320 niños, niñas y jóvenes están vinculados a la Escuela de Música Desepaz, EMD, un espacio protector con enfoque social que busca impactar la vida de los jóvenes del oriente de Cali, a través de la música. 19 de ellos son jóvenes migrantes venezolanos.
La Escuela se caracteriza por ofrecer formación musical durante 11 años, esto gracias a sus cuatro programas formativos abarcan desde los 6 a los 17 años de cada persona. Los programas son Coro, Vientos, Banda y Música Tradicional.
Este espacio fue creado a partir de una iniciativa de la Asociación para la Promoción de las Artes, Proartes y de la Orquesta Filarmónica de Cali y su propósito es incentivar en niños, niñas y jóvenes un gusto por la música. Esto, en pro de contribuir a una mejor calidad de vida.
“La EMD inició en el 2005 con 60 estudiantes, en el 2007 dobló su capacidad y vinculó a 120 estudiantes. Para el 2013 aumentó su capacidad a 320 y desde ese entonces esa cifra se ha mantenido hasta el momento. Además de eso, tenemos 30 maestros, de los cuales 6 de ellos son egresados de la escuela, lo que quiere decir que ellos realizaron todo el proceso y hasta culminaron sus estudios siendo músicos profesionales”, contó Yahaira Mina Mina, directora de la Escuela de Música Desepaz.
Debido a sus 19 años de trayectoría, la Escuela se ha posicionado como un referente para la comunidad. De manera que, las familias confían en los procesos de la Escuela y encuentran en esta la opción de que sus hijos tengan un proyecto de vida y crezcan lejos de la delincuencia, los prejuicios, la violencia y el consumo de sustancia psicoativas que se evidencia en su territorio.
La Escuela, además de brindar formación en áreas teóricas y prácticas de la música, también se caracteriza por ser un espacio que tiene abiertas sus puertas para vincular a todos los jóvenes que lleguen, no solo de otras nacionalidades, sino también de otras regiones. Ejemplo de esto, son los 19 jóvenes migrantes venezolanos que hacen parte de la Escuela de Música Desepaz.
La maestra Ángela Dean, es una docente fundadora de la Escuela y tiene nacionalidad venezolana, lo que ha generado que los niños y niñas vean en ella un apoyo y un referente profesional en la música.
Asimismo, la Escuela de Música Desepaz refuerza su componente social con el apoyo de los estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Valle que se encuentran haciendo sus prácticas. Así, el ensamble y el proceso de integración entre la población migrante venezolana y los locales se vuelve más sencilla y se da de manera orgánica.
“Nosotros les damos a los jóvenes la capacidad y el espacio de transformar sus vidas, pero sobre todo, se transforman las nuestras, porque los chicos nos han transformado a través de sus historias y vivencias”, expresó la Directora.
Beneficios de la Escuela de Música Desepaz
La EMD es un proyecto que abarca toda la edad escolar de una persona, a través de sus cuatro programas que se subdividen.
La Escuela con el tiempo se ha ganado un espacio y un lugar dentro la comunidad y el oriente caleño. Yahaira Mina, explicó que en este momento se posicionan como un semillero para los procesos académicos formativos en el Conservatorio y la Universidad del Valle.
“Nosotros, el año pasado, tuvimos 20 egresados, de los cuales 16 están estudiando Licenciatura en Música en la Universidad del Valle a nivel profesional. Cabe resaltar que la Univalle en su último corte recibió 37 estudiantes en los programas de música y Licenciatura y 16 de ellos son de la Escuela de Música Desepaz. Es importante destacar que para estudiar música en cualquiera de las instituciones se deben presentar dos exámenes de conocimiento en el área teórica e instrumental”, aseguró la Directora.
En ese sentido, la formación en la Escuela de Música Desepaz cobra gran importancia para los jóvenes del oriente de Cali, pues no solo les ofrece las herramientas necesarias para poder aplicar a una carrera profesional, sino que también contribuye a la construcción de un plan exitoso de vida.