El ritual es imprescindible para todos: cuando llegan a la casa, médicos, enfermeras, regentes de farmacia, paramédicos, epidemiólogos, personal administrativo, no saludan a nadie. Sus familiares tienen la instrucción de no acercárseles. No hasta que terminen el ritual: quitarse la ropa, lavarla, rociar alcohol sobre el carné, sobre las gafas, sobre el celular, darse una ducha larga con mucho jabón.

Solo en ese momento el regente de la droguería Comfandi ubicada en la Clínica Valle del Lili, Cristian Trujillo Pino, abraza a su hija; o la jefe de enfermería del área de urgencias de la Clínica Amiga, Marcela Rivera Gómez, se sienta a conversar con su mamá, una señora de más de 60 años; o la doctora en urgencias también de la Clínica Amiga, Stella Alejo, abre los cuartos del apartamento para preguntarles a sus hijos cómo les fue en las clases virtuales de la universidad.

En tiempos de la pandemia del coronavirus, el personal de la salud, el más expuesto de la población al contagio, intenta asegurarse de no llevar el covid-19 a sus casas. Es su principal temor. Ese y no infectarse ellos, por supuesto.

Algunos toman medidas más drásticas. El urgenciólogo Óscar Andrés Muñoz decidió irse a vivir solo a un apartamento para no poner en riesgo a su papá, quien rebasa los 70 años, y su mamá, que ronda los 60.

— Tomé la decisión de aislarme de ellos por lo menos hasta que la curva de contagio del virus se estabilice.

Carlos Felipe Salgado, el coordinador del servicio de urgencias de la Clínica de Occidente, y quien vive con su esposa y su hija, determinó no visitar a sus papás quién sabe hasta cuándo. También conoce compañeros o que se fueron de sus casas, o padres de médicos que se trastearon donde otros hijos con profesiones distintas.

En la Clínica de Occidente se ordenó que el personal de salud que pase los 70 años permanezca en cuarentena, y que los más jóvenes garanticen la atención durante la pandemia.

Según la OMS, el 80% de los adultos mayores en el planeta tienen al menos una enfermedad crónica no transmisible como la diabetes, como el cáncer, problemas cardíacos. Eso los hace más vulnerables ante el nuevo virus. No es tanto la edad, sino esas enfermedades previas, y eso no distingue si se es médico o no.


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Carlos Felipe Salgado, el coordinador del servicio de urgencias de la Clínica de Occidente, dice que en Cali el personal de salud se encuentra en una etapa “de alistamiento” para lo peor de la pandemia del covid-19.

—Aunque ya empezó, todavía no tenemos el pico de propagación. Sin embargo, estamos en una carrera contra reloj. El personal médico, las clínicas, todo el mundo se alista lo que más pueda para tratar de estar lo más organizado posible para cuando nos veamos enfrentados al momento crítico. Es difícil predecir lo que va a pasar, pero algunos modelos calculan que el momento más complicado para el sistema de salud será la segunda semana de abril.

El epidemiólogo de la Secretaría de Salud Municipal, Jorge Mena, tiene unos cuadros que indican cuántas personas podrían estar infectadas y hospitalizadas para esa fecha, pero comenta que no es prudente decirlo porque ningún modelo puede determinar con precisión el curso de la pandemia, y además los cálculos se realizaron sin tener en cuenta las medidas que tomó el gobierno como el aislamiento nacional. Sin embargo, el doctor Mena está seguro de que aunque todavía son pocos los hospitalizados por el covid-19, eso no seguirá así por mucho tiempo.

En la Clínica de Occidente levantaron carpas provisionales donde, en caso de que llegue un paciente con posibilidades de tener el virus y que no se encuentre en estado crítico, sea atendido con todas las medidas de seguridad sin necesidad de que ingrese a la clínica. Así se protege a los demás pacientes y al personal de la salud. En la carpa, un médico vestido con un traje antifluidos determinará si lo mejor para el enfermo es que se aísle en su casa o que ingrese a hospitalización.

