Desde el mirador de Arboleda, la estatua de Sebastián de Belalcázar es testigo de cómo una tenue bruma se posa sobre el firmamento caleño durante la mañana de un viernes. Hace sol, pero esa cortina contaminante es apenas el indicio de que algo pasa en el aire, con el aire.

El aire en Cali se mueve entre lo bueno y lo aceptable. Esto, teniendo en cuenta que para que la calidad del aire se considere buena puede haber una presencia de contaminantes en el ambiente que oscile entre 0 y 50; para que las condiciones del aire sean aceptables, los contaminantes deben situarse en un rango entre 51 y 100; mientras que cuando los niveles de contaminantes se tasan entre 100 y 150, la calidad del aire es considerada como dañina para la salud de grupos sensibles; de 151 en adelante la calidad del aire se torna dañina y hasta peligrosa.

Entonces en Cali, según las mediciones que arrojan a diario las nueve estaciones del sistema de vigilancia que tiene el Dagma, los registros oscilan en niveles entre 37 en Pance y 89 en Univalle, en promedio.

No obstante, el pasado fin de semana el Dagma emitió una recomendación para que las personas con enfermedades cardiacas o respiratorias, los mayores de 60 años y los niños evitaran realizar actividad física fuerte o prolongada al aire libre, pues en la estación de monitoreo de Univalle, que analiza la calidad del aire en parte de las comunas 17, 18 y 22, los niveles de contaminantes en el aire se situaron en 112.

Este fue el segundo llamado de atención que registraron los equipos de medición por los altos niveles en la concentración de material particulado inferior a 2,5 micras de diámetro (conocido como PM 2,5 y que es una partícula fina respirable) en Cali, en menos de seis meses.

La última se registró a mediados de agosto del año pasado, cuando entre los días 14 y 17 se presentaron incrementos en las concentraciones de material particulado de 2,5 micras de diámetro en las estaciones de monitoreo Base Aérea, Compartir y Univalle, lo cual significa que el índice de calidad del aire alcanzó niveles dañinos para la salud.

Y aunque en esa ocasión el Dagma puso el dedo en los 30.901 focos de incendios ocurridos en la Amazonía, el problema detrás del incremento en los niveles de contaminantes y que estaría incidiendo cada vez más en el deterioro de la calidad del aire en Cali viaja en dos, cuatro y seis ruedas.

En Cali los registros de calidad del aire oscilan entre niveles de 37 y 89, un rango entre bueno y aceptable.

Un panorama no muy claro

Entre las 6:30 a.m. y las 8:30 a.m., es el rango horario en el que más se genera concentración de material particulado en Cali. Esta es una de las conclusiones a la que llegó un grupo de estudiantes de ingeniería de la Universidad del Valle durante el último trimestre del año pasado, cuando realizaron las mediciones de contaminantes de la ciudad, como parte del concurso Cali Respira.

“Una de las hipótesis que manejamos es que la concentración de contaminantes es mayor durante la mañana porque es el momento del día en el que la mayor cantidad de vehículos ocupan las vías del Sur, pues es cuando hay más afluencia de personas hacia colegios y universidades; a esto se suma que en ese horario hay vientos bajos, lo que hace que el material particulado se concentre en mayor proporción. También se encontró que el jueves es el día en el que se presenta mayor concentración de material particulado; es una incógnita porqué este día es cuando se registra ese fenómeno”, indicó Juan Pablo Silva, docente de la Universidad del Valle y coordinador de la investigación.

En las mediciones de Univalle también se pudo establecer que los puntos donde se presenta mayor promedio de concentración de material particulado son la zona de Cañaveralejo, Palmetto, San Pascual, Comfenalco de la Calle Quinta y en torno a La Tertulia.

“Hay que tener en cuenta que la contaminación no es estacionaria porque hay dinámicas meteorológicas que hacen que el material particulado se desplace. Entonces, lógicamente, se pensaría que hay mayor contaminación del aire en el Norte por la cercanía con Yumbo, pero los vientos de la cordillera conducen los contaminantes por toda la ciudad hasta que terminan por asentarse en el Sur”, afirmó Silva, quien hizo hincapié en la necesidad de renovar el parque automotor de la ciudad, en aras de disminuir las emisiones.

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Según el inventario de emisiones de las principales ciudades del país, adaptado por el Ideam, el 93% de las emisiones que se generan en Cali son producidas por fuentes móviles como los automotores, mientras que el 7% tienen como origen fuentes fijas, como fábricas e industrias. De hecho, en la capital del Valle el 77 % de las emisiones de material particulado generadas por automotores se adjudican a las motocicletas.

Durante el 2019 la CVC, el Dagma y la Secretaría de Movilidad realizaron operativos para medir las emisiones de los automotores en las vías de Cali y se evidenció que la mayoría de los vehículos analizados incumplen la regulación.

“De las 3.010 mediciones realizadas, 1.359 vehículos arrojaron resultados de aprobación, es decir que se encuentra en óptimas condiciones a nivel ambiental con relación a los límites de emisiones contaminantes, esto corresponde al 45,15% de las mediciones realizadas; mientras que 1.651 vehículos, que representan el 54,85% de los vehículos medidos, fueron rechazados”, indicó la CVC.

En este punto vale la pena señalar que, según el Observatorio de Movilidad Sostenible, el 44,3% del parque automotor de Cali tiene una edad superior a diez años, el 30,4% lleva menos de cinco años rodando y el 25,3% tiene entre seis y diez años de uso.

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Para Juan Felipe Franco, ingeniero químico y miembro de la firma de asesorías Hill Consulting, la alarma que se presentó en los últimos días es una señal de que Cali debe ponerle cuidado a las fuentes de contaminantes.

