“Cuando íbamos entrando al Valle comencé a sentir nostalgia, a sentir aún más la canción Mi Valle del Cauca del Grupo Niche. Pasamos por Buga, Palmira, luego vimos las Tres Cruces, Cristo Rey y yo me quería tirar del bus. No veía la hora de llegar a la Terminal y mostrarle la ciudad a mi familia. Regresar es una emoción impresionante, pero hay que salir del país para poder sentirla”.
Así recuerda Luis Arnoldo Ybarguen su retorno al país el 12 de febrero de 2019, luego de vivir 27 años en Venezuela. Este colombiano, nacido en Quibdó, Chocó, llegó a la Sultana del Valle, ciudad en la vivió en su juventud, junto a su esposa y dos hijos a iniciar de cero. Hoy, tienen una empresa familiar de venta de refrigerios y almuerzos corporativos que mezcla los sabores más representativos de ambas culturas. Sin embargo, sus inicios fueron alejados de la cocina.
“Inicié trabajando en el estado de Zulia, Venezuela, allí me desempeñé en el sector petrolero, pero en 2008, cuando me mudé a Guayana ingresé a laborar en la empresa Ferrominera Orinoco como chef de los altos mandos militares. Era un buen trabajo, pero con el tiempo la situación comenzó a empeorar”, sostiene Ybarguen.
Luis Arnoldo se desempeñó en esa compañía del Estado hasta el año 2019 cuando la situación se volvió insostenible, pues su esposa e hijos comenzaron a presentar problemas de salud que debían ser atendidos. “Basado en eso tomamos la decisión, pero, sinceramente, no quería regresar a Colombia. Salí del país porque no había nada que hacer, aunque sí es cierto que cuando veíamos las noticias notábamos que todo estaba mejorado, tanto el proceso de paz como la economía”.
Fue así como este compatriota, oriundo del Chocó, llegó al barrio San Antonio, occidente de Cali, encontrándose con una ciudad más moderna. Sin embargo, fue al día siguiente, recorriendo el barrio, cuando notó que algo había cambiado en el trato que recibía.
“Cuando hablaba me decían que era venezolano. Me tocaba sacar la cédula y contar que había vivido allá, que no permanecía en contacto con colombianos y que por eso perdí el acento. Ahí sentí un… uff, ¿qué pasó?”, recuerda.
Aunque no esperaba ese recibimiento, Ybarguen no decayó emocionalmente y siguió trabajando en su objetivo: encontrar un sustento económico. De hecho, fue gracias a una amiga que logró ubicarse en un colegio de Dapa como auxiliar de cocina. Sin embargo, al llegar la pandemia, se quedó sin empleo y tuvo que recurrir a la venta de comida.
“Teníamos la idea de negocio porque en Venezuela lo hacíamos como hobby los fines de semana, pero aquí se tornó obligatorio. Comenzamos a vender café, fritanga y desayunos. Yo salía, me paraba debajo de un puente, a veces vendía, a veces regresaba con la mercancía completa. Era duro”, menciona.
Ante esta incertidumbre, Luis Arnoldo y su esposa decidieron digitalizar su negocio por medio de redes sociales. De esta manera surgió WAFAYS, un emprendimiento familiar de cocina oculta cuyo nombre hace referencia a las iniciales de sus integrantes: sus dos hijos, William Alexander y Francisco Antonio, y los apellidos de Luis y su esposa, Ybarguen y Sánchez, respectivamente.
“Al principio fue un poco difícil por mi acento, pero con la ayuda del voz a voz hemos logrado crecer. De hecho, gracias a la Organización Poder Sororo conocí el Centro Intégrate, lugar donde me caractericé como colombiano retornado”, comenta Ybarguen.
Allí, lo ayudaron a hacer el enlace para participar del proyecto Oportunidades sin Fronteras de la Agencia de Cooperación de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, a través de su componente de Emprendimiento, que se realizó en alianza con la Corporación de Desarrollo Productivo, CDP.
“El proyecto Oportunidades sin Fronteras me ayudó bastante, me dio un empujón muy grande para mejorar mi negocio. Además, nos enseñaron a gerenciar una empresa. Tuvimos clases de marketing digital y nos dieron apoyo psicológico, un aspecto muy importante para no desfallecer durante el proceso de emprender”, resalta el emprendedor.
Hoy, WAFAYS se dedica a la venta de refrigerios y almuerzos corporativos, snacks, servicio de catering, estaciones de café, entre otros, destacándose en la ciudad por su sazón y alto nivel de profesionalismo. “En nuestro emprendimiento fusionamos los sabores de la comida chocoana, caleña y venezolana. Esa es nuestra propuesta de valor, fusionar sabores con tradición”, destaca Ybarguen.
Un ejemplo de ello está en sus arepas fusión, pues en Venezuela este producto se presenta con arepa picada, carne de res desmechada, jamón, queso, huevo y salsas. En WAFAYS se modificó la receta cambiando la res por cerdo y agregando chicharrón y aguacate. En navidad, Luis Arnoldo ofrece un plato navideño con pernil y pan de jamón, propios de Venezuela, pero con las ensaladas y arroces tradicionales de Colombia.
A raíz de las experiencias que ha vivido el emprendedor tras su llegada de Venezuela, Ybarguen le hizo una invitación a los ciudadanos: “Mi consejo es que dejemos la xenofobia. Todos somos seres humanos y queremos la oportunidad de trabajar y demostrar lo que sabemos hacer. Mi otro llamado es que creamos en la Institucionalidad. Por ejemplo, yo no sabía que era un colombiano retornado y que podía acceder a ciertas ayudas”.
Para apoyar este emprendimiento visite su cuenta de instagram: @wafays o escriba al WhatsApp: 3239892661.