En la Clínica Amiga, cuenta la doctora del servicio de urgencias Stella Alejo, se aisló un consultorio para atender a los posibles infectados con el coronavirus. La ruta comienza en la ventanilla de admisiones, donde se hacen tres preguntas “clave”: ¿ha tenido fiebre, tos seca, dificultad para respirar?; ¿ha viajado al exterior, sobre todo a países como España, Italia, Estados Unidos o China, donde se propagó el virus?; ¿ha tenido contacto estrecho con personas que estuvieron en esos países o que confirmaron tener el covid-19?

Si la respuesta es sí, el paciente es trasladado al consultorio aislado, de donde ni siquiera se puede sacar un lapicero. Tras las respectivas pruebas, si resulta positivo y requiere hospitalización, se traslada a la sala de enfermedades respiratorias, donde hay un espacio disponible y aislado de todo lo demás.

— En los últimos días varias personas han llegado a la clínica para consultar si tienen el virus, pero hasta el momento los resultados han salido negativos – dice la doctora Alejo.

Los pacientes que creen tener el Covid-19 se cuentan por decenas en la ciudad. Algo se puede tantear en un chat que informaba de rescates de perros o de gatos, incendios y accidentes de tránsito, pero que ahora funciona como ventana desde donde se observa lo que sucede en Cali: el grupo de WhatsApp de Alerta Bomberos.

Allí en los últimos días se reportan con frecuencia casos de pacientes que recogen en diferentes barrios con el mismo diagnóstico: “dificultad respiratoria”. Aunque la falla puede ser generada por enfermedades distintas al coronavirus, nunca se sabe. Los paramédicos de los Bomberos toman todas las precauciones.

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El cabo Marco Antonio Gómez, coordinador del centro de operaciones de Telemática, dice que una vez las ambulancias transportan a algún paciente con posible contagio, los vehículos se deben lavar, desinfectar y además dejarlos hasta cinco horas en aislamiento para garantizar que queden libres del covid-19.

Además, todos los días hay personal médico que les toma la temperatura tanto a los bomberos como a los paramédicos. Sus turnos en días de cuarentena son largos: trabajan 24 horas, y descansan 48. Así se evita que demasiado personal esté en la calle durante la cuarentena.

Las ambulancias de los Bomberos son apoyo para la Secretaría de Salud en la emergencia sanitaria. Tres estaciones con sus ambulancias están autorizadas para recoger pacientes con posible contagio de covid-19. Una está en La Flora, otra en Villa del Sur, para cubrir ambos extremos de Cali, y una más hacia el centro, la estación Municipal.

Aunque en días de aislamiento las ambulancias de los Bomberos deben atender algunas emergencias con finales felices. El cabo Gómez calcula que desde que se inició la cuarentena han debido atender “unos seis partos”.

Gloria Barona, asesora de comunicaciones de la institución, los llama “los hijos de la esperanza”. En un texto muy bello escribió: “Mientras el miedo a morir se apodera de muchos mortales, hay bebés en gestación que tienen prisa por nacer, algunos porque ya es hora y otros porque la gracia divina quiere que nazcan en medio del caos, ahora, para dar un motivo de alegría en sus hogares e invitar con su llanto a avanzar y sin proponérselo, a dar un motivo más para quedarse en casa”.

En Hemato Oncólogos también se procura que los pacientes con cáncer se queden en la casa. Su gerente, el médico Harold Alberto Suárez, dice que algunas consultas se hacen a través de teleconferencias. Cuando los pacientes deben ir a la clínica, se procura programar citas con horarios espaciados para que no se encuentren. En las sillas de quimioterapia se ubican lo más lejos posible entre sí para evitar cualquier contacto estrecho.

Algunas cirugías que no eran urgentes se aplazaron y se planeó que, en caso de que en el centro del Valle se requieran más camas para atender a los pacientes con Covid-19, se usen tres pisos disponibles en la clínica de Tuluá.

En Hemato Oncólogos también se decidió que los médicos de más de 70 años guarden la cuarentena, y sean los más jóvenes los que atiendan a los pacientes.

Sin embargo, los especialistas jóvenes que salen a trabajar día a día dicen sentir incertidumbre, sobre todo en las salas de urgencias. Cuando reciben pacientes con fallas respiratorias no saben sus antecedentes, si han viajado al exterior o no, y en las noticias ya han leído de médicos en Italia y España que terminaron contagiados con el nuevo virus en cuidados intensivos.

