Algunos emprendimientos surgen de la necesidad del sustento y otros nacen de pequeños talentos. Esta es la historia de una madre venezolana y su hija de 9 años que han creado un negocio familiar a raíz de un pasatiempo: la creación de moños.
‘Diademas Victoria’ es el nombre del emprendimiento que han construido y su particularidad, es que detrás de cada accesorio están los diseños de Victoria de los Ángeles Rumbos Tablera, una niña que a su corta edad elabora los bocetos de los moños que venden en su negocio.
Yesire Tablera es docente de profesión, pero desde que se enteró que sería madre de una niña empezó a elaborar moños y diademas.
“Cuando estaba embarazada de Victoria el médico me mandó reposo porque la inestabilidad del país y las crisis sociales me estaban afectando, entonces empecé a buscar que hacer para ocupar el tiempo”, recordó la madre.
En diciembre de 2019 y debido a la situación sociopolítica que vivía el vecino país, Yesire decidió migrar con su familia a Cali, para ese tiempo, ya tenía su segundo hijo Santhiago Rumbos Tablera. Y su esposo la esperaba en la Sucursal del Cielo.
Sus conocimientos en la elaboración de moños y accesorios infantiles fueron el impulso para crear poco a poco su negocio.
“Nosotras empezamos a fabricar moños cuando teníamos mucho tiempo de ocio por la pandemia del Covid-19. En la casa, la niña y yo comenzamos a elaborar accesorios. Ella estaba viendo clases virtuales y aprovechamos el tiempo libre, veíamos vídeos y los hacíamos, así arrancamos con nuestro emprendimiento”, contó Yesire.
Cuando el Gobierno Nacional dio por finalizado el confinamiento, Yesire comenzó a capacitarse en fortalecimiento empresarial para continuar con el negocio, mientras su hija estudiaba y le ayuda con los diseños de los moños.
“Siempre estamos muy atentas al tema del fortalecimiento empresarial porque definitivamente me ha ayudado mucho en la organización de todo el negocio. De hecho, yo tenía la idea de que compró algo y lo vendo el doble y ya tengo la ganancia y no es así, cuando me involucré más en todo lo que tenía que ver con el ámbito empresarial me di cuenta que hay otros elementos que hay que tomar en cuenta para que funcione un emprendimiento”, expresó la madre.
A través de una convocatoria que circuló por un grupo de emprendedoras de WhatsApp, Yesire se vinculó por primera vez al programa Yarú de la Fundación WWB Colombia.
Debido a esas capacitaciones, se motivó y en 2023 continuó su crecimiento empresarial con la Corporación de Desarrollo Productivo, (CDP), gracias al proyecto de fortalecimiento de emprendimientos que impulsó el Proyecto Oportunidades Sin Fronteras de USAID.
“Ahí me enlacé con el curso de Reactivate de la Fundación WWB, también me capacité con la Fundación Carvajal seis meses y con la Cámara de Comercio de Cali”, afirmó.
Gracias a ello, Yesire y su hija ampliaron su portafolio de productos, ahora no solo venden moños para toda ocasión y temporada, sino que también ofrecen gorras personalizadas, sombreros, gorros, collares y bisutería infantil.
“Queremos dejar un impacto social con nuestro emprendimiento, prolongando y visibilizando esa relación que tenemos de madre e hija. Por esta razón, hemos elaborado talleres y cursos donde asisten las madres y sus hijas para que compartan tiempo de calidad en estos espacios”, dijo Yesire.
Esta idea fue apoyada por el CDP y el Proyecto Oportunidades Sin Fronteras de USAID el año pasado. De esa manera, Yesire recibió orientación y junto con Victoria realizaron un taller de manualidades que tuvo la presencia de 15 madres con sus hijas.
“Además del hecho de que pudieran aprender a hacer moños, que si era importante, la idea es que reconectaran esa relación de madre e hija que siempre es tan requerida”, manifestó.
Asimismo, Yesire destacó que el emprendimiento ha sido una iniciativa que las ha unido mucho más como familia, pues ahora comparten más tiempo. Sin embargo, la madre no ejerce presión en la niña cuando se trata del negocio.
“Yo siento mucho orgullo por mi hija, no solamente porque me colabora con el emprendimiento ni con las cosas de la casa, sino porque es una niña inteligente, buena estudiante y muy madura para su edad. Yo no la presiono, ni le digo que me tiene que colaborar en esto. De hecho, yo le digo que si en algún momento no quiere hacer algo me puede decir, porque no la obligaré”, finalizó.