El diseñador industrial Jerónimo Jiménez sacó a su ciudad natal de su monocromía. Pintando a La Sucursal del cielo.
Jerónimo Jiménez no es pintor, pero su sueño es darle color a Cali. Y en la búsqueda de hacerlo realidad ya pasó su primera pincelada por la ciudad. Vida, aparte de ser el primer edificio más colorido de Cali es la ópera prima de este diseñador industrial caleño hipnotizado por la magia del color, y quien dice que la alegría que caracteriza a la Sucursal del Cielo no se ve representada en su estructura física.Eso lo confirmaron las fotos de edificios, casas y parques de la ciudad que llegaron a las manos de Jerónimo. Al ver esas fotografías me dieron ganas de colorearlas. Cali es muy monocromática, cuenta, y explica: La ciudad empezó a importar ladrillo y concreto de Bogotá, materiales de colores muy fríos, que quedan muy bien para la Capital porque los cerros alrededor son muy verdes, pero no en Cali, donde las montañas son más rojizas.Así que cuando fue contactado para diseñar Vida la idea ya estaba pintada. Eso fue hace tres años y medio, cuando Jerónimo regresó a Cali, luego de presentar su propuesta de convertir el aeropuerto Eldorado en un jardín. El diseño que presenté permitía ver desde el aire figuras de rosas en las estructuras de la edificación, inspirado en los cultivos que se observan al llegar a Bogotá, relata. Y aunque este parecía ser su primer proyecto puesto en marcha, este diseñador industrial terminó debutando en su ciudad natal.Cuando Vida llegó a mis manos, era un proyecto que tenía dos connotaciones muy rígidas. La primera es que era un proyecto netamente inmobiliario, que por tener una rentabilidad sobre metro cuadrado no había mucha libertad de hacer con las formas lo que quiera. Y la segunda, que estaba destinada al sector salud, el cual no ha tenido gran renovación en la parte arquitectónica. El reto, entonces, era hacer una propuesta bien interesante.La selección de los colores que le dan Vida al edificio se basó en estudios de colorterapia, donde se identifican los efectos positivos que generan ciertos tonos en la recuperación de los pacientes. Y en el diseño, campo de Jerónimo, sabe que una mala combinación puede llegar a ser un desastre.Aunque este diseñador caleño no niega el miedo que siente a la reacción de la gente al ver su obra maestra (que estará terminada en julio) confiesa que le gusta generar impactos. El fin del diseño era que el usuario principal fueran los transeúntes, no sólo las personas que entraran al edificio, y que bueno que estas siempre tenga algo que decir.Afortunadamente las reacciones han sido positivas y él mismo las ha escuchado cada vez que sube a un taxi y da la dirección del edificio. Puedo decir que el 99% de las opiniones han sido positivas, eso me hace sentir que mi trabajo está bien hecho, afirma este diseñador industrial que no tolera el color negro, tanto que se deshizo de sus camisas negras.Si entre las manos de Jerónimo estuviera un lugar de la ciudad para transformar ese sería la ribera del Río Cali. Haría un diseño urbano, un parque lineal con una vegetación bonita, que impacte positivamente a la ciudad, dice. Y por supuesto, que este proyecto tendría mucho color.