Se llamaba Plaza de Mercado Central. Era el sitio donde toda Cali compraba sus alimentos. Con ella fue creciendo el centro: las carreras novenas, diez, las calles 13, 14, se llenaron de cantinas, cafetines, billares, ventas no autorizadas. Surgió El Calvario, se consolidó el barrio Obrero, el centro fue creciendo, transformándose.
Quienes vivían allí y tenían recursos prefirieron irse a El Peñón, La Merced, Santa Teresita, ante tanto agite. A finales de los 60 comenzaron las grandes obras, pues Cali pretendía convertirse en una ciudad de primer nivel para recibir los Juegos Panamericanos de 1971.
Entonces se amplió la calle 15, se construyó la Gobernación, el Centro Administrativo Municipal, CAM. Desde aquella época ya lejana, el desarrollo – organizado – del centro, se estancó. En cambio, empezó a llenarse de comercio, de ventas informales ubicadas en cualquier parte. En otras palabras, el centro de Cali tiene un atraso en su infraestructura de 50 años, lo que, en parte, traduce el caos de 2024.
– Las instalaciones eléctricas son tan antiguas, que son casi las mismas de hace cinco décadas. En el centro hemos tenido incendios porque los transformadores ya no soportan la carga de los centros comerciales. Lo mismo ocurre con el alcantarillado, no sabemos la calidad del agua que tomamos. El centro necesita una renovación muy grande; el problema es ponernos de acuerdo, porque hasta los recursos están – dice Edison Giraldo, conocido como el ‘concejal del centro’, debido a que fueron los comerciantes de la zona los que le dieron el voto.
Mientras tanto, la Alcaldía de Alejandro Eder intenta intervenir el que es llamado el corazón de Cali. Ya lo dijo Eder en campaña: “mi compromiso con esta zona es tal, que, si no hago nada más en mi alcaldía, lo que garantizo es que vamos a apostarle a la recuperación del centro”.
En su primer año, y durante la cumbre mundial de la biodiversidad, COP16, se inició parte de esa transformación peatonalizando, además del bulevar, la Plaza de Cayzedo, como una manera de devolverle estos espacios a los ciudadanos.
Cuando finalizó la COP, lo que hizo la Alcaldía fue peatonalizar de forma parcial algunos sectores aledaños: la Calle 11 entre carreras 4 y 3 y la Calle 12 entre carreras 5 y 6. También la Carrera 3 entre calles 10 y 11, la Carrera 4 entre calles 10 y 11 y la Carrera 5 entre calles 12 y 13.
De esta manera, de lunes y viernes a partir de las 7 de la mañana y hasta las 6 de la tarde, en estas direcciones se dividieron los carriles, unos para carros, otro para los transeúntes. Desde las 6:00 de la tarde hasta las 7:00 a.m, las calles son exclusivas para los peatones, que por estos días disfrutan del alumbrado navideño.
Sin embargo, los comerciantes protestan por la medida, en especial quienes están ubicados lejos de la zona peatonal, es decir de la Plaza de Cayzedo hacia abajo. Argumentan que sus ventas han bajado, pues los caminantes no llegan hasta el sector comercial. El abogado Elmer Montaña los representa.
– La peatonalización del centro no es un proyecto como tal, no se ha formulado nada en ese sentido. Es un laboratorio de la alcaldía. El reclamo que hacemos es: ¿cuál es la relación que existe entre cerrar la carrera cuarta y la quinta, semi peatonalizarla, con los problemas del centro: el tráfico de estupefacientes, la seguridad, el ruido ocasionado por los parlantes de los vendedores ambulantes, el hacinamiento del espacio público, el contrabando, el lavado de activos? ¿Cómo influye la peatonalización para resolver los problemas de fondo del centro? La medida no sirve para nada de eso y por el contrario afecta a los comerciantes – dice Montaña.
Según el abogado, durante la COP, con la peatonalización, las ventas de los comerciantes cayeron entre un 40% y un 60%.
