Entre el 2015 y el 2016, los efectos del fenómeno de El Niño tanto en Cali como en el resto del Valle del Cauca, fueron devastadores: ríos y embalses en niveles críticos, desabastecimiento y racionamiento de agua en zonas de ladera de la capital vallecaucana, así como en más de diez municipios de la región.
Una de las imágenes que evidenció la magnitud de la situación fue la del lago Calima convertido prácticamente en un desierto, debido a las altas temperaturas y a un descenso de las lluvias en un 71%.
Hoy, casi una década después, la ola de calor que se registra en gran parte del país y en el Valle, han disparado nuevamente las alarmas ante la inminente llegada del Niño.
La NOAA, Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (por sus siglas en inglés), encargada de predecir los cambios en el medio ambiente, además de otras agencias en el mundo, han advertido que existe una alta probabilidad de que para el segundo semestre de este año se presente el evento climático.
El anuncio ha caído como un baldado de agua caliente en algunos sectores, pues apenas se está saliendo de una intensa Niña que se prolongó por más de 18 meses.
Pero, ¿están Cali y el Valle preparados para afrontar un Niño que podría ser igual de complejo al de los años 2015 y 2016?
El investigador, Jeimar Tapasco, científico principal de la Alianza Bioversity-Ciat, dice enfáticamente que no. Primero, porque “no sabemos explicar bien a la opinión pública, a la comunidad en general. La gente no entiende las alertas que se les quieren dar y eso es parte del problema”.
Pese a la ola de calor, aún no ha sido declarado el fenómeno de El Niño porque deben darse unas condiciones previas, como cierto número de meses con temperaturas altas.
Sin embargo, cuando se observa la temperatura del Pacífico, hay una probabilidad muy alta de que para el segundo semestre del año se declare.
El asunto, sostiene Tapasco, es que este será un tema de largo plazo porque, seguramente, va a durar hasta el próximo año, “considerando la mancha de calor tan extensa que trae el Pacífico, un indicio de que tendremos varios meses con estas condiciones”, afirma.
Lo anterior no significa que no vaya a llover, sino que habrá menos precipitaciones.
Y recalcó: “¿Por qué no estamos preparados? Porque con estos fenómenos de Niña o Niño, siempre reaccionamos después, cuando ya estamos con las consecuencias, no nos anticipamos a los problemas. En este momento le pueden decir a toda Colombia, viene un fenómeno de El Niño, pero los ministerios, las instituciones, ni los productores, nadie toma los correctivos”.
“Y cuando estemos en el primer semestre del próximo año, que para mí es cuando será la parte más dura, la gente estará perdiendo sus cultivos, no tendremos agua en los acueductos, muchos municipios estarán sin el líquido, habrá racionamientos y hasta amenazas de posibles cortes de energía. Ahí se prenderán todos los protocolos y alertas, cuando ya no habrá nada que hacer. Son puras medidas de contingencia como pasó con la Niña”, enfatizó Tapasco.
Entre tanto, Gloria Guevara, docente de la Universidad Icesi, coincidió con el científico en que en el Valle del Cauca se tienen varias falencias en el sentido de que “no estamos bien preparados, se desperdicia mucha agua y cuando llueve no se almacena el agua que cae como hacen otros países, para temporadas de sequía”.
Igualmente, se teme que el Niño cause daños terribles en los ecosistemas, pérdida de biodiversidad, además de propiciar incendios forestales. “Muchos de los cerros tutelares de Cali están erosionados y este fenómeno de sequía va a aumentar la posibilidad de mayor erosión, derrumbes y, en consecuencia, de pérdida de calidad de vida, porque la vegetación trae frescor, humedad”, subrayó.
“El cultivo insigne del Valle del Cauca desfavorece en el momento de una sequía porque la caña de azúcar requiere mucha agua, que se debe potenciar para que alcance para beberla , alimentación propia y saneamiento”, indicó.
En 1992 el país vivió un duro apagón, como consecuencia de un gran déficit de energía eléctrica por el fenómeno de El Niño. Y es que según Guevara, nada gana el país o la región con tener muchos embalses e hidroeléctricas, si los ríos se secan.
“Yo esperaría que la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y todo lo que tiene que ver con la Comisión Técnica Nacional de Salud y Medio Ambiente, estén planeando una estrategia para contrarrestar la situación que se viene con El Niño”, puntualizó.
Medidas anunciadas
De otro lado, Francisco Javier Tenorio, secretario de Gestión del Riesgo del Valle, informó que se está trabajando con Bomberos Cali y la Fuerza Aérea en el protocolo del combate de incendios forestales y su apoyo a través del ‘Bambi Bucket’, en una situación de emergencia como la que se vivió, por ejemplo, esta semana en el cerro de Cristo Rey, que destruyó unas 20 hectáreas.
“Por ahora, como hemos tenido un fenómeno de la Niña, llevamos casi dos años con constante lluvias, en este momento los embalses que abastecen al Valle del Cauca se encuentra en buen nivel, los cuales podrían indicar que no vamos a tener esa problemática, salvo que se nos venga un Niño bastante largo”, explicó el funcionario.
Por su parte, Saúl Ramírez, técnico en Meteorología de la CVC, anotó que “ahora estamos más preparados de lo que estábamos antes. Si bien no ha sido declarado El Niño estamos tomando medidas de almacenaje en el embalse de Salvajina y contamos con mejores equipos para el monitoreo que nos permiten tomar medidas desde mucho antes. Además, trabajamos con los Comités de Riesgos que, de hecho, ya están tomando muchas medidas para afrontar un eventual Niño”, afirmó.
De igual forma, Rodrigo Zamorano, secretario de Gestión del Riesgo de Cali, indicó que, en efecto, la Asociación de Meteorólogos Mundial y la NOAA, han coincidido con catorce agencias de hidroclimatología en el mundo, en un aumento de la temperatura del agua en el Pacífico.
Por eso, se activaron los planes de contingencia junto con las Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, los Bomberos, la Cruz Roja, Defensa Civil y algunas secretarías como Infraestructura y Salud, porque en cada escenario hay un desafío.
En el consejo Distrital de Gestión del Riesgo, realizado esta semana, se determinó qué tenía cada entidad y qué le hacía falta.
El funcionario dijo también que “estamos expuestos a un déficit de precipitaciones” y que se están preparando para recibir la temporada seca, que empezará con más fuerza en los meses de julio y agosto. En este lapso se cruza la primera temporada seca con la reducción de lluvias y “debemos estar muy pendientes para tener activado todo el sistema de respuesta a la emergencia”, indicó.
Para el mes de julio y según pronósticos de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, hay un 75% de posibilidades de que Cali entre en la fase del Fenómeno de El Niño’ mientras tanto, se pasa por un período de transición con escenarios de lluvia y altas temperaturas.
Para el cabo Marco Gómez, coordinador del Centro de Operaciones y Telemática de Bomberos Cali, “nadie está preparado para un evento antrópico o de origen natural”. Pero, en cuanto a los incendios forestales, recalcó que el 98% son ocasionados por la mano del hombre.
“Como Bomberos decimos sí, estamos preparados, pero hasta dónde; qué condiciones climáticas tenemos, la vegetación está muy alta entonces el riesgo de incendios es muy elevado. Tenemos una falencia en el tema de cultura, del autocuidado, porque El Niño son temperaturas muy altas y tenemos que tener conciencia de cuidar el agua, no arrojar basuras a los canales, no quemarla, porque cualquier chispa nos puede representar un incendio de grandes proporciones”, enfatizó.