La llegada de las fuertes lluvias pone en alerta a autoridades y comunidad, quienes centran sus miradas en aquellos lugares que son considerados como puntos vulnerables a inundaciones.

La Carrera Octava con Calle 25, la Calle Novena entre carreras 35 y 30, la zona frente al El Gato de Tejada, en el Oeste; una gran parte del sector de Chipichape y Siloé, que son lugares de ladera, son considerados los puntos más críticos a inundarse por las lluvias.

Hay que tener en cuenta que existen zonas en la ciudad donde el nivel o desnivel de las calles es el que fomenta las inundaciones, y si en estos sitos las alcantarillas se encuentran llenas de desechos, seguramente la situación se convertirá en un problema mayor.

Los expertos señalan que en ciudad, al igual que en muchas otras urbes del país e inclusive del mundo, están sufriendo por los fenómenos de la variabilidad climática, lo que significa que lluvias que antes estaban registradas y que ocurrían cada 50 años o 100 años, ahora se están presentando casi que anualmente.

Es ahí, donde según los técnicos de las Empresas Municipales de Cali, Emcali, las lluvias chocan con los sistemas de alcantarillado, sobre todo porque estos fueron diseñados para periodos de hasta 100 años, pero resulta que las lluvias ya están superando incluso esos registros históricos.

Las precipitaciones que actualmente afectan a la ciudad son aquellas que son muy intensas, pero que tienen tiempos de duración muy cortos.

Las lluvias ocasionaron estragos en la zona de ladera, incluso, obras incompletas en materia de alcantarillado colapsaron por el abundante flujo de agua y escombros. | Foto: Alcaldía de Cali

Un punto que da miedo

En mayo de 2024, fuertes aguaceros lograron anegar el norte de la ciudad. El puente de Chipichape y la Avenida Vázquez Cobo presentaron graves inundaciones, al igual que la Avenida 4 Norte, entre calles 52 y 44, en el barrio El Bosque, por el desbordamiento de la quebrada Seca.

En ese momento, las cuadrillas de Emcali habilitaron los sumideros, por eso este año la atención y los trabajos se enfocaron sobre esos sitios, sobre todo luego de conocerse que el Fenómeno de La Niña estaría presente.

Para Andrés Hincapié, subgerente de Aguas Residuales de Emcali, la situación que se presenta en toda esta zona se da por el desnivel donde se recogen las aguas de la Avenida Sexta y la Vázquez Cobo, y donde el lodo, la basura, llantas y hasta trapos, tapan inmediatamente el sistema de drenaje, inundando toda la zona.

“Nosotros ya tenemos esos puntos identificados y cuando se presentan inundaciones mandamos unas cuadrillas que habilitan los sumideros, por lo que de inmediato el agua baja”, señaló.

Precisamente, para reducir el impacto del fenómeno natural de La Niña, la Secretaría de Gestión del Riesgo consolidó el programa Menos Riesgo, con el cual han realizado la limpieza de 13,2 kilómetros de canales en las comunas 2, 6, 16, 17, 18 y 20.

María Alexandra Pacheco, secretaria de Gestión del Riesgo, indicó que se ejecutaron intervenciones en Santa Mónica Residencial, en Vipasa, La Merced, Brisas de Los Álamos y en el canal de la quebrada Isabel Pérez.

Si están tapados los sumideros, estos no abastecen el drenaje de la ciudad. Emcali realiza limpiezas en tiempos de sequía, para que en temporada de lluvias, sí funcionen. | Foto: El País

Afectan y bajan las ventas

Otros de los puntos donde hay inundaciones es en la Calle Novena, entre carreras 35 y 30, en el sector de las Canchas Panamericanas, exactamente donde venden los cholados.

Según el Perfil Sociodemográfico de los vendedores de Cholado, realizado por la Secretaría de Desarrollo Económico, el 89,4 % de quienes se dedican a este oficio son cabeza de familia, es decir que su sustento depende de esta actividad. Cuando hay lluvias, la situación para ellos es drástica.

Medardo Montaño lleva más de 30 años trabajando en el lugar, es propietario de El Superdos, un negocio donde el agua ha hecho de las suyas, llevándose sillas y dañando neveras.

“Toda la vida se ha presentado el mismo problema. Cuando llueve, en solo media hora esto se pone full, hay que guardar las sillas, mesas, y si es de madrugada, toca correr para poner todo a buen recaudo ya que la marea se nos lleva todo”, contó.