– El alcalde no lo dijo en su balance de la cumbre de biodiversidad, pero hay locales que van a cerrar porque se quebraron con la peatonalización, en especial los de la carrera cuarta entre calles 12 y 13. Me niego a creer que el propósito del alcalde Eder sea asfixiar el comercio del centro para provocar un desplazamiento de los vendedores y comerciantes. Lo que sí creo es que está improvisando. Invitamos al alcalde a que reconsidere la medida de la semipeatonalización por lo menos en diciembre, la mejor época del año para los comerciantes, y que en enero se cree una mesa técnica para trabajar por el centro, porque todos queremos mejorarlo, pero que no asfixie a los comerciantes en Navidad– agrega Montaña.
Carlos Urrego es Coordinador en Colombia de GDCI, la Iniciativa Global de Diseño de Ciudades que transforma las calles para las personas que las usan, un aliado de la Iniciativa Bloomberg para la Seguridad Vial Mundial.
Según Urrego, es natural el miedo inicial y las percepciones negativas de los comerciantes a los procesos de transformación urbana como los que se empiezan a implementar en el centro de Cali. Sin embargo, hay evidencia que demuestra que, por el contrario a lo que se cree, la peatonalización influye de manera directa en el aumento de las ventas.
Dos estudios lo documentan. Uno es el realizado en Ciudad México, tras la peatonalización de la calle Madero en 2010, que de alguna manera se equipara a las carreras cuarta y quinta del centro de Cali.
Los estudios que midieron el impacto de la peatonalización arrojaron como conclusión un incremento del 30% de la actividad comercial en la zona, que actualmente registra 170 millones de visitas al año; es más probable que alguien compre mientras viaja a pie que en carro.
El estudio también identificó una reducción del crimen del 96%, que se explica porque, a un mayor número de visitas de ciudadanos, hay un cuidado colectivo.
Otro caso documentado es el de la Carrera Séptima de Bogotá, peatonalizada desde 2012. El antes y el después de la transformación urbana dio como resultado un aumento del 7% de los ingresos de los comerciantes con la peatonalización, según un estudio de la Secretaría de Desarrollo Económico.
– En el caso de Cali, la ciudad está en ese ejercicio de consolidar evidencia, tomar información, presentar resultados que se han venido midiendo en diferentes ámbitos, que permiten valorar los beneficios del proyecto de peatonalizar el centro. ¿Por qué bajaron las ventas de los comerciantes en la COP? Es una buena pregunta. Lo que hay que entender es que fue un cambio por un corto tiempo, un par de semanas, por lo que la explicación posible es que el ciudadano que visita el centro no se adaptó rápido a las nuevas dinámicas. Este tipo de validaciones en tan corto tiempo no representan el cambio potencial real en el mediano y largo plazo de estas transformaciones urbanas. Cuando la gente se adapta a la nueva dinámica, aprende a convivir con los cambios, el resultado es diferente y el comercio se ve beneficiado – comenta Urrego.
Lo cierto es que las grandes ciudades en el mundo transforman su centro para brindar mejor calidad de aire a sus habitantes, menores niveles de ruido, mejorar indicadores de salud pública. Con menos carros en las calles por donde camina la gente por supuesto no hay siniestros ni peatones atropellados. Además, invitar a la gente a caminar a través de los cambios urbanos reduce factores de riesgo como diabetes y enfermedades cardiovasculares en la población.
Un estudio de la Secretaría de Movilidad de Cali calculó, por cierto, el porcentaje de reducción de emisiones en el centro con la peatonalización: 16 toneladas menos de CO2 a la semana.
– Los cierres que tenemos en el centro obedecen a un acto administrativo vigente. Para modificar los cierres habría que modificar el decreto. También es importante aclarar que ese decreto tiene un componente técnico, un documento que lo avala. Ese documento lo que busca es mejorar las condiciones de seguridad para los peatones. Además, dentro del Plan Integral de Movilidad Urbana ya estaba contenida la posibilidad de la peatonalización del centro. No es una idea nueva, ni es algo que nos hayamos inventado. Así que por ahora la semi peatonalización se mantiene, en los horarios acordados con los gremios de comerciantes – dijo el Secretario de Movilidad, Wilmar Tabares.
