El Grupo de Protección Ambiental y Ecológica, en coordinación con el centro de bienestar animal de Cali y la Policía Ambiental, lograron rescatar este martes 22 de agosto, a más de diez animales, que se encontraban en un establecimiento de comercial, y además, estaban con una afectación de su salud.
De acuerdo con las autoridades, el rescate se da luego de recibir una queja ciudadana en la que informaron que en un parque recreativo tenían a varios animales en estado severo de desnutrición.
“El día de ayer recibimos una queja por parte de la ciudadanía, en donde nos informaban que en un establecimiento de comercio tenían algunos animales con baja condición corporal, el día de hoy realizamos una visita de verificación en compañía de Policía Ambiental y como resultado de esta visita se realiza la presión material preventiva de 14 caprinos y un bovino”, señaló la Coordinadora del equipo operativo de la Unidad de Protección Animal, Geraldine Villamil.
A raíz de esta situación, el Grupo de Protección Ambiental y Ecológica, en conjunto con la Policía Ambiental, lograron el rescate de 13 cabras y una vaca, las cuales ya están bajo la custodia del centro de bienestar animal del municipio de Cali.
“Estos animales serán trasladados al centro de bienestar animal, recibirán toda la atención médico veterinaria necesaria para su cuidado y su recuperación, y surtirá todo el proceso jurídico con la autoridad competente”, indicó Villamil.
La misión casi imposible de la Unidad de Protección animal de Cali
Alrededor de las 10:15 de la mañana, la camioneta blanca sale del Centro de Bienestar Animal, CBA, ubicado en la Carrera 56 con Calle 7 oeste, una imponente edificación donde se alberga y atienden los animales en estado de abandono, y también aquellos cuyos propietarios están registrados en el Sisben, en las categorías A y B.
Se trata, dice el médico, de un perro criollo, que estaría en una especie de balcón, amarrado, sin muchas posibilidades de moverse. Antes de salir con el conductor se comunica con la Policía para que apoye el procedimiento, pues aunque nunca ha sido atacado por nadie, en algunas oportunidades se ha escapado que lo cojan a piedra, sobre todo en sectores vulnerables.
Al llegar al lugar, una casa amarilla de tres pisos, se observa el animal echado, no está amarrado, ni presenta ningún signo visible de maltrato.
Hoyos junto con un patrullero de la policía suben a hablar con la dueña en el segundo piso, quien asegura tiene su carné de vacunación al día y que Simba, así se llama el perro, está bien cuidado. Entonces llenan un formato y le hacen una serie de recomendaciones, entre ellas, no dejar al animal amarrado en el balcón y sacarlo al parque dos veces al día.
En muchos casos, un 30%, las llamadas responden más a hechos de intolerancia: vecinos que no soportan que el perro ladre o que lo dejen salir y por eso llaman al CBA o la Policía, pero realmente no existe maltrato.
En el tiempo que llevan atendiendo emergencias en la ciudad, han encontrado gran cantidad de situaciones. Algunas los han dejado muy sorprendidos, como el de una señora de avanzada edad que vivía con un hijo consumidor y tenía 21 perros en una pequeña vivienda, en el barrio Cristóbal Colón.
La gente recoge dos o tres animales y no los esteriliza, rápidamente se reproducen y en poco tiempo hay un gran número, el problema es que no tienen cómo sostenerlos, pero tampoco quieren que se los quiten. “Se vuelven acumuladores de animales”, dice el funcionario.
Hay otros casos que laceran el alma, como les sucedió en un desalojo, en esos operativos la Unidad debe estar presente para verificar que los animalitos están siendo atendidos. Fue en la parte posterior del hospital Isaías Cancino. Una persona se negaba a desalojar, le prendió fuego a la casa con una perrita en su interior. Aunque los bomberos lograron rescatarla, perdió un ojo y sufrió quemaduras de tercer grado.
De inmediata fue llevada al hogar de paso del CBA donde no solo la curaron, un funcionario de la entidad la adoptó y la tiene en óptimas condiciones. Meghan ahora goza de una gran existencia. Infortunadamente, no todos los animales tienen la misma suerte.
Se estima que en Cali hay una población de 400 mil animales, entre perros y gatos, de los cuales 60 mil están en condición de abandono o semiabandono.
Una verdadera tragedia sobre la que se requiere hacer gran esfuerzo institucional y de educación en la población, para salvaguardar la vida de estos seres que, como los humanos, también padecen el maltrato, en múltiples formas.
Cali, una ciudad violenta con sus animales
Liliana Sierra, directora de la Unidad Administrativa Especial de Protección Animal, que tiene a cargo el CBA y el hogar de paso de fauna silvestre, explica que esta infraestructura cuenta con dos bloques, en uno está el albergue de animales que llegan en condiciones de maltrato, abandono y son rescatados, para darlos después en adopción a las familias.
El otro servicio es el hospital donde atendían, además de los que recogen en las calles, a los animales cuyos dueños están en el Sisben A y B. La atención es gratuita. Desde que entró en operación el CBA, se han atendido unos 300 animales.
Entren tanto, las llamadas por maltrato han aumentado de 4 semanales a 8 o 10 en un solo día.
“Cali es una ciudad violenta y, por lo tanto, también es violenta con sus animales. Hay problemas de maltrato como abandono, negligencia porque están enfermos y no los llevan al veterinario, pero también patadas que fracturan, apuñalamientos, tiros”. “Una de las problemáticas más graves es la superpoblación de gatos y perros que se reproducen por toda la ciudad, debemos hacer campañas masivas de esterilización y educación, para frenar esta situación que deriva en maltrato”, asegura la directora Sierra.
Un caso que la estremeció fue en Caucaseco, en el 2020. “Colgado de un árbol estaba un perrito muerto, lo habían abierto por la mitad y le estaban desollando la piel. En el suelo, cerca del árbol, estaba otro canino también sin vida. Nunca se pudo encontrar al responsable, pero la investigación determinó que al parecer era para vender la carne de los animales”, recuerda.
Este año, atendió un perrito al que, por vía quirúrgica, le quitaron un ojo, lo castraron mal y le cerraron la uretra, no podía orinar. Una persona lo llevó al CBA donde lo intervinieron y le hicieron una vagina, pues el pene ya no le funcionaba; pero, lo mejor de todo, fue que lo dieron en adopción.
“Creemos que alguien estaba experimentando y aprendiendo a hacer cirugías con el animal”, cuenta Sierra. Más allá del drama del día a día, de los aberrantes casos, también hay esperanza para los animales maltratados, abandonados: la adopción. Por eso, es importante que la gente adopte un animal, no compre, porque hay miles de animalitos esperando por una familia que los acoja y cuide.
Casi hacia el mediodía, la Unidad de Protección Animal llega al barrio Obrero donde informaron de un gatico en muy malas condiciones, pero al llegar al sitio les informan que hay otro agonizando al interior de una bodega.
El miércoles rescató una perrita, la habían atropellado y tenía la colita partida y una pierna herida. Fue llevada al Centro de Bienestar donde le amputó una parte de la articulación. La llamó Lady Di, y dice cuando ella lo ve y salta de alegría, él revalida su trabajo.
Sin embargo, expresa su preocupación: “Va a llegar el momento en que necesitemos apoyo, porque no vamos a dar abasto atendiendo tantos casos en la ciudad”.