— Nos entra el miedo en una urgencia al no saber si esa falla respiratoria se deba al Covid-19. Esa primera atención al paciente nos pone en riesgo porque no sabemos a qué nos estamos enfrentando. Una de las medidas que se deben implementar es que todos en urgencias tengamos trajes de bioseguridad, y no solo los elementos convencionales – dice el urgenciólogo Óscar Andrés Muñoz.

Andrés Felipe Borrero, médico general egresado de la Universidad Icesi, ya ha pasado algunos sustos con el coronavirus. Su compañera de consultorio empezó a sentir síntomas tras atender a una española que tenía problemas respiratorios. Al doctor Borrero le ordenaron guardar cuarentena. Por fortuna su compañera de consultorio dio negativo en le prueba de Covid-19.

— Lamentablemente el virus llegó al país en una época de lluvia en la que casi todo el mundo tiene tos, gripa y demás, entonces se vuelve un reto poder decirles a los pacientes que tenían miedo “tranquilo, sus síntomas no parecen coronavirus”, cuando en algunos casos podrían ser. Es una situación muy compleja de manejar para el personal de salud. Es imposible no sentir temor a lo desconocido.

En el diario El Clarín, una crónica de su corresponsal en Roma, Julio Algañaraz, dice que en Italia “el número de personal sanitario afectado por el coronavirus llega a 5700”.

También cuenta la historia de Daniela Trezzi, una enfermera de 34 años que se ahorcó al parecer por el agotamiento que le generó su trabajo, “y el espectáculo funesto de muerte y sufrimiento a su alrededor”. Su suicidio llevó a una huelga por parte de la Unión Sindical de Base (USB) “para obligar a cerrar más fábricas cuyo funcionamiento hace peligrar la salud pública”.

Los médicos en Cali siguen a diario las noticias que provienen de Europa y corren para intentar evitar que los servicios de salud colapsen. Sin embargo, pese a todos esos esfuerzos, confiesan que se desaniman cuando salen a trabajar y ven multitudes en las calles: en la Terminal, en el CAM, en las estaciones del MÍO, como sucedió el martes 24 de marzo.

— Al ver tanta gente en la calle se siente frustración. Se siente que el esfuerzo que mucha gente está haciendo para contener el virus se pierde. Se dice que el 80% de la población se va a contagiar. Lo que queremos no es evitar ese 80%, que es muy difícil, sino que ese 80% lo podamos distribuir en años. Como pasa con la influenza H1N1. No ha desaparecido en el mundo, pero sus casos son tan esporádicos, que no colapsan el servicio de salud. Hay que quedarse en la casa – dice el urgenciólogo Óscar Andrés Muñoz, quien ha notado en los últimos días que algunos de sus compañeros prefieren salir a la calle vestidos de civil y no con sus batas. Aunque hay un grupo de taxistas que han ofrecido transportar gratis al personal de salud, otros prefieren seguir de largo quizá por miedo a ser contagiados.

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Contra el covid-19 también lucha un equipo de epidemiólogos de la Secretaría de Salud, del Instituto Nacional de Salud, de la Universidad del Valle, quienes tienen una tarea maratónica para contener el virus: buscar los contactos que hayan tenido en los últimos días los pacientes confirmados, hacerles seguimiento, monitorear su estado de salud y asegurarse de que cumplan el aislamiento.

De momento, los pacientes positivos en Cali son “importados”, es decir que llegaron del exterior o que tuvieron contacto con gente del exterior. Todavía el virus no circula entre la población, aunque hay que esperar los resultados de las pruebas que siguen “con dificultades técnicas”, según el Instituto Nacional de Salud.

— El seguimiento de los pacientes confirmados es muy exhaustivo. El trabajo se vuelve casi detectivesco. Se hace tanto de forma telefónica y en terreno. Si en las llamadas la gente que ha tenido contactos con un positivo de coronavirus dice que tiene algún síntoma, se reporta a la línea 4865555, opción 7, y se programa la toma de muestras. También hay personal que visita la casa del paciente, se recoge información, se llena una ficha epidemiológica y se reporta como un caso probable – cuenta la epidemióloga Claudia Mora, docente e investigadora de la Universidad del Valle, quien tampoco se atreve a predecir cómo se comportará el covid-19 en Colombia, cuántas víctimas dejará en comparación con otros países.

