Cuando a Catalina Usme le preguntan qué sueña, su respuesta no se hace esperar: “ganar la Copa América con la Selección Colombia y ser campeona de la Libertadores con mi equipo”. Ambos títulos se le han escapado de las manos, pero la emblemática jugadora del fútbol femenino colombiano sigue ilusionada y afirma, a los 32 años, que “todavía hay Catalina para rato”, mientras una franca sonrisa aparece en su cara.
Una semana después de haber perdido la final de la Copa América contra Brasil en Bucaramanga, ‘Cata’, como le gusta que la llamen, habló de aquello, de esa Copa que la puso tan feliz y también triste, cuando está apenas aterrizando en su otra realidad, después de un ligero descanso, para entrenar de nuevo con el América, aunque no haya Liga Femenina este segundo semestre. Pero se viene la Libertadores, y a la antioqueña no le gusta dejar nada al azar.
Después de la práctica del viernes pasado en La Candela, la sede de entrenamiento del plantel femenino del América, Catalina atendió a El País. Respondió cada pregunta. De la Copa. De la Libertadores. De la Liga. De la Federación. De la Dimayor. Y hasta de sus gustos personales, como la música, la comida, el amor…
¿Qué sabor le dejó la Copa América?
Tengo dos sabores, uno amargo por no haber obtenido el título, porque más allá de las clasificaciones al Mundial y los Olímpicos, el objetivo era salir campeonas de la Copa América. Hicimos un buen partido, pero no nos quedamos solo con eso. Y también me dejó un buen sabor porque las selecciones sub 17 y sub 20 ya habían clasificado a los Mundiales, y lo mínimo que debíamos hacer nosotras era buscar nuestro tiquete. Se hizo una gran Copa, vimos estadios llenos, tuvimos a nuestras familias cerca y estas cosas también hay que valorarlas.
Contra Brasil quedó la sensación que se pudo ganar. ¿Qué faltó para alzar la Copa?
En el deporte competitivo hay un montón de cosas detrás de cada objetivo y vimos que la brecha deportiva con Brasil se cerró, ya les competimos de tú a tú, estamos muy cerca de esos equipos internacionales. Brasil venía de hacer una preparación por todo Europa, nosotras no. Con mejor preparación a nivel individual vamos a mejorar y estar cada vez más cerca de las grandes selecciones del mundo.
¿Estaba totalmente recuperada del empeine para esa final?
No, no totalmente, pero siempre lo dije, nada que una final no pueda resolver. Como deportistas de alto rendimiento hay que aprender a jugar con este tipo de dificultades, no podemos ser tan facilistas y ante el primer obstáculo decir “no voy”.
A propósito de obstáculos, el fútbol femenino cada vez le regala más alegrías al país, pero también cada vez se encuentra más piedras en el camino…
Yo soy una mujer muy optimista y todavía creo que podemos consolidar una buena estructura y un buen fútbol para nuestras jugadoras. Esa es una de las misiones que tenemos en mi generación. En la Copa América todas decíamos que parte del futuro del fútbol femenino dependería de lo que hiciéramos, si clasificábamos al Mundial y los Olímpicos o jugábamos la final, lo cual nos daría una voz para hablar. No debería ser así, pero las mujeres siempre tenemos que estar demostrando que somos buenas, que podemos, en fin. Así que habernos ‘enloquecido’ con esta Copa América nos ha traído cosas muy bacanas también. Y bien o mal, así la Liga nuestra no nos dé los réditos que esperamos –porque siempre he dicho que esta puede ser, por talento, una de las mejores ligas del mundo–, no podemos ser egoístas y decir que no llegamos bien preparadas a la Copa América. Nosotras empatamos la Liga del primer semestre con la Copa y eso nos ayudó muchísimo. Por eso me duele que no haya Liga para el segundo semestre, porque se viene la Libertadores.
La Libertadores es en octubre en Ecuador. ¿Hasta dónde afecta al América no tener Liga?
Sí nos afecta, pero no. Lo explico: las mujeres estamos acostumbradas a ello, no es un escenario que no hayamos vivido y aun así fuimos subcampeonas de la Libertadores. Que sería un plus tener Liga, claramente sí, pero eso estaba contemplado en la planeación del América. En enero nos proyectamos para ganar la Liga e ir a la Libertadores, conscientes de que no habría torneo en el segundo semestre. Y nuestro plan de acción es seguir preparándonos, entrenando día a día.
¿Usted, particularmente, siente respaldo de la Federación y la Dimayor?
Siento que hemos avanzado en muchas cosas. Estas entidades son más cercanas a nosotras ahora. Obviamente falta mucho, este camino apenas está en construcción y habrá errores de parte y parte, pero mientras haya voluntad, seguiremos trabajando. Antes no nos sentábamos ni con la Federación ni con la Dimayor. El fútbol femenino sigue siendo ajeno para ellas, pero ya hemos construido cosas.
Se habla de un cuadrangular en Bogotá entre América, Cali, Corinthians y Boca Juniors, como preparación para la Libertadores…
Sí, están en ello, falta poco para concretarse y sería muy importante para todas. Cuando hay estructura y se prevén las cosas, es más fácil. Es un cuadrangular que nos permitirá a Cali y América prepararnos para hacer una buena representación de Colombia en la Libertadores.
