La base para un programa como los guardas cívicos reposa sobre la política. Así lo consideran quienes creen que una iniciativa como esta, con unos costos tan elevados y sin resultados claros para la ciudad, se sostiene con los intereses políticos de la Administración y del Concejo.
La única forma en la que un programa como el de los Guardas Cívicos se pueda mantener en el tiempo con unos costos tan elevados y sin resultados claros para la ciudad, es que se sostenga sobre la base de los intereses políticos de la Administración Municipal y el Concejo de Cali.Es así, de manera escueta, como se explican algunos analistas la razón por la cual a esta iniciativa, que le está costando cerca de $20.000 millones a los caleños, extrañamente se le sigan aumentando cada año los recursos en la misma proporción en la que crecen sus críticos y detractores.Tendríamos que ser ilusos para no pensar que en unos niveles de corrupción como los que se manejan en el país y en Cali, un programa como este funcione por simple bondad. Detrás de eso siempre hay intereses ocultos y oscuros, y no me queda la menor duda de que este programa de los guardas cívicos tiene su interés, indicó el politólogo Óscar Duque.Una apreciación que no comparten ni Administración ni Concejo, que se sostienen en la tesis de que el programa ha promovido el civismo, ha generado empleo y que no opera como un ajedrez, en el que las piezas se mueven con fines políticos.Pero fuentes de la Administración aseguraron que si hoy no se puede descifrar el mapa político es porque empezaron a llegar recomendados de todo mundo y ni la Alcaldía sabe quién es cuota de quién porque se desbordó esa participación que sería entre 5 y 30 cupos a cada uno.El alcalde encargado de Cali, Juan Carlos Botero, dijo que el dinero que se está invirtiendo en el programa no es un dinero que se esté botando al cesto de basura. Hay unos estudios de percepción de civismo que con el tema de los guardas ha mejorado, aseguró el funcionario. En el cuerpo de Guardas Cívicos puede haber algunos militantes de concejales porque son muchas las hojas de vida que llegan a la Administración, pero es la Secretaría General la que escoge el personal de acuerdo a un perfil y estoy seguro que esta dependencia ha seguido con transparencia las directrices del Alcalde, de que no se haga con fines clientelistas, aseguró Botero.Impregnado de políticaNo obstante Carlos Rojas, secretario de Cultura y uno de los creadores del programa, reconoce que éste es un programa político, como cualquier programa de gobierno. Todos los concejales han mandado, sin excepción, gente al programa, todos. Todos lo han hecho, pero con la condición de que para poder ingresar se hacen diversas evaluaciones y por eso la variedad del perfil que los guardas tienen. Si fuera un acuerdo con un solo sector de los concejales, indudablemente que sería un programa desbalanceado, reconoció el Secretario de Cultura.Estas declaraciones generaron el disgusto del concejal Nelson Garcés, quien aseguró que para ese tipo de negociados con la Administración Municipal, los concejales de Cali son 19 y no 21 porque ni (Rodrigo) Guerrero ni yo entramos en ese sainete. La persona que asegure eso es un grandísimo mentiroso. Que muestre las hojas de vida o los nombres que le mandó el concejal Garcés. Que me dé la cara y yo le hago un debate para que confirme lo que está diciendo. En el mismo sentido se pronunció el concejal Fabio Arroyave, quien aseguró que él no hace parte del movimiento que apoyó a Ospina. He estado muy distante de la administración, aunque he apoyado las políticas de Gobierno, pero con él no tengo contacto ni con las personas que manejan el sistema de selección o contratación, dijo el concejal.Orlando Chicango, por su parte, dijo que mucha gente cuando entra a la Administración, entre por donde entre, se vinculan a algunas de las campañas políticas en el entendido de que ellos saben que el ejercicio del poder de alguna manera puede garantizarle o no su permanencia.Para nadie es un secreto que cuando se presentan los presupuestos y los planes de desarrollo es el Concejo el que decide si un programa continúa o no y la gente no es boba. En ese orden de ideas muchos de los que están allá, no sé si impulsados por el Alcalde o por concurso, tratan de buscar respaldos políticos con la esperanza de que en el nuevo gobierno puedan continuar, dijo Chicango.Mucho por corregirPero algunas experiencias de ex guardas cívicos señala que en esta iniciativa el tema del civismo es sólo un barniz para ocultar el alto componente político.Uno de esos ex guardas, que pidió la reserva de identidad, aseguró que no recibió ningún tipo de preparación cuando ingresó al programa. Lo único que me dieron, después de tres meses, fue una capacitación básica de guarda de tránsito.La vinculación se hace por lo que llaman los puestos políticos. Allá cada concejal tiene sus apoderados. Yo llegué por una persona del despacho, el problema es que ahora me quedé por fuera porque no tuve más el apoyo político, explicó el ex guarda. Al respecto, el secretario de Cultura, Carlos Rojas, indicó que en principio, hay que reconocerlo, sí hubo personas que no hicieron el total de la preparación y eso pudo ser una pequeña debilidad, pero eso no fue una tendencia generalizada de la gente del programa.También creen los analistas que no es casual la defensa acérrima que del programa hacen muchos de los concejales, pese a que ellos mismos señalan que el programa de guardas cívicos presenta muchas falencias.El concejal Nelson Garcés señaló al respecto que el tema de los guardas cívicos no tiene ninguna justificación e insistió en que ha sido enemigo de que esa plata se gaste en hacer politiquería. Porque ahí hay una cuota de guardas cívicos para los concejales y otra cuota de guardas cívicos para el Alcalde y su gente y eso está plenamente comprobado. Con Garcés coinciden varios analistas que desde el estudio del proyecto alertaron que los Guardas Cívicos era una alternativa para el Alcalde pagar favores políticos de campaña, ante su reducido margen de maniobrabilidad burocrática que encontró con una Emcali intervenida y el torniquete laboral que le aplicó el ex senador Juan Carlos Martínez en el Dagma y los hospitales.Así las cosas, será difícil que los recursos de los Guardas Cívicos puedan trasladarse, al menos en este periodo preelectoral, para fortalecer la Fuerza Pública, dicen los analistas, por una razón sencilla: Los policías no ponen votos.