Montaño habla de marea, porque según lo describe el nivel del agua es bastante alto, tanto así que ingresa a sus kioscos y se pasa hasta las canchas de baloncesto, que están a su costado.

El comerciante señala además que el lugar se inunda porque los sifones no son capaces con toda el agua que proviene de la Calle Quinta.

“Los sifones son muy pequeños y a pesar de que han hecho cuatro arreglos, eso no ha servido para nada”, dijo.

Para ellos, el invierno representa pérdidas de un 80 % al disminuir sus ventas.

Para el subgerente de Aguas residuales de Emcali, allí las inundaciones también se presentan por las basuras en los sumideros, ya que son muchos los vendedores que disponen de estos sitios para arrojar los desechos.

El funcionario explicó que en las Canchas Panamericanas, por el nivel de la ciudad propiamente, todas las aguas que bajan desde la Calle Quinta, se van acumulando y hay un desnivel que finalmente termina entre la Novena y la Autopista. “Allí hay un fenómeno de una olla hidrográfica, si le podemos llamar así, donde las aguas que se recogen finalmente son las que van por el canal de la Autopista, por eso hay ocasiones donde el canal se ve totalmente lleno y es debido a que ya el sistema viene trabajando a tope”, dijo.

En Siloé la situación es compleja

La ladera de Siloé es un área en alto riesgo de derrumbes, especialmente por las construcciones cuesta arriba. Allí las lluvias han ocasionado movimientos de tierra.

Hoy las quebradas Isabel Pérez, que separa los barrios Belén y Siloé; y la Guarrús, que atraviesa todo el sector La Sultana y El Indio, y separa a los barrios Brisas de Mayo y Pueblo Joven; son las que más reciben atención, precisamente para evitar que se desborden y causen más afectaciones.

Este año, hace solo unas semanas, la situación en Siloé empeoró, pero por cuenta no solo de las lluvias, sino de los trabajos de acueducto que quedaron inconclusos hace más de 8 meses en la Calle 8 Oeste con Carrera 50 D.

La intensidad de las lluvias ocasionó que se afectara la obra y se llevó a su paso rocas y material que terminó impactado contra las fachadas de las casas. Andrés López, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio Belén, mencionó que ahora lo que la comuna necesita es un plan maestro de alcantarillado.

“A las inundaciones, se le suma el tema de las obras que están en las vías, precisamente para cambiar el alcantarillado y evitar que el agua se rebose, pero ya son varios meses y no se han podido realizar. El barrio Lleras Camargo ha sido el más afectado, al igual que Belén donde también había una obra frenada hace un mes”, detalló.

Tras reclamar en las calles, la comunidad logró que Emcali se enfocara en la situación y fue así que llegaron a varios acuerdos, entre ellos el inicio de obras en Lleras Camargo y Belén.

“No hay excusa para no terminar la reposición de redes. Deben culminar este frente y los otros cinco de reposición de acueducto y alcantarillado que hay en la Comuna 20″, ordenó Roger Mina, gerente de Emcali.

La basura, el lodo, y hasta los pañitos que cada vez son más utilizados por las familias caleñas, tapan completamente las cañerías. | Foto: Emcali

¿Se han hecho inversiones?

Para mejorar el drenaje, Emcali viene mejorando los sumideros con rejillas metálicas que no permiten la entrada de tantos residuos, sino de mayor número de agua.

El objetivo de la empresa es ir pasando de una tecnología de concreto, a rejillas con hierro.

“En Cali siempre ha habido el problema del hurto de infraestructura. Estas rejillas son de hierro dúctil, tienen mayor capacidad hidráulica, más durabilidad y resistencia al peso; pero como van empotradas no se las pueden robar”, enfatizó Andrés Hincapié, subgerente de Aguas Residuales de Emcali.

Cada año la empresa compra entre 150 o 200 rejillas, con una inversión que oscila entre $300 a $500 millones. En total son 65 mil rejillas las que hay en la ciudad, pero el cambio de tecnología implica una inversión cinco veces mayor, debido al costo.

A esto se suma la compra de un equipo Vactor 2100i, que se utiliza para el mantenimiento del sistema de alcantarillado. Su inversión asciende a los $4000 millones.