En guarida de ladrones y consumidores de estupefacientes se han convertido las casetas de paso nivel del ferrocarril del Pacífico, ubicadas sobre la Avenida 4N, luego de estar casi tres años abandonadas.
Hasta el 2015, estas funcionaban como parada de tránsito para las locomotoras que cedían el paso a los vehículos de la ciudad. Una vez suspendido el servicio de los operarios que las ocupaban y tras los problemas financieros que atravesó el concesionario Ferrocarril del Pacífico, su deterioro fue progresivo por la presencia de habitantes de calle.
Problemas de inseguridad, además de olores nauseabundos provenientes de heces humanas, son también algunos de los fenómenos generados por estos espacios, comentan vecinos.
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“Una parte abandonada se presta para cualquier cosa y es muy lamentable que la Administración no haga nada al respecto. Aquí a cada rato uno ve que los ladrones llegan de robar a dos cuadras para esconderse ahí”, relató Nancy Urbano, vendedora del sector cercano a la caseta de la Avenida 4N con Calle 47, paso vial donde se encuentra la parada más deteriorada de la zona. Allí apenas quedan unas columnas de la estructura.
Asimismo, Claudia Torres, habitante cercana a la Avenida 4 Norte con Calle 56, manifestó que el pánico de los peatones para cruzar algunos de estos lugares es preocupante.
“Si las quitaran, ese no sería un espacio propicio para delinquir. Por aquí en la noche, por ejemplo, no es tan fácil transitar porque los consumidores de estupefacientes se camuflan entre los restos, amenazando la seguridad todos”, dijo la vecina.
El País realizó un recorrido por las seis casetas de la Avenida 4N y pudo evidenciar que todas presentan un avanzado estado de deterioro.
Según Fabio Caicedo, presidente del sindicato de trabajadores del Ferrocarril, la situación actual de las paradas viales se fue desatando desde antiguas administraciones del sistema que tenían previsto reemplazar los pasonivelistas (trabajadores encargados de regular el paso del tren) por barreras automáticas que funcionaban programadas con paneles solares. Estas cedían el paso de tránsito sin necesidad de un operario y reducían los gastos de la compañía.
“En Cali se instalaron unas cuatro y a los pocos días ya las habían desvalijado, les robaron los cables y los paneles solares. Dado que el Gobierno no garantizaba la seguridad del sistema, se dejaron de instalar. De paso, las casetas quedaron solas y también fueron desvalijadas”, dijo.
Al respecto Gustavo Giraldo, presidente de Ferrocarril del Pacífico, señaló que si bien la compañía tiene la orden de continuar la instalación de las barreras para abolir las casetas, esta gestión no se ha realizado porque el hurto de la infraestructura está siendo investigado por la Fiscalía.
“Por el momento estamos esperando el fallo de un juez que dé claridad sobre todo lo relacionado con la seguridad de estas barreras, que son muy costosas, para evitar seguir teniendo pérdidas”, explicó.
Finalmente, Giraldo resaltó que la decisión de retirar las casetas no se puede iniciar sin una denuncia formal de la ciudadanía.
“Nosotros no podemos intervenir sin la supervisión de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, y la interventoría. Solo ellos podrían autorizar el retiro de ellas. Pero para eso tiene que llegar una denuncia formal a la compañía de que eso está generando problemas de inseguridad, y eso no ha sucedido”, manifestó el Presidente de Ferrocarril del Pacífico.
El valor por cada barrera automática gira al rededor de $450 o $500 millones. A este año las perdidas superan los $5000 millones, por el hurto de la infraestructura.