“El reto que viene ahora para la ciudad es, teniendo un diagnóstico del problema, aplicar las herramientas de gestión necesarias para no solamente hacer el monitoreo de la calidad del aire, sino también tener control sobre las fuentes de emisión. No solo se debe trabajar en la promoción de medios alternativos de movilización, sino fortalecer el sistema de transporte público; este debe ser limpio en términos de tecnología y control de emisiones, además de brindar confianza”, dijo Franco.

El analista remarcó que para mejorar las condiciones del aire en la ciudad “hay que trabajar de manera coordinada con los municipios vecinos. No se trata de delegar la responsabilidad exclusivamente a lo que ellos puedan hacer, sino que este debe ser un tema de planeación metropolitana”.

Aunque El País intentó en reiteradas ocasiones comunicarse con el director del Dagma, Carlos Calderón, para analizar la situación del aire en la ciudad y detallar estrategias en torno a la mejora de este ítem, no fue posible establecer contacto.

Mediciones de los estudiantes de Icesi advierten que entre las 11:00 a.m. y las 2:00 p.m. se presentan los niveles más altos de emisión de contaminantes en el Sur.

¿Salud de los caleños está en riesgo?

Si bien en Cali la calidad del aire no es crítica como en Bogotá o Medellín, poco a poco la ciudad ve cómo se camina por una cornisa frágil en la que los contaminantes, día a día, siguen colmando el ambiente.

Para Fabián Méndez, director del Grupo de Epidemiología y Salud Poblacional de la Escuela de Salud Pública de Univalle, es muy temprano para determinar si la calidad del aire que están respirando los caleños está teniendo incidencia en el desarrollo de enfermedades de alto impacto, pero sí se ha podido establecer que los malos indicadores de calidad del aire pueden derivar en males respiratorios.

“Hace cinco años, cuando no teníamos estos niveles de contaminación de ahora, que son más altos y preocupantes, detectamos que cuando se elevan los niveles de contaminantes hay unos efectos a nivel respiratorio, entonces eso producen más crisis asmáticas, más infecciones respiratorias y afecciones de vías respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores”, aseguró el investigador, quien señaló que asociada a la contaminación del aire pueden generarse dolores de cabeza, decaimiento y malestar general.

Méndez añadió que la calidad del aire influye en otros efectos sistémicos, “porque esas partículas de PM 2,5 que entran al organismo no se quedan en el alveolo o en el pulmón, sino que entran al torrente circulatorio y pueden producir otros efectos, porque se da una inflamación. En otras partes del mundo se ha comprobado un incremento en el número de casos de infarto del miocardio después de picos de contaminación; esto no quiere decir que la contaminación sea el único factor, pero si usted es hipertenso y tiene la arteria coronaria a punto de taparse, esto puede ser un evento precipitante para un infarto”.

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El investigador señaló que la contaminación del aire tiene “efectos directos en los costos del sistema de atención pública en salud, también tiene costos de bolsillo, no solo en medicamentos sino que representa impactos colaterales, como ausencia laboral y escolar. Son efectos que no son severos pero que, en términos de economía de la ciudad, pueden llegar a ser muy grandes”.

Entre tanto, la calidad del aire continúa apareciendo en los registros como uno de los asuntos para los que los caleños demandan estrategias de mejora. Al menos eso es lo que desveló la encuesta de percepción ciudadana del programa Cali Cómo Vamos en el 2019, cuando solo 18 de cada 100 caleños consultados dijeron estar satisfechos con la calidad del aire que respiran.

Sobre el material particulado

Las partículas finas (PM 2.5) son aquellas menores de 2.5 micras de diámetro, es decir que pueden ser detectadas sólo con un microscopio electrónico.

Debido a su tamaño pueden entrar fácilmente al organismo. Estas partículas se componen de ácidos (tales como los nitratos y sulfatos), amoniaco, cloruro sódico, productos químicos orgánicos, metales, el suelo o partículas de polvo y alérgenos (como fragmentos de esporas de polen o moho) y agua.

Las fuentes de las partículas finas incluyen todo tipo de combustiones, incluidos los automóviles, plantas de energía, la quema de madera, incendios forestales, quemas agrícolas y otros.

¿Buenos vecinos?

De acuerdo con los criterios de la CVC, la calidad de aire en la zona urbana de Yumbo, Palmira, Jamundí y La Dolores se clasifica como buena.

Sin embargo, ”en las estaciones de Candelaria, Las Américas y Acopi la calidad de aire se clasifica como moderada: dañina a grupos sensibles”, afirmó la CVC.

Cabe anotar que las principales fuentes contaminantes de Acopi y Las Américas son la actividad industrial, el tránsito continuo de tráfico pesado y ligero y las obras de adecuación de la antigua vía Cali – Yumbo. Además de la erosión de ladera por explotación minera.

De otra parte, en Palmira la principal fuente de emisión son los vehículos, seguidos de fuentes fijas del sector productivo de alimentos y bebidas.

En el sector industrial de La Dolores las principales fuentes de emisión tienen origen en la actividad industrial de fundiciones secundarias de metales, el sector de alimentos y bebidas, las industrias papeleras y de incineración de residuos, además de la suspensión de polvo por el tránsito en vías sin pavimentar.

En Candelaria la principal fuente de emisión son los automotores, que son seguidos por el sector productivo de alimentos y bebidas, y ladrilleras. Mientras tanto, en Jamundí las fuentes móviles representan entre el 60% y 80% de la emisión de material particulado.

Teniendo en cuenta este panorama, la autoridad ambiental del Valle del Cauca aseguró que “de acuerdo a las rosas de vientos y a los resultados de los monitoreos de material particulado efectuados en los municipios de Yumbo, Candelaria, Palmira y Jamundí, el impacto sobre la calidad de aire de Cali no es significativo”.