Cuando Karelys Salazar llegó a Cali en noviembre de 2019 nunca imaginó que su rumbo profesional cambiaría y mucho menos que lideraría, junto a un grupo de amigas, una corporación que apoyaría a otros emprendedores. Esta es su historia.
Tomar la decisión de salir de su país natal, Venezuela, para buscar mejores oportunidades fue solo el primer paso para que Karelys se encontrara con su verdadera vocación gracias a su esposo, un ingeniero mecánico que había decidido emprender en la publicidad con JS Gráficas.
“Cuando vi a mi esposo diseñar por primera vez algo se encendió en mí. Como que me di cuenta que no estaba persiguiendo lo que realmente quería. Ahí nació mi pasión”, comenta Salazar.
Fue tanto su amor por el arte detrás de la publicidad que al poco tiempo decidió cambiar el rumbo de su trayectoria profesional y dejar atrás su título universitario en administración tributaria y aduanas obtenido en Venezuela.
“Sin duda me enamoré del arte, pues nunca lo había vivido así, nunca había visto la publicidad más allá de un letrero bonito. Cuando conocí a fondo el proceso de elaboración, todo lo que significaba ser un publicista y todas las emociones que traía consigo, fue cuando decidí estudiar diseño gráfico en el Sena. Al día de hoy tengo más de 15 cursos de diversas entidades”, menciona.
Con sus conocimientos en administración y el apoyo de su pareja, diseñaron un modelo de negocio ganador que pusieron en práctica una vez terminó el confinamiento por la pandemia del covid-19.
Este negocio familiar de fabricación de avisos y fachadas comerciales ha recibido el apoyo de diversas organizaciones y programas como Cuso Internacional, Heartland Alliance International, Prospera de la Cámara de Comercio de Cali, Yarú de la Fundación WWB, Comfenalco, entre otros.
Karelys y su esposo también fueron apoyados por el proyecto Oportunidades sin Fronteras (OSF) de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, a través de su componente de Emprendimiento, que se desarrolló en alianza con la Corporación de Desarrollo Productivo, CDP. “Estoy muy agradecida por el apoyo que nos han entregado desde después de la pandemia. Son ayudas que nos permiten abrir la mente. Nos quitan los límites que tenemos y nos hacen sentir importantes, que nos tienen en cuenta”, manifiesta.
Retribuir lo aprendido
El apoyo recibido por las diversas organizaciones fue clave para que Karelys y su esposo pudieran terminar de consolidar un negocio exitoso. Por eso, en agradecimiento, se unió a un grupo de amigas migrantes y caleñas para crear la Corporación Edep, donde enseñan a otros emprendedores todos los conocimientos adquiridos.
“Retribuimos todo lo aprendido en las ONG’s por medio de la formación y fortalecimiento a emprendedores. Tenemos un enfoque en emprendimiento y empoderamiento, sobre todo en mujeres cabezas de familia, pero también tenemos un área social y proyectos enfocados en la sostenibilidad”, destaca Salazar.
Desde este año, la Corporación Edep está operando, apoyando a colombianos, retornados y migrantes sin distinción como una forma de “ayudar y devolverle a Colombia todo lo que ha hecho por nosotros”, enfatiza la líder.
Y agrega: “Siento que estoy dejando huella. Ese era un compromiso personal que tenía y que comparto con mis socias. El poder ayudar, poder hacernos visibles, queremos mostrar que el hecho de que seamos migrantes venezolanos no nos aleja de la realidad de que somos capaces de lograr lo que nosotros queremos. Somos igual que todos”.