más importante periodista-columnista de la comarca. Abogado de la Universidad del Cauca, escribió sus primeros artículos en el semanario Occidente Colombiano que fundara mi padre en ese Popayán de ayer en donde por poco los excomulgan por sus ideas, dijéramos que de avanzada.
Alfonso Bonilla Aragón -Bonar- ha sido el más importante periodista-columnista de la comarca. Abogado de la Universidad del Cauca, escribió sus primeros artículos en el semanario Occidente Colombiano que fundara mi padre en ese Popayán de ayer en donde por poco los excomulgan por sus ideas, dijéramos que de avanzada.
De una pluma privilegiada, practicó un periodismo de defensa de la vallecaucanidad aunque tuvo honrosos cargos diplomáticos y una que otra concejalía que lo convirtieron en un motor de los proyectos más importantes de la región, como fueron los Juegos Panamericanos, el Museo La Tertulia y el aeropuerto que lleva su nombre, y que en breve será el más moderno del país.
Leer a Bonar fue deleite obligado de varias generaciones, así fuera en El Tiempo, Relator, Occidente, El Expreso y finalmente en El País.
Pocas personas como él supieron tomarle el pulso a este terruño. Aún estando en el exterior, sus notas parecían escritas en la Calle de la Escopeta. Conocía la idiosincrasia del valluno más que a la palma de su mano y fue uña y mugre de los líderes de entonces, a tal punto que fue impulsor de una entidad de carácter cívico, la Unidad de Acción Vallecaucana, la cual orientó por muchos años entregándole la posta al también periodista Jaime Correa López, y que fue revivida años después por el hijo de este último, Álvaro Correa Holguín, con un puñado de caleños comprometidos con el devenir de la ciudad.
Entre las muchísimas publicaciones de Bonar hubo una serie acerca de la dirigencia parroquial que, creo, aparecieron en algún periódico o revista que dirigió su sobrino Carlos Fernández Bonilla -Calicho- decano también del buen periodismo y que se intituló ‘Mis Paisanos’.
Precisamente y con este nombre, el Fondo Editorial de la Universidad del Valle, entregará mañana en el Museo La Tertulia y de manos de su rector Édgar Varela Barrios, un libro bellamente editado que contiene una recopilación de la más fututa -que no fotuta- caleñidad, gracias al trabajo que adelantara Ximena Bonilla Pereira, única hija de este hombre que igual se paseó por la literatura universal, como por las letras de los tangos y su afición por el América, sin descuidar nunca sus ideas liberales que, sin embargo, nunca chocaron con la godarria de esos tiempos.
¡Ah, falta que nos ha hecho Bonar como faro y como guía! Como consejero y como amigo. Como ciudadano intachable y como batallador invencible. Su temprana muerte a los solo 62 años en 1979, dejó un vacío en las letras y en las almas. Que prosa la suya, tan profunda a veces y tan liviana otras tantas, porque así como sabía cómo llegarles a los intelectuales igual le sucedía con las gentes del común. Único e irrepetible este esplendoroso ser humano.
Mañana a las seis y durante la presentación del libro habrá un conversatorio imperdible acerca de la influencia de los nuevos medios que se encuentran en internet, versus los medios tradicionales, el cual estará coordinado por Óscar López Pulecio de la Univalle y en el que participarán María Elvira Bonilla Otoya -en merecida representación del Bonillato- Luis Guillermo Restrepo Satizábal, director de Opinión de El País y Rosa María Agudelo Ayerbe, directora del Nuevo Diario Occidente.