CLAUDIA LÓPEZ
La odisea de lograr coaliciones entre los políticos colombianos
Egos, intereses personales e ideologías, entre otros aspectos, dificultan la conformación de alianzas políticas y mantenerlas.
Cada vez que en Colombia está próxima una elección presidencial se pone de moda la palabra coalición, término que repiten una y otra vez los diferentes candidatos que aspiran llegar a la Casa de Nariño.
Una coalición, según el diccionario de la lengua española, no es otra cosa que la “unión transitoria de personas, grupos políticos o países con un interés determinado”.
Y en el país la palabra se aplica literalmente a las alianzas que se hacen para sumar y tratar de llegar a la Presidencia con un candidato que aglutine diferentes sectores políticos, bien sea de partidos tradicionales, izquierda, centro o derecha, sin importar, la mayoría de las veces, el interés general o si esos esfuerzos permanecen o no.
Las coaliciones son anunciadas con bombos y platillos y muchos sectores de la opinión pública las llegan a ver como ganadoras, pero con el paso de los días muchas se diluyen y no alcanzan a llegar a la meta final. Incluso, otras nacen muertas.
El ejemplo más reciente es lo ocurrido el viernes con la llamada ‘Coalición Colombia’ -centro izquierda-, que desde hace un año han tratado de consolidar Sergio Fajardo y los senadores Claudia López y Jorge Robledo.
La misma quedó en entredicho luego de que la congresista dijera que no se logró un acuerdo con el exgobernador de Antioquia, quien no acepta la consulta como mecanismo para escoger el candidato. Pero el trasfondo sería que a la Senadora no le cayó bien que Fajardo inscribiera ese día su candidatura por firmas.
El anuncio sorprendió hasta al propio Fajardo, que dijo no entender lo que pasaba. Aunque López luego lanzó un salvavidas diciendo que había plazo hasta el 11 de diciembre para tomar una decisión, parece que el daño está hecho y será difícil mantener esa coalición, a la luz de analistas.
Pero, ¿por qué en Colombia es tan difícil construir una coalición y mucho más consolidarla?
La respuesta es tan diversa como las fuerzas políticas que integran esas alianzas, como también se les suele llamar. Las causas van desde los egos, las diferencias ideológicas y los intereses de cada quien hasta la falta de bases sólidas o programas de gobierno.
Para la exministra y candidata presidencial Marta Lucía Ramírez, quien aspira a formar parte de una coalición de derecha, la gran dificultad radica en que todas las normas electorales en el país están hechas para preservar el sistema clientelista y “concentrando en un caciquismo la política para que el Estado funcione en beneficio de unos pocos y no en favor de todo el pueblo”.
La aspirante sostiene “que cada vez que llega gente nueva que quiere hacer un esfuerzo por transformar la política y busca hacer coaliciones, todo el andamiaje institucional y legal está hecho para cerrar el espacio a quienes como, en mi caso, hemos querido hacer una política distinta”.
Esta vez, ella confía en que la alianza que tiene con dos expresidentes de la República va a tener mucha fuerza y así poder ganar en una primera vuelta de la elección presidencial.
El politólogo Ancízar Marroquín agrega otro elemento que, según él, incide en gran manera a la hora de conformar una coalición: los egos.
“Todos los políticos se creen presidenciables y presidentes antes de empezar y por lo tanto consideran que a ellos son los que más conocen en todas las regiones y en el país y resulta que no es así. Por eso quieren ser el candidato y chocan”, asegura.
Pero Marroquín va más allá y sostiene que detrás de esas convergencias también hay una estrategia en la que prima el interés particular para lograr cuotas burocráticas o darse a conocer para lanzarse a una alcaldía o un senado, lo que las hace frágiles si eso no se les da.
La candidata presidencial independiente Clara López, quien está tratando de conformar una alianza con diversos sectores, especialmente los que apoyaron la paz, también tiene su propia teoría sobre lo difícil que es confeccionar una coalición.
