Con tan solo 19 años, Diego Gil León comienza a resonar con fuerza en el mundo del béisbol caleño. Este joven, proveniente de Venezuela, llegó a Cali junto a su familia a sus 13 años. Hoy, seis años después, es un destacado atleta de alto rendimiento, miembro de la Selección Valle sub-23 y aspirante a una beca universitaria en los Estados Unidos o un contrato como jugador profesional en una liga de béisbol.

“Cuando llegué estaba perdido, no sabía nada de la cultura caleña. Me sentía desorientado, pero a medida que me fui adentrando más en la cultura, me encantó”, recuerda Diego.

A futuro, el joven debe decidir su futuro profesional entre psicología, fisioterapia y kinesiología, carreras por las que siente un gran interés. | Foto: Archivo Diego Gil León.

Sus primeros días en la Sucursal el Cielo estuvieron llenos de incertidumbre, pero también de nuevas experiencias y descubrimientos que, poco a poco, le fueron abriendo las puertas a lo que sería su nuevo hogar.

De hecho, su integración en la sociedad fue rápida y cálida. “Hoy en día, en mi corazón, siento que soy un caleño más. A las personas de aquí no les importa de dónde eres o de dónde vienes, solo les importa que seas una buena persona. Me acogieron como uno más, y eso me hizo sentir muy bienvenido”, comenta el joven deportista.

Su amor por el béisbol se manifestó a los tres años cuando en una visita al parque vio a la distancia a unos niños jugando. Fue tanto su entusiasmo que sus padres decidieron inscribirlo en un equipo. Desde entonces, no ha dejado de practicar este deporte insignia del país vecino, acumulando momentos memorables en todos los equipos en los que participó, especialmente, en “Ositos”.

La llegada de Diego a Cali marcó el inicio de una nueva etapa en su carrera deportiva. “El 15 de enero de 2018 fue mi primer entrenamiento con la Selección Valle. Desde el primer momento, los entrenadores y jugadores me acogieron como una familia. Jamás me han discriminado por ser migrante, y eso me ha permitido participar en siete campeonatos nacionales con los colores del departamento”, manifiesta.

Al joven de 19 años (der.) lo destaca su carisma, pues siempre está con una sonrisa en el rostro. | Foto: Archivo Diego Gil León.

No obstante, el camino no ha sido fácil. A pesar de su talento y dedicación, Diego ha enfrentado barreras significativas debido a su nacionalidad. “No he podido participar en los Juegos Nacionales porque, por ley, solo aceptan colombianos. Incluso fui convocado a la Selección Colombia, pero no pude participar por ser venezolano. Es frustrante porque sientes que tu nacionalidad te limita, pero eso no me ha detenido”.

Diego también ha enfrentado dificultades a nivel personal. “Al principio mis padres tuvieron dificultades para obtener una casa porque no se las daban si no eran ciudadanos colombianos, sin embargo, recientemente los habilitaron para comprar vivienda. Colombia nos ha apoyado mucho, a mí y a otros migrantes que conozco”, señala.

A pesar de estos desafíos, el joven ha encontrado en Cali una segunda casa. “Los caleños me han dado una acogida increíble. Eso me devolvió la seguridad y la confianza que había perdido”.

El apoyo de su entrenador, Alejandro Rayo, también ha sido fundamental en su desarrollo deportivo. “Cuando llegué a Colombia, yo era pitcher (lanzador), pero decidí cambiar de posición y Alejandro me formó como catcher (receptor). Él me ha dado todos los trucos, los consejos y la motivación necesaria. Todo el deportista que soy hoy, se lo debo a él”, afirma.

Diego ha vestido los colores del departamento desde lo 13 años, siendo parte de la Selección Valle sub-14, sub-15, sub-18 y sub-23 en varias ocasiones. | Foto: Archivo Diego Gil León.

A pesar de los desafíos, Diego no deja de soñar en grande. “Me gustaría estudiar psicología, me encanta demasiado esa carrera, o tal vez fisioterapia o kinesiología. En Estados Unidos hay universidades que dan becas a deportistas, lo que me permitiría formarme profesionalmente mientras juego mi deporte”, comenta con entusiasmo.

La historia de Diego Gil León refleja cómo la perseverancia y el apoyo comunitario pueden transformar vidas. “Desde los 13 hasta los 19 años, he sido parte de la Selección Valle y he podido viajar a varios departamentos como Bogotá y Medellín. La comunidad caleña y mi familia de béisbol me han brindado un entorno seguro y alentador, permitiéndole crecer tanto personal como profesionalmente”, concluye el joven.

El éxito de Diego Gil León no solo es una celebración de sus logros personales, es el reflejo de que, sin importar los desafíos, es posible salir adelante. Su testimonio es un recordatorio poderoso de que, con determinación y el respaldo adecuado, es posible superar las adversidades y alcanzar grandes metas que trascienden fronteras y construyen puentes de esperanza.