Durante años la capital vallecaucana se ha caracterizado por su variada oferta gastronómica, que es el deleite de propios y extranjeros.
Y dentro de toda esa amplia variedad de platos de todo tipo, lo cierto es que la comida típica se ha convertido en la preferida por la mayoría de comensales.
De hecho, tal como lo confirma Brany Prado, Presidente Ejecutivo de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, Acodres, “al 80% de caleños y turistas les gustan más las preparaciones originarias de la región; mientras el 15% de ellos opta más por las comidas rápidas y el 5% se inclina por la de autor”.
Por eso, en Cali es común encontrar platos y bebidas típicos, como sancocho, arroz atollado, tamales, empanadas, pandebonos y aborrajados, siendo la chuleta de cerdo la que más demanda tiene; al igual que el salpicón, la lulada, la limonada de mango biche y el champús.
Pero, además, en los negocios que engalanan las calles de la Sucursal del Cielo se consumen muchas recetas del Pacífico colombiano, como el arroz con camarones, el ceviche y el guiso triple, entre muchos otros, lo que posibilita un gran intercambio cultural.
Teniendo en cuenta esa diversidad los chefs le han apostado a crear productos únicos que llamen la atención de los comensales.
“La cocina de la ciudad es muy rica en fritos y dulces, gracias a sus raíces afro. Combina frituras como los aborrajados y alimentos hervidos como el sancocho, y adicionalmente, conjuga frutas ácidas y tropicales como el lulo o el maracuyá”, comenta Daniela Díaz Ramos, chef técnico laboral en cocina internacional de la Escuela Gastronómica de Occidente, EGO.
Cabe destacar que, estos deliciosos y variados sabores se degustan durante todos los meses del año, sin embargo, en los fines de semana, en particular, las ventas se disparan, especialmente durante enero, julio, agosto y diciembre, dado que son temporadas de fiestas y vacaciones, en las que salir a comer es uno de los planes preferidos por caleños y visitantes.
Rincones llenos de sabor
La capital de la salsa es la única ciudad del país que tiene quince zonas gastronómicas, de las cuales cinco se han incluido dentro del Plan de Ordenamiento Territorial, POT, y las otras son emergentes.
Estos espacios se encuentran distribuidos en las afueras de la capital vallecaucana, en el corregimiento de Pance, la Vía al Mar y Cristo Rey.
Por otro lado, en la zona urbana figuran en la lista Valle Grande, Ciudad Capri, Valle del Lili, Ciudad Jardín, El Peñón, Granada, San Fernando y San Antonio.
Cada una de ellas ofrece un mix de platos. Por ejemplo, en la Zona T, ubicada en la Calle Novena entre carreras 56 y 66, se maneja principalmente la especialidad de comida rápidas, sin embargo, se puede encontrar también comida peruana, mexicana y japonesa.
Precisamente, el Presidente Ejecutivo de Acodres explica que de las quince zonas gastronómicas doce corresponden a la zona urbana y tres a la rural, abarcando desde el sector Occidental hasta el Oeste y desde el Norte hasta el Sur. “Cada una tiene su dinámica especial, pero por orden de importancia el Parque del Perro es la de mayor actividad, seguida de Granada y El Peñón”, asegura Brany Prado, quien aclara que la intención es llegar a crear 20 zonas gastronómicas, gracias a la evolución que está teniendo la ciudad en este sector comercial.
Impulsor de la economía
El sector de comidas representa un rubro muy importante en el comercio y la economía de Cali, no solo por la cantidad de empresas que hay, sino también porque es un alto generador de empleo. De hecho, de acuerdo con el informe emitido por la Cámara de Comercio de Cali, de enero a julio de 2022 existían 7.223 firmas en la categoría de alojamiento y comida, con una variación positiva de 19% en comparación al año anterior.
Los caleños se caracterizan por su buen comer, por eso para la elección de un plato se fijan en su calidad y tamaño. Díaz, Chef técnico laboral en cocina internacional afirma que al ser tan familiares y acogedores existe la tradición de la importancia de la comida, así como de sus buenas porciones y precio.
Según Octavio de Jesús Quintero, presidente de la Junta Directiva en Fenalco Valle, el popular corrientazo o almuerzo ejecutivo puede oscilar entre $10.000 y $20.000, dependiendo la ubicación del restaurante. Asimismo, en uno de mayor categoría puede costar entre $30.000 y $70.000 y en uno de lujo entre $ 50.000 y $ 150.000 por persona.