Las fiestas clandestinas que reúnen a los menores de edad en Cali tienen en alerta máxima a las autoridades de Policía y de Seguridad y Justicia de la ciudad.
Tanto así que, durante los últimos meses, varios han sido los eventos que han sido desmantelados por estar exponiendo a los menores a todo tipo de excesos, en encuentros que tienen de todo, menos adultos responsables y autoridad.
Un joven de 17 años que ha acudido a estas fiestas, y de quien reservamos el nombre, le contó a El País cómo se vive en el interior de estos eventos y dio un ‘brochazo’ de todo lo que se ve allí.
“Yo hace rato que no voy a esas fiestas, pero si he ido a unas seis y en todas hay descontrol. La primera vez que fui a una fiesta así tenía 15 años y había, por lo menos, unas 50 personas, todas menores de edad”, narró.
El ‘modus operandi’ es el siguiente. Alguien (aparentemente desconocido) ‘cuadra’ la hora, la fecha y el lugar, que es una casa o salón regularmente abandonado, ya que es probable que los menores no pasen todos los filtros de una discoteca.
La información se difunde por WhatsApp o grupos internos en las diferentes redes sociales. “A veces es por voz a voz. Sí sé que ahora todos están muy precavidos por los operativos de la Policía, entonces se están haciendo fiestas más pequeñas”, comentó el menor.
Agregó que “he visto pelados con 11 y 12 años en estas fiestas hasta la madrugada. A veces hay hasta relaciones sexuales, se meten a los baños o a los cuartos y ahí sucede todo, incluso delante de todos muchos se manosean, se besan entre todos. No creo que los padres se imaginen lo que sucede. Uno va porque quiere distraerse, pasarla bien, compartir, ya depende de uno mismo si va a consumir o no licor o drogas”.
Las autoridades en Cali informaron que, solo en el mes de febrero, intervinieron una fiesta clandestina en el norte de la ciudad, en la cual encontraron más de 300 menores de edad consumiendo bebidas alcohólicas y sustancias alucinógenas.
Las edades, explicaron, van principalmente desde las 12 hasta los 17 años. El crecimiento de esta práctica entre los muchachos y el aparente desconocimiento de los padres es lo que tiene en alerta a los organismos encargados del orden en la ciudad.
“Si bien es un fenómeno que siempre ha estado presente, anteriormente los horarios y espacios para los menores eran controlados. En los últimos años este fenómeno ha aumentado y evolucionado, los jóvenes se citan a través de las redes sociales y realizan fiestas clandestinas”, comentó la teniente Adriana Corrales, jefe del Grupo de Infancia y Adolescencia de la Policía de Cali.
Agregó que “aparte del licor y las drogas, en estos eventos también se ofrecen espectáculos sexuales, strippers, shows en lugares y establecimientos donde no está permitido el acceso de menores”.
Sin embargo, estos no solo estarían logrando dicho ingreso, sino que tendrían toda una variedad de sustancias psicoactivas a su disposición y consumo, por ejemplo, la marihuana, el tusi, el éxtasis, entre otros.
“Si me preguntas, nunca sé de dónde sale la droga, pero en todas las fiestas a las que he ido siempre hay alguien que está vendiendo”, siguió contando el menor de edad.
Para conseguir licor, reveló que siempre envían a comprarlo a quienes se ven más mayores, o a quienes tienen más de 18 años, ya que, si bien la fiesta es clandestina por la presencia de menores de edad, también es común que se ‘cuele’ algún joven con contraseña recién tramitada.