Por Santiago Cruz Hoyos - editor de crónicas y reportajes
Unos días después de cumplir su mayoría de edad, lo que ocurrió el 22 de noviembre de 2022, Marcelo acudió al quirófano para hacerse la vasectomía.
— Recuerdo que ese día éramos cinco haciéndonos el procedimiento. Dos eran jóvenes como yo, menores de 20, los otros dos eran más mayores. Todos conversábamos vestidos con una bata, a la espera del turno.
A Marcelo lo acostaron boca arriba, le aplicaron una base de alcohol e Isodine, le pusieron anestesia local para después buscar los conductos deferentes que transportan los espermatozoides desde los testículos y cortarlos. No le dolió. Apenas salió un poco mareado, por la anestesia.
Marcelo sueña con ser fotógrafo y diseñador gráfico. Aún no logra el cupo en la universidad, así que por ahora trabaja para financiar su propósito. Es mesero en un restaurante del barrio Granada, al norte de Cali.
En su tiempo libre toma fotos de competencias de mountain bike, flores, mariposas, la celebración del Día de la Independencia de Colombia, además de sus diseños que publica en su cuenta de Instagram, marceoh_edition. Ahora muestra en el celular un montaje que realizó de su novia como protagonista del videojuego The Last Of Us.
Ella fue quien lo acompañó a hacerse la vasectomía. Sus padres prefirieron no hacerlo. No les fue fácil recibir la noticia. Marcelo les contó a tan solo unos días de practicarse el procedimiento.
— Fue una decisión que tomé solo, aunque me informé muy bien tanto de las ventajas como de las desventajas. Pero me decidí después de ver lo que está pasando ahora, tantos problemas, tanta gente en la calle, jóvenes sin nada qué hacer, niños, bebés, en los semáforos. ¿Para qué traer hijos en un mundo así? Cuando lo manifesté fue un momento difícil para mis padres, mis tías, mi abuela. Se sorprendieron. ¿Quién lo va a cuidar en el futuro, en la vejez, si no tiene hijos?, me preguntaron. Pero en la vejez inevitablemente vamos a estar solos, con o sin hijos. He visto varios ejemplos. De a poco mi familia ha entendido mi decisión y la respetan y me apoyan.
Claudia tiene 22 años. Es terapeuta. Desde niña pensaba que no tendría hijos. La decisión de no hacerlo la tomó hace un año. En julio de 2022 se hizo la operación de ligadura de trompas en Profamilia. Le costó $650.000 y se sorprendió de lo sencillo que es acceder a la cirugía. La programaron tan rápido, en cuestión de días, que Marcela pidió unas semanas más para prepararse y dejar todo listo en su trabajo.
Sus amigos, su familia, su pareja –que ya tiene hijos– le dijeron que lo pensara bien, que estaba muy joven, que tal vez en un futuro se podría arrepentir. Ella está muy segura de no ser madre.
— Puede sonar egoísta, pero tengo muchos proyectos en mi vida que no incluyen hijos. Y el mundo de hoy no es apto para traer más personas. Hoy uno ve tantos niños en casas de adopciones, en la calle, que me hace pensar que no es un planeta para traer más hijos. En los jóvenes hay una incertidumbre por el presente y por lo que será el futuro. Por eso le dije con mi terquedad de siempre a mi pareja: así me apoyes o no, me voy a operar.
El sueño de Claudia es consolidar un emprendimiento que está a punto de abrir, un SPA campestre estilo hotel, ubicado en el kilómetro 27 de la vía al mar entre Cali y Buenaventura. Se llama Nirvana.
Tanto la vasectomía como la ligadura de trompas son procedimientos cada vez más recurrentes entre los jóvenes. Según datos de Profamilia, entre 2021 y 2022, en Colombia se registró un aumento del 18% de la vasectomía a nivel nacional.
El 88% de los hombres entre los 20 y los 44 años en los estratos 2 y 3, fueron los que tomaron la decisión. Detrás de la vasectomía y la ligadura de trompas hay una conciencia cada vez más extendida sobre la planificación familiar.
“Las mujeres entre los 25 y 29 años representan el 25,92 % entre los pacientes que se someten a la ligadura de trompas”, agrega Profamilia.
Durante 2022 y lo que va de 2023, en Cali, la entidad ha realizado 7.690 ligaduras de trompas y 4.300 vasectomías.
El dato coincide con las estadísticas del Dane: la natalidad viene en descenso en Colombia.
