Con homenaje recibieron en Tuluá el cuerpo de Alejandro Pérez, víctima de atentado en Bogotá

Después de dos horas de espera y bajo un sol inclemente, hacia el mediodía de este domingo arribó al aeropuerto Heriberto Gil Martínez o aeropuerto Farfán, como lo conocen los tulueños, el féretro con los despojos mortales de Diego Alejandro Pérez Alarcón, uno de los cadetes muertos tras el atentado terrorista perpetrado el pasado jueves en la Escuela General Santander de Bogotá.

Un poco antes de las 12:00 del mediodía tocó la pista principal del aeródromo tulueño el avión Twin Otter de la policía Nacional, en donde además venían los padres del joven de 22 años quien desde muy niño soñó con vestir el uniforme verde color oliva el mismo que portó su papá durante 24 años hasta que se pensionó en la institución.

Después de la ceremonia en la que los altos oficiales y los estudiantes de la Escuela de policía Simón Bolívar le rindieron honores, el ataúd fue trasladado en un coche fúnebre hasta la sede de la funeraria Los Olivos, en donde el cadáver del cadete Pérez permanecerá en cámara ardiente y en medio de una guardia de honor.

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La marcha fúnebre desde el aeropuerto Farfán, ubicado en el corregimiento de Nariño, hasta la sala de velación en el barrio Alvernia, fue escoltado por decenas de carros y motocicletas que no dejaron de sonar sus pitos al igual que los vehículos de la policía sus sirenas, en señal de duelo y a la vez como una forma de protesta por el atroz acto que le cobró la vida a 20 jóvenes que se preparaban para servirle al país.

A lado y lado de la vía muchos espontáneos batieron pañuelos de color blanco y el tricolor nacional al paso del cortejo fúnebre.

“A veces uno piensa que estas cosas solo le suceden a otras personas y en otros lugares de Colombia y vea hoy nos ha tocado a los tulueños. Por eso estos hechos de terrorismo los tenemos que rechazar y nos debemos solidarizar con la policía y con los familiares de las víctimas”, manifestó el personero de Tuluá, Rubén Darío Benítez Sierra.

Precisamente, para rechazar estos hechos, al igual que se hizo en otras ciudades del país, en la Villa de Céspedes también se realizó en la mañana un plantón en la Plaza Cívica Boyacá en donde muchos ciudadanos salieron con prendas de color blanco, globos, claveles y pancartas, en donde expresaban el dolor colectivo que significaba la pérdida de la vida de un joven tulueño que era la esperanza de una familia del popular barrio San Antonio.

Al descender del avión de la policía, don Diego Pérez, el padre del cadete Diego Alejandro, con lágrimas en los ojos, expresó sus agradecimientos a la ciudadanía, a la policía Nacional y todos los medios de comunicación, por el acompañamiento que brindaron a su familia durante estos días. Asimismo dijo que, “Dios quiera que la sangre derramada por mi hijo no haya sido en vano, a los que hicieron esto no les guardo rencor, solo espero que en sus corazones algún día haya paz”.

Según la policía Valle, Diego Alejandro inició su vida policial prestando servicio militar como auxiliar bachiller en la Estación de Policía Tuluá durante un año, el cual prestó su servicio en el Grupo de Prevención y Educación Ciudadana en el período 2016-2017, luego decidió hacer su proceso de incorporación como Oficial de la policía Nacional, ingresando a la Escuela de Cadetes de Policía Francisco de Paula Santander el 5 de julio de 2017, en la compañía Juan María Marcelino Gilibert, tenía cinco felicitaciones, “será recordado por ser un joven estudioso, lleno de alegría y dispuesto a servir a la Patria, su sueño desde pequeño era seguirle los pasos a su padre, pensionado de la institución en el grado de agente”.

Está previsto que las exequias del cadete Diego Alejandro Pérez Alarcón se realizarán este lunes a las 2:00 p.m. en la parroquia San Judas Tadeo del barrio Popular y el sepelio se llevará a cabo en el cementerio Campo de Paz Los Olivos de Tuluá.