DEPORTES
Cuando el América fue campeón jugando fútbol inglés
El gestor de ese equipo “campeón con las entrañas”, como lo describió esta casa periodística hace algunos años fue el técnico vallecaucano Diego Édison Umaña.
Sobre el tema hay unanimidad. Jugadores, hinchas, periodistas y hasta rivales coinciden en que ese América que logró el título del año 2008 fue una explosión de buen fútbol, un equipo veloz y arrollador, una aplanadora que se ganaba los aplausos en todas las canchas del fútbol colombiano.
El gestor de ese equipo “campeón con las entrañas”, como lo describió esta casa periodística hace algunos años fue el técnico vallecaucano Diego Édison Umaña, quien un año atrás, en junio del 2007, había tomado las riendas de un equipo rojo en crisis y sumido en la desesperanza de todos sus fanáticos a causa de un momento económico casi precario.
Lea también: Recuerdos del balón: el día que empezó la revolución de José Pékerman en la Selección Colombia
Umaña, quien brilló como futbolista en el Deportivo Cali, siendo uno de los mediocampistas más recordados de la historia nacional, forjó su carrera como técnico, sin embargo, logrando enormes gestas con el América, equipo al que había guiado años atrás, en 1996, a un subtítulo de Copa Libertadores.
Un proceso difícil, pero de resultados hermosos
Revolución táctica. Ese podría ser el término que mejor se ajusta a lo que empezó a hacer Umaña con el América en el 2007, y que terminó significando el título en diciembre del 2008, en esa recordada final en la que los ‘Diablos rojos’ derrotaron con categoría al Medellín.
Diego Édison, que venía de hacer una campaña destacada en el Quindío, se desmarcó de los dos esquemas tácticos que primaban en el fútbol colombiano en ese entonces (el 4-2-2-2 y el 4-3-1-2) y se enfocó en realizar un juego de transiciones rápidas y efectivas por los costados, armando un equipo corto que defendía y atacaba en bloque, perfeccionando una manera letal de contragolpear.
Con un grupo de jugadores sin mucho renombre, pero entregados a la causa, América estuvo muy cerca de ser finalista de la liga en diciembre del 2007, pero se atravesó el Atlético Nacional bicampeón de Óscar Héctor Quintabani.
Pero ya en el 2008, un equipo con conceptos afianzados y con una nómina base establecida, en la que resaltaban los nombres de los canteranos Carlos Valdés, Pablo Armero, Paulo César Arango, Jaime Córdoba, Hárrison Otálvaro y Adrián Ramos, la ‘Mecha’ se iba a volver a encender.
Esos futbolistas, que luego incluso fueron llamados a la Selección Colombia, estuvieron respaldados por refuerzos clave como el portero uruguayo Adrián Berbia, el lateral derecho Iván Vélez, el volante Jhon Valencia, el extremo Víctor Cortés y el desconocido, pero efectivo delantero Wilmer Parra Cadena.
Ese América era una caja de alternativas. Vélez y Armero salían como flechas por los costados para acompañar en ataque por bloques a Arango y a Cortés, que casi siempre sobrepasaban a sus marcadores. Pero, además, Valencia desde el medio empujaba con balones nítidos a sus compañeros, mientras que arriba, Ramos estuvo dulce con el gol durante todo el año.
Era un equipo, según cuenta siempre Umaña con orgullo, al estilo inglés, en el que todos defendían y atacaban, en el que todos se movían y tenían una tarea específica. “La gente nos recuerda por eso. Ese equipo se asemejaba a lo que hoy hace el Liverpool”, diría el mismo Diego Édison hace poco en una entrevista.
“Siempre hemos conocido que la Liga Inglesa es rápida y dinámica y eso éramos nosotros, un equipo que practicaba un fútbol directo y muy diferente al colombiano, que es más de toque y elaboración. Nuestras transiciones eran muy rápidas y arriba hacíamos muchas rotaciones y éramos letales”, afirmó Iván Vélez, uno de los ‘alfiles’ de Umaña.
El campeonato
Pese a la brillantez táctica de Umaña, al América le costó perfeccionar la idea durante dos campeonatos, el ya mencionado del 2007 y el primero del 2008, donde el equipo perdió la gran final frente al Boyacá Chicó de Alberto Gamero.
Ya en el segundo torneo del 2008, el cuadro rojo encontró su máximo rendimiento en el tramo final de la temporada, clasificando a los ocho mejores con un fútbol mucho más suelto y efectivo, con todo su plantel en un nivel impresionante.
En los cuadrangulares finales, los ‘Diablos’ sobrepasaron al Pereira, al Junior y al Cali, su acérrimo rival, al que le sacaron cuatro de los seis puntos que disputaron.
Ya en la disputa final frente al DIM, América solo le puso el moño a su regalo para una hinchada que estaba ya acostumbrada a sufrir. Un gol de Víctor Cortés en el Atanasio Girardot les dio el triunfo a los rojos de Cali en el partido de ida, para que el encuentro de vuelta, disputado el 21 de diciembre, fuera un carnaval escarlata.
Esa tarde, en la que el ‘Diablo’ bordó su estrella trece, los hinchas vieron la confirmación del proceso de ese equipo arrollador que barrió 3-1 a los paisas para prender la feria decembrina.
Cuando a un hincha americano le dicen “2008”, de inmediato se le vienen a la cabeza los recuerdos de Vélez lanzándose al ataque, de Armero bailando tras cada gol, de los tiros libres de Valencia, de las escapadas de Arango y de esos goles de Ramos que terminaron de forjar esa obra maestra de Diego Umaña que tanto bien le hizo al balompié nacional.