Terminal Sur del MÍO
La construcción de esta terminal en un lote a la salida sur de Cali ha generado todo tipo de confrontaciones, especialmente entre Metrocali y un grupo de respetados ambientalistas.
La construcción de esta terminal en un lote a la salida sur de Cali ha generado todo tipo de confrontaciones, especialmente entre Metrocali y un grupo de respetados ambientalistas. Fui invitado a una reunión donde estos últimos expusieron sus razones para no querer que la obra se realice en el sector, donde muchos de ellos viven. Escuché con atención todo lo allí dicho, sustentado con una presentación audiovisual muy bien hecha. Muchas de las personas en ese recinto me merecen mi admiración y respeto.
Quedé con ganas de oír la otra parte de la historia. Fui con el presidente de Metrocali, el señor Nicolás Orejuela, a hacer una visita al sitio para formarme una opinión desapasionada. Le pedí también el favor de invitar a unos buenos amigos para que nos acompañaran en el recorrido. Así fue como el lunes pasado, junto con mis amigos del alma Álvaro Calonje, reconocido paisajista, ambientalista de racamandaca, y Eduardo Velasco, biólogo, una de las personas que más sabe sobre el ecosistema del Valle, hicimos el recorrido con la gente del MÍO.
Orejuela de entrada nos pidió el favor de que expresáramos todo lo que creíamos debería cambiarse del proyecto actual, que ellos estaban con los oídos abiertos para hacer los cambios necesarios y generar el menor impacto sobre el medio ambiente. Su gente tomó nota de lo que estos dos expertos expresaron y se comprometieron a hacer los ajustes. Siempre con la mejor disposición.
Aclaro, toda intervención humana genera impacto al medio ambiente a su alrededor. El lote se compró durante una alcaldía anterior, jurídicamente la actual tiene por obligación hacer el proyecto, así funciona el sector público. Soy un defensor del sistema de transporte masivo porque considero que es la manera más amigable con el aire y responde a las necesidades de la gente y su derecho a la movilidad. No quisiera volver a las épocas de los Papagayos, los Crema y Rojos y otra cantidad de buses, que en la guerra del centavo contaminaban el aire con sus chimeneas y bocanadas de humo negro. Otra aclaración, no tengo ningún interés económico ni busco ningún contrato con la Alcaldía, lo que expreso solamente obedece a un interés genuino en dejar una mejor ciudad para las generaciones venideras.
Mi opinión personal es que después de escuchar a las dos partes, el proyecto debería continuar en el sitio donde está planeado y debe hacerse con las sugerencias que se dieron, respetar los árboles y los guaduales existentes, conservar la ribera del Lili con sus 30 metros y el humedal existente. Seguir el corredor por la ribera para el transitar de la fauna (muy importante). Hacer un parque con senderos peatonales y ciclovías, como se habló y estaba previsto. De no hacerlo así, en menos de lo que canta un gallo, las constructoras montarán sus torres y ahí sí apague y vámonos.