El tempestuoso aguacero de 105,1 milímetros que cayó en Cali en la tarde del pasado miércoles fue un evento extremo y sin precedentes históricos. Así fueron descritas por el Ideam las fuertes lluvias que generaron inundaciones, deslizamientos, caída de árboles, fallas en los servicios y otras emergencias en la ciudad.
“En nuestra estación, ubicada en el norte de Cali, el máximo histórico de precipitación que teníamos era de 82,4 milímetros. Esto significa que hemos superado el registro máximo de lluvias que se habían presentado en la ciudad”, contó Ghisliane Echeverry Prieto, directora general del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
La gravedad del asunto está en que el país aún no atraviesa el Fenómeno de La Niña, que es un aumento de las precipitaciones bastante por encima de los registros regulares, por lo que el aguacero que vivió Cali, pese a su intensidad, hace parte de la primera temporada habitual de más lluvias de este año.
De hecho, el Ideam resaltó que hay una probabilidad del 69 % de que este fenómeno se presente desde el trimestre de julio, agosto y septiembre.
“La segunda temporada de lluvias del país, que se da entre los meses de septiembre, octubre y noviembre en las regiones Caribe, Andina y Pacífica, se va a ver intensificada por el Fenómeno de La Niña”, aclaró Echeverry Prieto.
Cien hogares necesitan ayuda
Como si se tratara de un diluvio, el episodio del miércoles inundó y dejó devastación en varias zonas de Cali, especialmente en el norte y oeste de la ciudad. Las autoridades calcularon, a falta de una caracterización profunda, cerca de 100 viviendas golpeadas por la tempestad.
Fuera del casco urbano, el corregimiento de Montebello fue el más afectado. Alberto Leal, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de esa zona rural, narró que se vivieron momentos caóticos durante el chubasco.
“En un momento de esos es complicadísimo porque se ve uno impotente ante la fuerza de la naturaleza y uno ve el desespero de la comunidad. Mucha gente quedó afectada, ahora estábamos con una señora a la que se le cayó la casita, a otras personas el agua les dañó todos los enseres, es muy complicado”, explicó.
Todo el corregimiento se vio azotado por la lluvia: mientras en las partes empinadas el agua se llevaba todo a su paso, a las zonas planas llegaba el material y el lodo arrastrado.
Al tiempo que Leal hacía recorridos por los diferentes sectores evaluando los daños, pidió la ayuda de la Administración. “Aquí hay puntos graves que necesitan inversiones urgentes para construir muros de contención porque la carretera se nos está viniendo en muchas partes”, aseveró.
En la zona urbana, las inundaciones se presentaron con mayor fuerza en los barrios San Mónica Residencial, Chipichape, La Campiña y La Flora.
Ami Spiwak, miembro de la familia propietaria de Hoteles Spiwak, relató que en Chipichape se veía bajar un torrente de agua desde la vía que sube al cerro, como si se tratara de un río fluyendo con fuerza.
“Gracias a Dios, no hubo mayores afectaciones más allá del lodo y el barro. Necesitamos estar mejor preparados para cualquier emergencia, el año pasado tuvimos grandes incendios, hoy estamos lidiando con precipitaciones, inundaciones y hay que mitigar el riesgo, capacitar el personal y saber qué hacer en momentos como estos”, comentó el empresario.
En La Campiña, numerosas familias tuvieron que sacar a la calle sus enseres y objetos personales para remover el lodo de sus casas, muchas de ellas contabilizando importantes pérdidas económicas por el daño de electrodomésticos y otros elementos.
Por su parte, la unidad residencial Torremolinos del barrio La Flora vio cómo en pocos minutos se inundó por completo el parqueadero subterráneo, con 40 automóviles adentro. El edificio está sin servicio eléctrico hasta tanto no se retire todo el agua y se hagan pruebas de seguridad desde Emcali.
Alberto Duque, propietario del edificio habitacional Los Cedros, otro que presentó la misma situación en ese barrio, detalló que la situación se vio agravada por el desbordamiento del canal de aguas residuales de la Calle 52.
“Salió el agua de las alcantarillas y tapó todo el sótano del edificio. Había un vehículo, desafortunadamente el dueño no alcanzó a sacarlo y quedó inundado, estaba totalmente anegado y esperando a ver si se puede recuperar”, manifestó Duque.
Como estas hay alrededor de 100 historias, muchas revestidas de gran tragedia. El alcalde de Cali, Alejandro Eder, visitó varios sectores damnificados como Chipichape, Granada y Montebello, y pidió la colaboración de toda la ciudadanía para ayudar a la población que lo requiere y complementar las acciones desde la Administración.
“Hemos visto que hay muchas familias afectadas. Yo sí le pido a la ciudadanía que si hay alguien interesado en hacer donaciones para que nosotros podamos entregarle a estas familias damnificadas, que por favor se comuniquen a través de las redes de la Secretaría de Gestión del Riesgo de Cali o de la Alcaldía de Cali”, afirmó.
Mientras tanto, agregó que la Administración está disponiendo de albergues y generando subsidios temporales de vivienda para las familias más impactadas por el aguacero. “La situación es compleja, seguimos en el proceso de caracterización”, dijo.
¡Ojo con las basuras!
Todos los organismos de la Alcaldía se unieron para decirle a la ciudad que una de las causas principales de esta emergencia es el arrojo de residuos a los canales de aguas lluvias.
“A la fecha hemos retirado más de 25 toneladas de residuos que no deberían estar ahí, entonces esto agrava la situación”, aseguró Roger Mina, gerente de Emcali.