El cuidado de las uñas es un aspecto fundamental en la rutina de belleza de muchas personas, y es que hay quienes concuerdan en que esta parte externa del cuerpo puede develar mucho sobre la higiene de alguien, por lo que es necesario mantenerlas limpias y organizadas por medio de la manicura.
Es de destacar que la frecuencia con la que se debe realizar la manicura puede variar según varios factores, incluyendo el tipo de uñas, el estado de salud de las mismas y el estilo de vida de cada persona.
Para quienes prefieren mantener sus uñas naturales, una manicura básica cada una o dos semanas es generalmente suficiente. Este tiempo permite que las uñas crezcan y se mantengan limpias y bien cuidadas.
De otro lado, quienes utilizan uñas de gel y acrílicas requieren un mantenimiento más riguroso. Es recomendable acudir al salón cada dos a tres semanas para reparar posibles daños. Este mantenimiento regular ayuda a evitar que las uñas se debiliten o se rompan.
Pero si las uñas están en buen estado, con cutículas bien cuidadas y sin signos de daño, pueden tolerar períodos más largos entre manicuras. Caso contrario al de las uñas frágiles o propensas a quebrarse, las cuales pueden necesitar cuidados más frecuentes.
Algunos expertos aseguran que el ritmo de crecimiento de las uñas varía para cada persona, sin embargo, en promedio, estas crecen alrededor de 2,5 a 3 milímetros al mes.
Mantener una rutina de manicura es fundamental para prevenir problemas comunes como uñas encarnadas, cutículas secas y uñas quebradizas. El recorte regular y el cuidado de las cutículas son esenciales para la salud de las uñas.
Del mismo modo, se recomienda utilizar guantes cuando se realicen tareas domésticas que impliquen el uso de productos químicos o cuando estas se expongan a mucha agua. Esto las protege de daños y debilitamiento. También es importante controlar el uso de quitaesmaltes con acetona, ya que pueden deshidratar las uñas.