La exministra de Trabajo sostiene que “el concepto de coaliciones es bastante nuevo en Colombia y aquí ha habido unos partidos tradicionales fuertes siempre unidos con sus candidatos, y en los sectores menos fuertes de la opinión pública han estado movimientos alternativos que nunca fueron considerados para algo distinto a un apoyo automático a uno u otro de los aspirantes punteros”.
“Entonces no hay tradición de llegar a acuerdos de carácter programáticos para participar en gobiernos sin compartir completamente todo el programa del uno con el del otro. Lo que se ha venido haciendo son alianzas electorales”, añade.
López también piensa que los egos, que deberían ser secundarios porque lo que está en juego son espacios de poder, salen a flote a la hora de las alianzas: “Eso unido a las dificultades para construir verdaderos acuerdos programáticos para gobiernos de coalición, en mi concepto, es la explicación real del por qué las alianzas son tan complejas”.
La dirigente de la izquierda reconoce que en ese sector es más difícil lograr una coalición y según ella lo demuestran los hechos: “Donde más afinidad ideológica hay, más distanciamiento se ve. Pienso que el problema de la izquierda es que hizo carrera el veto, todo el mundo quiere convergencia, pero apenas se habla de convergencia, la próxima confirmación es con quién no se hace. Es una historia de mucho sectarismo que ha caracterizado la conformación de tantas facciones y facciones de la izquierda”.
El politólogo Fernando Giraldo coincide con la exministra López en que hay más dificultades en la izquierda a la hora de hacer alianzas que en la derecha o en otros partidos. La razón, explica, es que la izquierda se mimetiza en los vicios que tiene la derecha.
“La izquierda solo vive pensando en cómo ganar elecciones sobre la base de unas profundas convicciones ideológicas ortodoxas, o sea, sobre la base de un sacrificio de matices a los que la derecha no le para bolas”, asevera.
Agrega que cuando la derecha hace sus alianzas no tiene problemas en que estas sean meramente electorales, sin importar que se estén juntando el agua y el aceite, mientras que en la izquierda las hacen sacrificando o renunciando a las convicciones.
“Y cuando hay muchas convicciones distintas, como las de Fajardo, Robledo y Claudia López, quieren coalición electoral y subordinación ideológica y ahí se hace más difícil. Por eso en la izquierda las alianzas son flor de un día”, añade.
La incapacidad de hacer coaliciones en Colombia, al decir del politólogo Luis Felipe Barrera, se basa fundamentalmente en la falta de realismo político de quienes intentan conformar alianzas alternativas.
“La ausencia de criterio político para dejar egos, ceder y dejar de reconocer la fuerza de la unión impide que se solidifiquen como opción”, dice y pone como ejemplo lo ocurrido con la ‘Coalición Colombia’.
El excongresista Franklin Legro suma el protagonismo como elemento dañino a las coaliciones y asegura que algunos dirigentes creen que por tener exposición mediática y gran cantidad de seguidores en las redes sociales han logrado mucho y se olvidan de que la clave para armar una alianza o un grupo es la organización:
“Los egos son los que impiden que podamos encontrarnos fácilmente para armar una coalición y llegar a acuerdos programáticos para gobernar”, señala.
Y el exgobernador y precandidato presidencial conservador Ubéimar Delgado piensa que esas alianzas no prosperan porque priman los intereses personales y de grupos y no las propuestas. “Además, se han perdido los valores y la ética. Eso pasó a segundo plano. Se rompen rápido porque no tienen solidez programática”, indica.
Las que se tejen
Una coalición oficial es la de los expresidentes Álvaro Uribe (Centro Democrático), Andrés Pastrana y la exministra Marta Lucía Ramírez, ambos de origen conservador, para ir con candidato propio a la Presidencia.
También la de los senadores Claudia López, Jorge Robledo y Sergio Fajardo, de centro derecha, que tambalea.
Humberto De la Calle anunció la conformación de una amplia alianza que agrupe a los del Sí a la paz. Clara López tiene el mismo propósito.