Cali ha sido una de las principales destinos para miles de personas migrantes venezolanas que han visto en la capital del Valle un lugar donde empezar de cero.
Desde que supieron que viajarían a Cali de la mano de sus progenitores, Deiker y Hernando Rodríguez, dos hermanos colombo-venezolanos, estaban expectantes sobre que les depararía la tierra natal de su padre.
Los hermanos vivieron la mayoría de su vida en Venezuela, su padre era un migrante colombiano que partió desde Cali hace más de 30 años en búsqueda de oportunidades en el vecino país, sin embargo, debido a la crisis económica que se desató en esa nación en el año 2013, él junto con su esposa e hijos, decidieron venir a la Sucursal del Cielo con el fin de empezar de cero.
“Un día de diciembre del año 2016, mi papá llegó a nuestra casa un día y nos dijo que empacáramos, que íbamos a migrar, la situación ya era insostenible, mi padre y mi madre condujeron hasta la frontera, en San Cristóbal, mi papá vendió la camioneta por dos millones de pesos y con eso nos venimos a Cali”, contó Deiker Rodríguez.
Una vez en Cali, los familiares de los migrantes los ayudaron, no obstante, la familia colombo-venezolana vivió varios retos.
“Mi papá es caleño, pero había trabajado como Director de un taller de diseño de trompos mezcladores de cemento en Venezuela durante 38 años, al momento de la crisis, su liquidación fueron un poco más de 500.000 pesos. Cuando llegamos a Cali nos pusimos a trabajar y a salir adelante, la gente y nuestra familia nos recibió con calidez, amabilidad y cordialidad”, afirmó el migrante.
Deiker relató que llegó a terminar sus estudios de bachillerato en una institución educativa donde era reconocido por su excelencia académica.
“Yo realicé el Icfes y gracias al buen puntaje que saqué pude aplicar al programa Todas y Todos a Estudiar de la Alcaldía de Cali, resulté beneficiario de este y gracias a eso pude entrar a estudiar Ingeniería Eléctrica en la Universidad Autónoma de Occidente”, relató Deiker.
Por su parte, su hermano, Hernando Rodríguez a su llegada a la capital del Valle decidió trabajar, eso si, sin dejar de lado su sueño de estudiar una carrera del campo de la salud.
“Yo quería estudiar algo que tuviese que ver con el campo de la salud, mi anhelo era cursar Medicina, pero acá es muy costosa. Mi hermano me comentó sobre la carrera de Ingeniería Biomédica de su universidad y me interesó, me acerqué y allá me ofrecieron ser parte del programa Pilos, el cual es un crédito educativo condonable a través de monitorias”, afirmó Hernando Rodríguez.
En diálogo con El País, los hermanos aprovecharon para enviar un mensaje a todos aquellos jóvenes que ven en Colombia un destino en el cual pueden formarse, “sí es posible estudiar y cumplir sus metas en Colombia, si la persona realiza buenas acciones, actúa bien, esto siempre genera oportunidades. Si la persona desea estudiar, que le eche ganas, seguramente saldrá adelante, debe tener actitud, recordar que no somos de aquí y lo importante que es dejar el lugar de donde venimos en alto, tenemos la responsabilidad de dejar a nuestras raíces en una buena posición”.
En la actualidad, los hermanos son reconocidos dentro de la institución no solo por su excelencia académica en sus carreras, sino por ser ejemplo de la integración social que vive la Sucursal del Cielo de la mano de los múltiples migrantes que a diario llegan a la ciudad.