La ola de calor que ha sufrido Cali, en la que se registraron temperaturas récord que superan los 38 grados centígrados, evidencia la urgencia de aumentar la siembra de árboles para mitigar las islas de calor y generar confort térmico.
Paradójicamente y aunque en la ciudad alrededor de 30 barrios tienen nombres de árboles: Chiminangos, Álamos, El Cedro, etc., en lo corrido de este año el Dagma ha recibido 325 solicitudes de tala de especies arbóreas, motivadas en un gran porcentaje por la inconformidad que genera para muchos ciudadanos la ‘basura’ que producen sus hojas y flores.
Lo más grave del asunto es que la ciudad presenta un déficit de unos 450 mil árboles y el 80 % de los que tiene ya son adultos.
También hay escasez de zonas verdes, pues mientras la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda un mínimo de 9 metros cuadrados por habitante, en Cali hay 4,6 metros cuadrados.
Jorge Narváez López, líder de Flora del Dagma, expresó que en este momento hay aproximadamente unos 6000 árboles para tala, no necesariamente porque estén enfermos o con afectación, sin
o porque están mal emplazados y pueden generar un riesgo de volcamiento y producir un accidente.
“De estos 6000 tenemos 3000 árboles secos, o sea muertos en pie, que ecosistémicamente no aportan ningún valor dentro del microclima de la ciudad, los cuales deben ser talados y reemplazados, labor que se viene realizando”, dijo Narváez López.
El funcionario reiteró que dentro de las actividades que está haciendo el Dagma para recobrar su cubierta arbórea son: tala, sacada de tocón o raíz y reposición de los individuos forestales con árboles nativos de la zona tropical para recuperar los ecosistemas de bosques tropicales de la ciudad.
Respecto a las talas que pide la comunidad, Narváez precisó que “solo se pueden hacer con procesos de solicitud ante el Dagma que determinará, previa inspección del individuo, si se puede realizar, de lo contrario, la persona podría recibir una sanción que casi siempre es económica”.
Sin embargo, manifestó que la invitación es a que la gente conserve los árboles, no los agreda, ya que normalmente los conflictos se generan por caída de ramas o de hojas. “Hay que entender que los árboles, con el cambio climático que vivimos, ayudan a controlar la temperatura, además son corredores biológicos y ecosistémicos dentro de la ciudad que hacen que se reduzca el calor y nos mantengamos refrigerados, pero también nos dan sombra. Por eso, debemos conservarlos para que la ciudad sea un poco más verde, más fresca y nos ayude con el tema del calentamiento”.
Por su parte, Carlos Llanos, ingeniero forestal y arborista, enfatizó que en la ciudad se talan muchos árboles, “algunos justificados por riesgo real y/o porque son especies invasoras, y en algunos casos por estar en el sitio incorrecto (la especie incorrecta), pero también se tala mucho por riesgo creado o aparente, sin análisis, solo por la solicitud incisiva de los vecinos”.
Agregó que el tema del desprecio por los árboles y sus beneficios ecosistémicos se da precisamente porque la gente desconoce que son fundamentales para la vida en la ciudad, así como sus aportes, especialmente, en la salud de las personas. Recomendó, por ello, crear una cátedra del árbol en la escuela y carreras en arboricultura y bosques urbanos en las universidades.
Endurecimiento de la ciudad
Las zonas blandas como separadores viales y las zonas verdes entre el andén y la vía son cubiertas con cemento y usadas para el parqueo de vehículos o ampliar un negocio. Esto ha generado que cada vez sea más difícil encontrar áreas donde plantar árboles.
“Lo cierto es que los árboles que se han ido cayendo, especialmente en barrios residenciales, la gente en vez de reponerlos, lo que ha hecho es poner cemento”, subrayó.
Agregó que las redes de infraestructura de servicios públicos imposibilitan sembrar árboles de porte grande en los barrios y zonas públicas. “Hay una gran cantidad de limitantes, pero hemos tratado de hacer al máximo reposiciones 1 a 1 de los árboles que se han talado. Este año llevamos 1664 reposiciones de los árboles que están en riesgo y emergencia”, enfatizó.
Los árboles son fuente de salud, pues aumentan la circulación sanguínea, los niveles de oxígeno, disminuyen la presión arterial y la ansiedad y son las raíces de la sostenibilidad. Por eso, “no tale, siembre”.
Más árboles
La disminución de zonas blandas y zonas verdes en la ciudad se refleja en un menor número de árboles grandes, con copas anchas, los cuales generan una reducción climática más significativa sobre las zonas endurecidas, pues la sombra reduce la temperatura y mejora el microclima.
De acuerdo al censo entregado por la CVC al Dagma, Cali pasó de tener 280.000 árboles a 382.655 y la presencia de especies nativas aumentó del 34% a un 54%.
Además, el arbolado de Cali produce al año 9003 toneladas de oxígeno y remueve 77,67 toneladas de contaminantes del aire. Tiene almacenada en su biomasa 84.601 toneladas de CO2. También se mejoró la diversidad pasando de 399 a 473 especies.