Cinco días después, las huellas de frenado en la Autopista Suroriental con Carrera 66 siguen imborrables. Pedazos de metal y otros cuantos residuos de vehículo aún permanecen sobre una de las vías más importantes de la ciudad, por la que transitan miles de carros al día.
Un lamentable hecho que ocurrió en menos de un minuto, dejará recuerdos para toda la vida. Y quién iba a imaginárselo, si todo pasó en la madrugada de un lunes festivo, día en que los caleños acostumbran a salir de rumba o a descansar.
Por un lado, cinco jóvenes, todos muy amigos, se encontraban cenando horas antes del amanecer. Después, según uno de los familiares de los heridos, fueron detenidos en un retén mientras se movilizaban en un automóvil Renault Stepway de placas DIU 942. El guarda les solicitó los papeles y al parecer todo estaba en regla. Continuaron su camino sin saber que minutos más adelante un violento accidente de tránsito les cambiaría la vida.
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Por otro lado, ocho jóvenes paseaban por la ciudad en una camioneta Mazda CX-5 de placas IPZ 036. Tal como lo evidencia un video que circula en las redes sociales, los ocupantes del vehículo gritaban y festejaban. Algunos de ellos asomaban la mitad de su cuerpo por fuera del carro, mientras dos jóvenes mujeres, de menos de 20 años, grababan con su celular por el ‘sunroof’ del vehículo. Todos festejaban, sin imaginarse que poco después su destino quedaría marcado por la tragedia.
El Renault Stepway se desplazaba por la Carrera 66 en sentido oriente - occidente, mientras que la camioneta Mazda se movía por la Autopista Suroriental en sentido norte - sur.
Precisamente, en esa intersección, ambos vehículos se encontraron y colisionaron entre sí. El golpe fue tan fuerte que el Stepway se volcó y rodó metros más adelante, al igual que la camioneta, que quedó destruida sobre la Autopista.
En ese momento, 3:30 de la madrugada de un lunes festivo, la rumba en las inmediaciones de una de las zonas con mayor afluencia de público nocturno en Cali se detuvo.
Los gritos de emoción se convirtieron en expresiones de horror. La música que por lo general se escucha en la Carrera 66 se pausó y ahora el sonido era solo de las sirenas de las ambulancias.
Dos pasajeros del Renault salieron expulsados del vehículo por el fuerte choque. Uno, identificado como Juan Carlos Barrios, de 23 años, murió inmediatamente al caer en la vía. Otro, identificado como Sebastián Romero Turizo, de 20 años, en un hecho sorprendente que refleja el violento impacto de ambos carros, voló varios metros por el aire y fue a caer al canal de aguas lluvias de la Autopista. Alcanzó a ser trasladado a un centro asistencial, pero ahí su vida se apagó.
Como si fuera poco, diez personas más quedaron heridas. Una, identificada como Germán Gómez, perdió parte de su pierna y actualmente se recupera en la Unidad de Cuidados Intensivos de una clínica del sur de Cali.
Todos los demás heridos fueron identificados como Leidy Tatiana Carvajal, 20 años; Darci Daniela Castillo, 19 años; Jamilson Erazo, 18 años; Nathalia Galeano, 18 años; José Daniel Rojas; Cristián Camilo Ángulo; Fabio Andrés Bustamante, 18 años; Germán Gómez; Karol Ivonne Ardila, 16 años; y Camilo Rentería Hurtado, 17 años.
Casi una semana después, el tema sigue en las conversaciones de los caleños, pero con más preguntas que respuestas. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Quién tuvo la responsabilidad? Esas dos preguntas son las que especialmente se hacen las familias de los involucrados en el accidente, que han preferido mantener un férreo pacto de silencio frente a los medios de comunicación.
Pero la investigación por lo ocurrido avanza desde el mismo momento en que se presentaron los hechos, por cuenta de la Secretaría de Movilidad de Cali y la Fiscalía General de la Nación.
El País conoció que se trabaja sobre dos grandes hipótesis para encontrar respuestas: la primera, exceso de velocidad. La segunda, que uno de los dos vehículos violó un semáforo en rojo. La otra gran pregunta, de si hubo alcohol involucrado como causa del fuerte choque, también es parte del proceso investigativo.
Las primeras evidencias, que sin embargo deberán ser corroboradas por los peritos de la Fiscalía, indican que en al menos uno de los vehículos (la camioneta Mazda) se presentaba sobrecupo. Y que en el otro (el Renault), viajaban al menos dos personas sin cinturón de seguridad.
“También se evidencia que no hubo uso del cinturón de seguridad por parte de los ocupantes del Renault, pues dos de ellos fueron expulsados del vehículo luego del accidente. Además, por la cantidad de pasajeros que viajaban en la camioneta se pudo determinar que había sobrecupo”, explicó William Bermúdez, líder del Centro de Gestión de la Secretaría de Movilidad.
Lo cierto es que resolver el caso tomará tiempo, pues los investigadores deberán determinar qué tipo de homicidio se presentó, verificar si los implicados tienen antecedentes penales, corroborar la velocidad de los vehículos y miles de procedimientos que podrían tardar días, semanas o hasta meses.
Por eso mismo, dice un abogado consultado por El País, “sería apresurado decir en este momento qué consecuencias pueden caer sobre la persona que sea señalada como responsable”.
De otra parte, el accidente también puso sobre la mesa un debate sobre qué tan efectivos son los controles que hacen las autoridades en las vías de Cali, especialmente en las noches de los fines de semana. ¿Por qué ninguna autoridad se percató esa noche de que un vehículo circulaba con sobrecupo y los pasajeros exponían sus cuerpos a través de las ventanillas? ¿Por qué no existen cámaras de video en una de las intersecciones viales más transitadas del Sur de la ciudad?
Lo cierto es que hay silencio entre los ocupantes de los vehículos. Hay silencio entre los familiares de las víctimas. Hay silencio por parte de las autoridades. Todo está en hipótesis y por el momento solo quedan esas huellas imborrables que generan incertidumbre al pasar por el lugar donde ocurrió un hecho que sacudió a Cali.