Desde 2015 la cifra de nacimientos anuales en el país bajó un 7,5%. Mientras que en 2015 nacieron 660.999 colombianos, en 2021 fueron 611.669: casi 50 mil bebés menos.
En el primer trimestre de 2023 se registraron 127.676 nacimientos en el país, lo que se traduce en una reducción del 7,9% frente al mismo periodo de 2022, cuando los nacimientos fueron 138.702. La tendencia no solo se mantiene sino que crece.
Un informe de Cali Cómo Vamos indica que en el primer trimestre de 2023 hubo una disminución del 4,9 % en la natalidad en la ciudad en comparación con el 2022. “Entre los meses de enero y marzo se registraron 4709 nacimientos, mientras que en el mismo periodo del año pasado la cifra fue de 4953, es decir, 244 menos”.
— Cuando tenía 12 años, cuidaba a mis hermanitos menores porque mis papás tenían que estar por fuera de la casa trabajando. Así que de alguna manera ya fui mamá y no quiero repetirlo – dice una reportera que a sus 26, está segura de que no quiere hijos.
La crisis climática es otra de las razones que se repiten entre los jóvenes para no tener descendencia: menos gente es una manera de aportarle al planeta. La vasectomía o la ligadura de trompas la consideran un decisión responsable: cuando el mundo está en un punto de no retorno por el cambio climático, ¿para qué traer hijos a que la pasen mal?
También hay una ruptura con la manera de pensar de las generaciones pasadas, que consideraban el tener hijos como una forma de realización personal, primero, pero también garantía para el sustento económico y el cuidado en la vejez: una especie de seguro para los últimos días. No son pocos los jóvenes de hoy que consideran que aquella no es una responsabilidad que se le deba trasladar a un hijo.
El sociólogo Carlos Charry, docente de la Universidad del Rosario, quien ha venido estudiando el fenómeno creciente de los jóvenes sin hijos, añade que se trata de un asunto anclado a una sociedad que privilegia el individualismo, de hogares unipersonales, o de máximo dos personas, en los que maternidad y paternidad son roles que los sustituyen las mascotas. Y aquello está encadenado a las cada vez más altas exigencias profesionales, que para satisfacerlas exigen entrega, estudio permanente, lo que hace que las prioridades cambien.
Marcelo explica que, en su caso, la vasectomía se traduce en tranquilidad: el procedimiento es uno de los métodos anticonceptivos más seguros: tiene una efectividad del 99% para prevenir embarazos. Eso hace que se disfrute plenamente la vida sexual, sin la angustia de estar en riesgo de cometer “un error”.
Con la operación nada cambia. El deseo sexual se mantiene intacto, pese a los mitos. Tampoco se afectan las hormonas o la manera de sentir o tener relaciones.
— La vasectomía es una decisión responsable para quienes, como yo, no deseamos tener hijos en un mundo cada vez más difícil –insiste Marcelo.
En detalle
Desde 1970, Profamilia ha realizado 357.277 vasectomías, de las cuales más de 175 mil se realizaron en los últimos 10 años.
La vasectomía es una intervención sencilla que consiste en cauterizar los conductos que transportan los espermatozoides desde los testículos (conductos deferentes). Luego de una vasectomía la eyaculación no contendrá espermatozoides y así se evita el embarazo.
El procedimiento es mínimamente invasivo y de recuperación rápida, tarda tan solo 15 minutos y la incisión es tan pequeña que se cierra por sí sola sin necesidad de sutura.
Este método no representa una intervención hormonal, es decir que no engorda y no interrumpe la producción natural de testosterona. Tampoco genera cambios en el desempeño o el deseo sexual. Después de la vasectomía, el hombre sigue eyaculando normalmente, pero sin la presencia de espermatozoides, el semen no cambia en cantidad ni apariencia.
Por otro lado, la ligadura de trompas es una cirugía mínimamente invasiva, ambulatoria (incapacidad de 5 días) y de fácil recuperación que dura 10 minutos. Consiste en cauterizar las trompas de Falopio para impedir el paso del óvulo al útero. Se usa como método de anticoncepción definitivo para evitar un embarazo en mujeres que no quieren tener hijos o que ya tuvieron el número de hijos que deseaban.
El procedimiento se hace a través de laparoscopia, es decir que no produce cicatrices grandes y reduce los tiempos de recuperación y dolor postoperatorio.
Profamilia, por cierto, realizó la primera ligadura de trompas por laparoscopia en Colombia en el año de 1973 y es la organización con mayor trayectoria y experiencia en este procedimiento.