Jaír García cree en Dios. Por eso piensa que, si aún está vivo, es porque el ‘todopoderoso’, como él le dice con una fuerte entonación al otro lado de la línea telefónica, todavía lo quiere entre los mortales para cumplir con alguna tarea. “De pronto es que me necesita para algo más, aunque todavía no sé para qué”, dice.
A sus 47 años, García, quien trabaja como conductor en el Sistema Integrado de Transporte Masivo, MIO, puede decir que vivió para contarlo: dio positivo por Covid-19, estuvo en una Unidad de Cuidados Intensivos y ahora se recupera de la enfermedad en su casa junto a su esposa y sus dos hijos, quienes a los pocos días de su regreso también resultaron contagiados, pero no tuvieron síntomas tan graves como él.
En diálogo con El País, Jaír contó los detalles del complicado proceso de recuperación. Diario de cómo se supera el Covid-19 en familia.
Sábado 18 de abril
“Ese fue el día en el que empecé a sentirme maluco, pero como el domingo descansaba, entonces yo pensaba que ahí me iba a reponer. El asunto es que el lunes, cuando regresé a mis labores, seguía como con desaliento y con un leve dolor de cabeza, y al otro día, el martes, cuando me bajé del bus en la estación Paso del Comercio y caminé hacia mi casa, que está a unos diez minutos, ya me habían empezado los escalofríos. Yo soy una persona que siempre va de su casa al trabajo y viceversa, así que el contagio sí o sí tuvo que haber sido trabajando, porque los buses se estaban llenando mucho”.
Miércoles 22 de abril
“No aguanté más y fui a la Nueva EPS a que me revisaran. Allí me hicieron unos análisis, pero no la prueba del Covid-19. Me aplicaron una inyección y me mandaron unos medicamentos para para el dolor en el cuerpo, más tres días de incapacidad. Es decir, el sábado yo tenía que regresar al trabajo, pero no pude, porque pasaron miércoles, jueves y viernes y yo me sentía igual de mal”.
Sábado 25 de abril
“Volví a la Nueva EPS y me remitieron por urgencias a la Clínica Uribe Uribe, allá me tomaron los datos y recuerdo que me enviaron a un salón grande en donde estaba yo solo. Allí me hicieron varios exámenes, me sacaron sangre, me practicaron un electro y una radiografía del tórax, y la prueba del Covid-19 me la hicieron por la nariz. De ahí me llevaron hasta el sexto piso y allí pasé la noche”.
Domingo 26 de abril
“Al otro día me hicieron la misma prueba por la fosa nasal y al ratico el médico internista llegó y me dijo que lo mío era de cuidado y que me iban a sacar de allí a una parte donde yo iba a estar mejor. Me asusté y le pregunté que para dónde me iban a llevar, y me respondió que para la clínica Desa, la del edificio de los colorcitos. Me sacaron en una cápsula y yo estaba asfixiado porque me dolía mucho el pecho. Allí me llevaron directamente a la Unidad de Cuidados Intensivos, me conectaron a una máquina de respiración artificial.
Fue muy duro eso de la asfixia, porque uno literal siente que se va a ahogar, además que afecta el hecho de estar aislado de la familia. Pero pa’ qué, las enfermeras y los médicos estuvieron muy pendientes de mí. En la UCI me conectaron a dos máquinas y allí me fui restableciendo. Yo le pedía al ‘Todopoderoso’ que me ayudara, porque estar allí es muy bravo”.
Viernes 1 de mayo
“Cuando me mandaron a la UCI me dijeron que tenía una infección en los pulmones, pero a mí sí se me hacía raro todo, tantas precauciones. Entonces ese día el médico subió a revisarme y, cuando vio que estaba mejor, me dijo que yo había dado positivo por Covid-19, pero que lo peor había pasado ya, que ya había superado la enfermedad. Entonces me sacaron de Cuidados Intensivos y me enviaron a la sala de recuperación”.
Domingo 3 de mayo
“Me dieron salida en la noche, y en el hospital me aplaudieron y me hicieron calle de honor mientras me sacaban en cápsula. Me dejaron en la sala de mi casa y mi señora y mis hijos me recibieron con aplausos, eso sí, de lejitos, pero con mucha alegría. Me dijeron que tenía que guardar una cuarentena de tres semanas, igual que mi familia, porque días después de que me internaran, a ellos les hicieron una prueba de Covid-19 el 29 de abril y a los días salieron positivos. Ahora todos estamos aquí con juicio cumpliendo las normas de salud”.
Martes 12 de mayo
“El lunes 11 me hicieron una segunda prueba de Covid-19 y a mi familia se la hicieron el martes. Nos dijeron que en unos días nos entregaban los resultados. Mi hijo, de 16 años, comenzó con dolor de estómago y de cabeza, y luego mi hija, de 21, empezó a sentir desaliento, pero a ellos, al igual que a mi esposa, ya les pasó.
Yo en estos momentos estoy aislado de ellos, encerrado en un cuarto en el segundo piso. Mi esposa me separó una losa solo para mí y allí me dejan la comida en la puerta. Y ya cuando yo termino, bajo y lavo los platos con hipoclorito para que queden desinfectados”.
Domingo 17 de mayo
“Ahora estamos esperando con ansias a que lleguen los resultados de las pruebas, que ojalá sean negativos. Ya nos encontramos bien, encerrados, eso sí. A mí se me cumple la incapacidad el 19 de mayo, pero es el médico laboral el que tomará la última palabra para mi regreso al trabajo. Volver a mi casa con mi familia fue como volver a nacer. Con todas esas noticias de muerte que uno ve, sé que fue Dios el que me ayudó y quiso darme una nueva oportunidad”.