¿Qué hará este tiempo sin liga?
Lo mismo de todos los días, levantarme, venir a entrenar con amor y responsabilidad por los retos que tenemos. Estamos en un punto maravilloso que nos permite seguir explorando qué nos hace falta, en qué hemos fallado, aunque hay cosas que no podemos controlar. En lo que sí podemos tener control es en la preparación y hay que hacerlo a conciencia.
Eso en lo deportivo, pero en lo económico, ¿cómo se sostiene una mujer que vive del fútbol sin Liga?
Siempre he dicho que las que estamos en América somos afortunadas. Nuestro proyecto nos ha permitido tener estabilidad año tras año, pero infortunadamente esa no es la realidad de todas. El 95 % de las futbolistas profesionales colombianas trabajan en otras cosas para poder vivir. O es jugar o es comer. Y, obviamente, primero hay que sobrevivir. Imagínate, si hemos logrado tantas cosas en medio de estas dificultades, qué sería si nos dedicáramos al fútbol profesional femenino las 24 horas, como debe ser. Aún no hemos explorado todo el potencial que tenemos, justamente por cuenta de las dificultades que se nos atraviesan. Si hubiera el apoyo necesario, el fútbol femenino de Colombia sería una locura. Tendríamos una de las mejores ligas del mundo.
¿Por qué no se ha ido al exterior con tanto talento y jerarquía?
Las propuestas buenas llegaron hace tres o cuatro años, pero cuando llegué al América mis perspectivas cambiaron. Parte de la responsabilidad que tenemos como generación visible es ocuparnos de las que vienen detrás, porque debemos dejarles las bases, alzar la voz para construir y que el camino de ellas sea menos tortuoso. Si todas nos vamos fuera del país, qué queda. A mí no me mueve el dinero, me mueven otras cosas y el proyecto América femenino es una de ellas. Me quiero preparar para ser dirigente, pero no de escritorio, sino estando en la cancha, conociendo a las jugadoras y viendo sus necesidades, como lo hace nuestra presidenta, Marcela Gómez. Mi sentido de responsabilidad cambió y no pienso irme al exterior; además, porque ya casi estoy de salida.
¿Es inminente el retiro?
Noooo, todavía hay Catalina para rato. Digo que voy de salida porque ya no me quedan diez años, es una realidad, pero mientras el cuerpo me dé y me sienta bien, ahí voy a estar.
Siempre le echamos el agua sucia a la Federación y la Dimayor, pero también es cierto que hay directivos de clubes que ven el fútbol femenino como un gasto y no como una inversión…
Esa es una responsabilidad compartida. ¿En las asambleas quiénes votan cuando se pide la aprobación de la Liga Femenina? Pues los dirigentes de los clubes. Cuando hablo de estructurar el fútbol femenino, me refiero a las bases, es decir, los entes que rigen el fútbol en Colombia, pero de ahí para abajo los clubes se tienen que adaptar a esa estructura. Y está claro, primero hay que invertir para obtener beneficios, pero los clubes no lo hacen.
¿Hubo o no vetos en la Selección Colombia femenina?
Es un tema bien polémico. Si hubiese vetos, la primera marginada sería Daniela Montoya, porque ella ha sido una de las principales autoras de las protestas, pero ahí está y es la capitana. A mí el fútbol siempre me ha enseñado que todos tenemos diferentes ojos para verlo y todos cabemos en él. Creo que esta selección les dio una oportunidad merecida a las jugadoras que están acá.
A un toque
¿El mejor gol con Colombia?
El que le hice a Estados Unidos en los Olímpicos.
¿El mejor con la roja del América?
El que le hice a Nacional para las semifinales en el título del 2019.
¿La mejor jugadora del fútbol colombiano?
Hay muchas, pero me gusta mucho ‘Gaby’ (Gabriela Rodríguez).
¿Qué jugadora ajena a la Selección Colombia la sorprendió en esta Copa América?
Yamila Rodríguez, la argentina, hizo una Copa América extraordinaria.
¿Hincha del rojo de Antioquia o del rojo de Cali?
Del rojo de Medellín siempre, hasta que llegué al América. Al fin y al cabo roja.
¿La comida que más le gusta?
Desde que cocine mi mamá, toda.
¿Cuando se echa una canita al aire, qué trago toma?
Wisky, me gusta, no me da guayabo.
¿Su cantante o grupo musical preferido?
Soy lo más ‘crossover’ de esta vida. Lo que sea se lo canto.
¿Dolió la muerte de Darío Gómez?
Lo recuerdo mucho, porque crecí con él en mi pueblo.
¿Qué no puede faltar en su nevera?
Agua.
Andrés Usme manda en el América femenino, ¿en la casa también mandaba?
Sí, pero la mano al bolsillo (risas).
¿Facebook, Instagram o Twitter?
Instagram.
¿Por qué o por quién fue la última lágrima que soltó Catalina?
Por esta Copa América. Tenía muchos deseos de ganarla.
¿‘Cata’, Catalina o Usme?
‘Cata’.
¿Y ‘Cracktalina’?
(Risas) Lo respeto, pero en el campo todas somos importantes.
En la cancha anda bien… ¿y en el amor?
Bien. Estoy sola (risas). Es muy complejo, me ausento demasiado tiempo, no salgo, no bebo, no tengo vida social.