Díber Cambindo (16 de febrero de 1996) es un soñador. Eso es lo que se puede leer entre líneas cuando el espigado delantero afirma que, para ser futbolista profesional, tuvo que hacer apuestas arriesgadas que por fortuna lo tienen hoy en el América de Cali, uno de los equipos más grandes de Colombia.
Cambindo es apasionado por el fútbol desde muy pequeño, cuando comenzó a patear balones en Guachené, cuna de talentosos como Yerry Mina.
Sin embargo, para darse a conocer, tuvo que dar varios pasos. El primero lo llevó a la Liga Antioqueña de Fútbol, donde jugaba como volante o mediapunta. Y el segundo lo dio hacia el exterior, cuando muy joven decidió probar suerte en el Unión de San Felipe de la segunda división de Chile.
A sus 25 años, Díber en la cancha luce imponente por su contextura física de roble y por su voracidad frente al arco rival, esa misma que mostró el año pasado en el Deportes Quindío y esa que ratificó el pasado fin de semana, cuando le marcó un golazo de cabeza a Nacional con la camiseta roja.
En diálogo con El País, Cambindo contó su historia y habló sobre los grandes retos de América, que hoy juega un partido clave frente al Pasto.
¿Cómo se ha sentido en sus primeros partidos con América?
La verdad, muy contento y motivado con el grupo al que llegué. Me han acogido muy bien y creo que todo es cuestión de irse acoplando. Vengo en crecimiento.
¿Cómo lo recibieron los grandes referentes del equipo?
Llegué a un club donde hay futbolistas de gran trayectoria, y el recibimiento ha sido muy especial. Todos me han tratado muy bien, me hablan, mantienen en comunicación conmigo para que me sienta bien y eso me tiene feliz porque no siempre cuando uno llega a un club pasa esto.
¿Cómo ha sido su proceso?
El proceso mío ha sido un poco distinto al que han hecho otros jugadores que han tenido desde el inicio un equipo profesional. A mí me tocó pasar por varios clubes aficionados, pero gracias a Dios he sabido manejar este camino y hoy estoy donde estoy.
Usted hoy es un ‘nueve de área’ pero no se inició como delantero. ¿Cuál es la historia?
Yo me había desempeñado siempre como volante porque manejaba muy bien el balón. También lo hacía de mediapunta y de extremo, porque soy un jugador rápido, habilidoso y goleador. Pero ya en Chile los técnicos me dijeron que por el físico debería ser ‘nueve’ y me quedé con ese puesto.
¿Cómo se da la posibilidad de ir al fútbol de Chile?
Cuando estuve en la Liga de Antioquia quedé campeón y goleador con un club aficionado llamado Habilidosos Fútbol Club y ahí se da la posibilidad de mandarme al Unión San Felipe. En ese tiempo yo estaba muy chico y por eso me mandaban a jugar con el equipo Sub-20 el Torneo Nacional e hice muy buenas presentaciones, hasta que me dieron la oportunidad de estar con el equipo de primera yendo al banco y participando en algunos partidos.
¿Por qué no se quedó?
Lo que pasó es que el equipo en mi último año allá ya no me podía inscribir como jugador Sub-20, y tenía ya todos los cupos de extranjeros completos. Ellos me pidieron que me quedara seis meses más hasta que se me acabara el contrato, pero yo les contesté que no.
Entonces le dije a mi representante que quería regresar a Colombia porque quería que mi abuela, que en ese momento estaba viva, cumpliera el sueño de verme jugar a nivel profesional. Y afortunadamente le cumplí el sueño a ella, que ya tiene tres años de haber fallecido, y a mi familia, que siempre me ha apoyado.
Y es ahí donde llega al Quindío, donde brilló entre el 2017 y este año. ¿Qué tanto le aportó el equipo ‘cuyabro?
El Quindío para mí significa mucho por todo lo que viví allá, por lo que aprendí. En este equipo terminé de formarme como persona, como jugador y donde llegué a tener el nivel que tengo actualmente.
Hoy en día no soy una persona ‘x’, sino que soy Díber Cambindo, una persona reconocida gracias al club que me dio esa posibilidad. Allí me formaron, me dieron la posibilidad de jugar y me enseñaron cosas buenas y otras que me sirvieron para aprender de lo que es esta profesión.
Volviendo a América, hay una realidad: llevan varios partidos sin ganar y hoy se juega en duelo clave ante Pasto. ¿Cómo siente al grupo?
El equipo viene en alza. No hemos podido ganar en casa, pero venimos haciendo las cosas bien. No sé qué nos está faltando, pero venimos en crecimiento. Creemos en el grupo que tenemos, porque es el de los bicampeones del fútbol colombiano.
¿Cuál siente que es su gran reto con la camiseta del América?
Lo tengo muy claro. Estoy centrado en lo que quiero y mis aspiraciones son conseguir el tricampeonato de la Liga local. Voy a pelear por aportarle al equipo goles y alegrías. Ahora hay que darlo todo por meternos a los ocho. Para mí es una motivación enorme estar en un club tan grande como este. Cualquier futbolista sueña con jugar en el América.