Sobre todo por un detalle, explica Claudia: la dinámica y pirámide poblacional de Colombia es muy distinta a la de las naciones más afectados por el coronavirus. Italia, por ejemplo, según Datos Macro, es uno de los países del mundo que tiene una mayor proporción de mayores de 65 años entre su población, con un 22,04%. “Es por tanto una sociedad envejecida y con tendencia a serlo más”, se lee. Algo muy similar pasa en España, mientras que en Colombia el grupo mayor de habitantes es gente joven.

Aunque ya lo advirtió la OMS: ni siquiera lo jóvenes deben confiarse, creer eso de que el virus sea apenas “una gripita”. Lo sabe el urgenciólogo Óscar Andrés Muñoz. A veces, confiesa, se siente como si estuviera “en una película”, una en la que hay helicópteros y caravanas militares armadas con megáfonos que nos recuerdan que no podemos salir de la casa.

“Carencia de equipos de protección es una “amenaza”: OMS

La carencia de equipos de protección para el personal sanitario en el mundo representa una “amenaza inminente” en la lucha contra la pandemia covid-19, alertó el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Cuando el personal sanitario está expuesto al riesgo, todos nosotros estamos expuestos al riesgo”, sostuvo el máximo directivo de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa telemática en Ginebra.

La OMS ya ha enviado dos millones de equipos de protección a 74 países que lo han solicitado de manera urgente.

“Nos preparamos para enviar las mismas cantidades a 60 países más. Pero las necesidades son mucho más altas. Este problema solo puede resolverse por la cooperación y la solidaridad internacional”, dijo Tedros, subrayando que el personal de los países pobres “merecen la misma protección que el de los países ricos”.

A los dirigentes del G20 reunidos telemáticamente, Tedros les pidió que movilicen “su poderío industrial y de innovación” para producir y distribuir los materiales indispensables para estrangular la pandemia.

“Tenemos que hacer también una promesa a las generaciones futuras: nunca más esto”, dijo al estimar que el planeta se encuentra al “inicio del combate”, con más de medio millón de personas infectadas y más de 25.000 muertos.

Asimismo, pidió a los países que sigan haciendo pruebas al máximo a la población y operen coordinados para responder a la “urgente necesidad” de encontrar los tratamientos mientras se espera una vacuna que, según él, estará disponible de aquí “12 a 18 meses”.

Aunque mientras hablaba, en la cuenta de Twitter de la OMS señalaba que habría que esperar "un mínimo de 18 meses" antes de ver la vacuna en el mercado.

Mientras tanto, condenó el uso de “medicamentos que no han demostrado su eficacia en el tratamiento” de la neumonía que provoca el covid-19.

Jóvenes, no son invencibles

De otro lado, la muerte de dos adolescentes en Francia y Estados Unidos suena como una cruel confirmación de las advertencias de la OMS a la juventud: el coronavirus golpea sobre todo a las personas mayores, pero está lejos de ser una enfermedad benigna para los demás.

Las muertes por covid-19 son excepcionales entre los jóvenes, pero “las formas graves de la enfermedad que llevan a una hospitalización e incluso a la muerte pueden producirse entre los adultos de cualquier edad”, alertan las autoridades sanitarias estadounidenses.

El perfil tipo del enfermo del coronavirus “no ha variado”. Se trata sobre todo de una “persona mayor con enfermedades preexistentes”, explicó el viernes el doctor francés Bruno Riou, tras el anuncio la víspera de la muerte de una joven de 16 años en un hospital de París, que se sumó a la de un adolescente en California esta semana.

Pero “a partir del momento en que hay cada vez más pacientes afectados, hay más pacientes graves (...) y naturalmente tendremos algunos pacientes en estado muy grave entre los más jóvenes”, dijo Riou, director médico de la crisis en la red de hospitales AP-HP.

“No sois invencibles. Este virus os puede mantener en el hospital durante semanas e incluso mataros”, alertó el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.