La velocidad y el regate son las principales armas que tiene Gisela Robledo (Guacarí, 2003) para ser una de las jugadoras más influyentes de un América de Cali que, por segunda ocasión consecutiva, está en las semifinales de la Copa Libertadores.
“Te amo, Guabitas”, gritó Gisela el pasado domingo tras perforar, por primera vez, el arco de Boca Juniors de Argentina en el estadio José Amalfitani de Buenos Aires, Argentina.
Es ese corregimiento de su natal municipio que la vio nacer y crecer, y donde vive su familia, esa que se reúne siempre para apoyar a Robledo en sus intentos, a veces solitarios, de complicar a las mejores defensoras del continente.
La extremo lo tiene claro. Aunque tiene muchos ‘poderes’, ninguno como los que le otorgan el respaldo de su madre y de Dios, ese ser a quien se encomienda antes de cada partido con las escarlatas.
La número 7, que encontró en el cuarto partido de la Copa su ‘vencida’, espera que el cuarto enfrentamiento en la historia de su equipo contra Corinthians, actual campeón del certamen, también sea el primero en el que se vayan victoriosas, tras las derrotas en la pasada edición y la fase de grupos de la actual.
¿Cómo se siente después de anotar los goles de la clasificación?
Me siento muy feliz porque el domingo se me abrió el arco, que era lo que más anhelaba. Debo darle gracias a Dios porque pudimos clasificar. Todos muy contentos porque nos hemos preparado para este gran torneo y sabíamos que no iba a ser fácil, pero bueno, ya tenemos una semifinal que queremos ganar.
El reto es de nuevo Corinthians, rival en la pasada edición y en la fase de grupos. Ese partido lo jugaron bien, pero lo terminaron perdiendo en tres pelotas quietas, ¿cuáles cree que sean las claves para competir con ellas?
Es un gran equipo que sabemos a qué juega y del que conocemos a sus jugadoras. Ya nos hemos enfrentado tres veces contra ellas. En los entrenamientos vamos a seguir corrigiendo esos errores que tuvimos en ese juego y analizar qué podemos aprovechar para hacerles daño.
En ese partido se vio muy sola, haciendo largos desplazamientos y siendo casi que el único peligro para el ‘Timao’, ¿muy incómodo jugar así?
Me sentí sola en el segundo tiempo. En el primero me sentí muy bien porque pudimos contrarrestar el juego de ellas y manejar el partido. En el segundo tiempo después de que nos hacen gol se notó la desesperación que teníamos y ahí se hizo la diferencia. Esa desesperación nos lleva a vernos tan solas; pero sabiendo a qué nos vamos a enfrentar podemos darle control a esas situaciones.
En el partido del domingo parecía que América tenía el arco cerrado, pero finalmente usted lo abrió con dos goles muy parecidos, ¿entrenan esa jugada para esperar el rebote en esa zona del área o fue más intuición?
Son jugadas que siempre repasamos y eso es lo que nos hace fuertes en los tiros de esquina y en las pelotas quietas en general. Siempre las practicamos en los entrenamientos y siempre estoy en esa posición para esperar el rebote.
¿Cuál gritó más de los dos tantos?
El segundo, el segundo.
¿Qué tatuaje se besa en su antebrazo derecho cada que marca un gol?
Uno donde tengo escrita mis iniciales y el número 7.
Se escuchó que dijo “Te amo, Guabitas” en la celebración del primer gol...
Sí, sí, sí, a mi pueblo (risas), porque yo sé que donde quiera que esté jugando, ellos me están apoyando desde casa. El domingo estaban apoyando en mi casa y sé que en Guacarí y en Guabitas —corregimiento de ese municipio— hay muchas personas siguiendo mis pasos.
La alegría del primer gol duró poco, porque en un error de Katherine Tapia, Boca encuentra el empate, ¿qué se le pasó por la cabeza en ese momento?
La verdad, estaba muy tranquila y sabía que en cualquier momento nos llegaba otra vez el gol. Cualquiera se puede equivocar y así como ella nos respalda, nosotros las delanteras la respaldamos a ella. Las jugadoras siempre nos estamos apoyando la una a la otra porque somos un equipo.
Minutos después ella hizo una doble atajada fundamental, instantes antes de su segundo gol...
Es una gran portera y por algo la trajeron como refuerzo. Sabemos qué es lo que tiene y sabe que tiene nuestro apoyo.
Con refuerzos como Daniela Arias y Sara Martínez, al equipo se le ve más serio y aplomado con respecto al que fue subcampeón de Liga, ¿en qué cree que mejoraron?
Es un equipo más completo, que sabe qué es lo que quiere y para dónde va, y sobre todo que tiene mucha más experiencia.
Vimos a Catalina Usme cantando en una entrevista, pero la fiesta siguió en el camerino, ¿cómo fueron esos momentos?
Hubo mucha felicidad, la verdad es que trabajamos mucho por estar acá, entonces había que celebrarlo. Lo logramos, pero hay que seguir con calma porque el torneo no ha terminado.
¿Hizo falta el ‘profe’ Andrés Usme desde la línea?
Sí, hizo falta, pero somos un equipo y el ‘profe’ Pineda lo hizo súper bien y ya en el próximo partido estaremos de nuevo con el ‘profe’ Andrés.
¿Qué les dijo cuando llegaron al hotel?
Que éramos un equipo de guerreras, que gracias por darle esa alegría y permitirle estar presente en otro partido.
¿Cuántos goles quiere hacer en los dos partidos que le faltan?
Los que Dios quiera, él sabe cuántos goles me dará más. Yo seguiré trabajando para destacarme.
Su velocidad es un don de nacimiento, ¿también la trabaja?
La trabajo porque no la quiero perder y porque cada vez quiero ser más peligrosa.
Visita especial
Tras lograr la clasificación el pasado domingo a las semifinales de la Copa Libertadores femenina, el plantel del América de Cali recibió la visita de Julio César Falcioni, entrenador de Independiente e ídolo de la institución escarlata.
El exarquero de 64 años departió con las jugadoras y el cuerpo técnico del cuadro subcampeón de la Liga de 2020.
El próximo rival de las rojas será Corinthians, con el que se vieron las caras en la última fecha de la fase de grupos, terminando derrotadas por 3-0.
En la edición 2019 ambos equipos también se enfrentaron. En la fase de grupos, las brasileras ganaron 3-1.
En la ronda de semifinales, el partido terminó con goleada 4-0 para el ‘Timao’, que fue el campeón.