“Todos los muchachos saben la realidad del país. Cali tiene los índices más altos de asesinatos. ¿Dónde ocurre eso? No es en el oeste, ni en las autopistas, ni en las laderas. Ocurre aquí, en el Distrito de Aguablanca, y es necesario responder y responder: es lo que está haciendo Compromiso Valle”.

Así se expresa Johan Guayara, quien a sus 25 años hace las veces de intermediario entre ese sector y la Fundación Sidoc, para ayudar en la transformación de los proyectos de vida de los jóvenes de la Comuna 16 de Cali.

“El programa llegó a mí cuando estaba desempleado. No quería participar en ningún puesto político donde me pidieran votos. Ellos me brindaron la oportunidad de ayudar a cambiar psicosocialmente a mi comunidad y eso concordó con lo que yo quería”, dice.

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Johan estudió ciencias políticas y con el tiempo percibió un cambio en la conciencia de los chicos de su barrio y un interés por generar mejores opciones políticas y sociales.

Por ello, a raíz del Paro Nacional, y teniendo en cuenta que los jóvenes estaban pidiendo oportunidades, decidió hacer parte de Compromiso Valle como uno de sus beneficiarios.

Sin embargo, al advertir que su formación académica le permitiría trabajar activamente con su comunidad, decidió que su propósito era convertirse en un apoyo para el territorio.

Johan lleva diez meses durante los que día a día ha trabajado por construir conciencia con sus forjadores, como los llama, escucha sus necesidades y gestiona ayudas para impulsar sus proyectos de vida.
“Estamos construyendo confianza, y eso solo se hace con acciones, escuchando al otro y entendiendo cómo podemos llegar a los mínimos, pero no desde las divisiones. Yo no quiero otro estallido social; no quiero ver más muertos, ni más madres llorando”.

7972 personas, especialmente jóvenes, han participado en
los procesos de orientación de los proyectos de vida.

Su propósito

“Entregarles un plato de comida: eso es lo que me llena. Siempre he pensado que quien no nació para servir, no sirve para vivir” responde Luisa Durán al preguntarle sobre sus aspiraciones.

Ella, habitante del oriente de Cali, se levanta todos los días a las cinco de la mañana para cocinar más de 120 raciones y alimentar a sus vecinos de la Comuna 13 que no cuentan con recursos para hacerlo.

Partió de Venezuela hace más de diez años, huyendo del hambre, y desde entonces su propósito es darle de comer a quien lo necesite o hacer lo que ella llama “la razón de su felicidad”.

Dice que “todos saben que con plata o sin plata aquí igual se come; la gente es muy agradecida y todo lo que hago y recibo es para ellos. No me interesa quedarme con nada; solo quiero ayudar a todos los que más pueda”.

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Durante el Paro Nacional, Luisa apoyaba la resistencia con ollas comunitarias en el sector de Cuatro Esquinas y fue entonces cuando Compromiso Valle se acercó a ella y a otros manifestantes para potenciar sus misiones sociales.

La seguridad alimentaria fue el eje que planteó como prioridad y así se vinculó al proyecto hace casi dos años, abriendo las puertas de su hogar para ofrecerlo como comedor comunitario.

Cada diez días la Arquidiócesis de Cali le hace llegar todo tipo de alimentos para que pueda continuar realizando su labor, pero también está vinculada a proyectos de huertas urbanas que reparten lo que cultivan a familias que no tienen recursos.

Por ello, solicitó unirse al comité de Compromiso Valle y crear estrategias para que los comedores se vuelvan autosostenibles y aumenten su alcance.

Compromiso Valle ha logrado impactar
a más de 37.000 personas, con la gestión de recursos por de cerca de $60.000 millones, aportados por 160 empresas y 364 ciudadanos.

La fuerza del arte

“Nosotros vivimos en un sector vulnerable, la violencia ataca en todos los sentidos, pero, a través de la fuerza del arte, hemos recuperado zonas que antes eran fronteras invisibles”, dice Austin, el nombre artístico de un forjador de Compromiso Valle que tiene un grupo de rap llamado Gangsters Boys.

Su liderazgo inició gracias a algunas intervenciones socioculturales que realizaba junto con otros jóvenes en el barrio Comuneros I para recuperar el Parque El Faro, que era frecuentado para el consumo de drogas.

“El proceso de recuperación nació de un colectivo en el que nos unimos varios grupos musicales. Había artistas que iban a bailar y a hacer ‘freestyle’. Entonces creamos un evento semanal que reuniera todo ese talento”, cuenta.

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De esa forma, Austin llamó la atención de los empresarios de Compromiso Valle y se vinculó al proyecto como beneficiario de la Fundación Sidoc. Dice que la satisfacción por ver que zonas de su barrio olvidadas ahora están llenas de color y mensajes alegres es más fuerte que las amenazas que ha recibido por trabajar en ese sector.

“Esto nos aporta crecimiento; todas esas experiencias retroalimentan nuestro liderazgo”, confiesa.

12.800 vallecaucanos recibieron alimentación en los 101 comedores ubicados en Cali, Palmira, Yumbo y Candelaria.

Generadores de oportunidades

“Nos vinculamos a Compromiso Valle no solo como aportantes de dinero, sino como participantes activos en la construcción de tejido social, en un diálogo abierto con los jóvenes de lo que eran sus necesidades para entender cómo apoyarlos con lo que pedían, que eran oportunidades”.

Esa es la respuesta de Jesús Mejía, gerente general de Calzatodo, al preguntarle sobre su intención al vincularse a la iniciativa liderada por Propacífico.

Él es uno de los empresarios que se sumaron al proyecto que ha unido a todos los sectores de la región para sumar a la transformación social de las poblaciones vulnerables.

Mejía cuenta que si bien hubo muchos retos para generar confianza, porque “inicialmente había un lenguaje muy fuerte y no había confianza, ni se descubrían la cara”, con cada encuentro descubrió que los jóvenes “no querían nada regalado, sino que querían un impulso para realizar todas las ideas que tenían”.

“Ahora percibimos un cambio muy interesante: los jóvenes ven que estamos en pro de que todos crezcamos, de que realmente mejoremos”, señaló el fundador de Más Brownies, Daniel Erazo.

Los empresarios coinciden en que una de las características que se distinguía entre los beneficiarios era que, pese a que viven en territorios marginados, eran evidente las ganas por salir adelante y estudiar.

“Ellos no solo quieren superarse y trabajar, sino enfocar sus esfuerzos en cómo pueden devolverle algo a su comunidad. Casi todos están trabajando para sus territorios y eso llama mucho la atención”, indicó Erazo, quien ha participado en la iniciativa desde la evaluación de los emprendimientos.


Cuenta que las ideas presentadas eran llamativas y aterrizadas, además de estar muy enfocadas en resaltar aspectos culturales del Pacífico colombiano.

Más beneficiarios

La iniciativa Compromiso Valle planteó cinco ejes para tratar las necesidades más urgentes que expresaron los ciudadanos.

Entre ellos estaba el ‘emprendimiento’, con el que se beneficiaron 11.793 personas, con la creación de programas como ‘Tu Negocio Ganador’, en el que los empresarios vinculados aportaron un capital semilla a quienes presentaron sus ideas. Además de cursos de formación para emprendedores.

Asimismo, el eje de ‘empleabilidad’ logró beneficiar a 5.368 vallecaucanos a través de programas como un pacto empresarial por la empleabilidad, inclusive, incentivan visitas de jóvenes a empresas regionales, ferias de empleo, así como la identificación de personas con formación y posibilidades de empleo.

Para más información sobre Compromiso Valle, ingrese a www.compromisovalle.org