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La peatonalización del centro, sin embargo, no es lo único que tiene caldeada la zona. También la invasión del espacio público. Hay calles bloqueadas con carretas por los vendedores estacionarios; otras donde carros y motos fluyen por apenas medio carril disponible debido a la cantidad de ventas informales sobre la vía.
Además, persiste la comercialización de pólvora, licor adulterado y comidas sin los adecuados manejos, como lo demostró un reciente operativo de la Secretaría de Seguridad y Justicia. La pólvora, junto a las pipetas de gas con la que cocinan alimentos en la calle, hacen del centro una bomba de tiempo que en cualquier momento podría estallar.
Con otro problema: la ocupación del espacio público retrasa la entrada de los vehículos de los bomberos y las ambulancias, como ya ha sucedido.
– En los últimos dos años hemos tenido seis incendios en el centro, y hubo dos en los que las máquinas de los bomberos no lograron ingresar a tiempo debido a la invasión del espacio público, lo que hizo que el incendio se propagara y las pérdidas fueran catastróficas – comenta el concejal Edison Giraldo.
Los representantes de los vendedores ambulantes advierten por su parte que la invasión del espacio público en el centro no es solo por su labor; también hay carros mal parqueados, así como motos, vallas de los comerciantes, incluso materas en plena calle. Además, denuncian que, a diferencia de años anteriores, cuando se hacía un trabajo previo entre la Alcaldía y los vendedores para la época decembrina y con esto llegar a acuerdos de ocupación del espacio público, “en la actual Administración no se hizo”.
– Se le pidió a la alcaldía que tres meses antes de la temporada decembrina se hiciera una cartografía, una visita, para que en diciembre los vendedores ambulantes garantizaran que despejaran tanto el andén como la parte vehicular. Pero no se hizo y eso explica lo que se ve hoy en el centro, con la invasión del espacio público. Además están llegando vendedores informales de otros países y departamentos, para la Feria de Cali, sin ningún control. No somos solo los vendedores de la ciudad los que estamos ocupando el espacio público. Hagamos esa mesa técnica y lleguemos a acuerdos por el bien de la ciudad, pero entiendan también que detrás del vendedor ambulante hay una realidad social: el alto desempleo – dice Yimmy Núñez, representante del Sindicato de Trabajadores Informales de Cali.
El Secretario de Seguridad y Justicia de la ciudad, Jairo García, responde que los diálogos con los vendedores informales sí se han realizado, y ya se llegaron a acuerdos para transformar el centro. En la calle lo llaman “los diez mandamientos” para evitar operativos de desalojo, como que los puestos de ventas informales no pueden ocupar de manera permanente el espacio público y deben permitir el libre tránsito de peatones; no pueden vender licor, ni preparar alimentos, tampoco usar las pipetas de gas; vías y andenes deben permanecer limpios de basuras.
La Secretaria de Desarrollo Económico de la ciudad, Melissa Vergara Botero, explica que el plan de la Alcaldía es promover la formalización de los vendedores estacionarios y dignificar su oficio. Uno de los pilotos para lograrlo se realizó durante la COP16, cuando se entregaron 303 mobiliarios en la Plaza de Cayzedo.
– Uno de los casos es el de Paola Álvarez, una vendedora de tintos en la plaza. Su mobiliario era un carro de mercado con tablas para vender el café. Hoy, después de un proceso de formación en ventas, márketing digital, bancarización, ya cuenta con un mobiliario para tener una labor más digna, y se han incrementando sus ventas. Es lo que buscamos en ese ejercicio de recuperación del espacio público, pero también dignificando la labor del vendedor ambulante y formalizándolo. Sin embargo, es evidente el desorden en el centro, es una deuda histórica que como ciudad tenemos, pero esta alcaldía está dando pasos para saldarla. Con el empréstito aprobado por la Alcaldía se destinaron recursos para iniciar una recuperación integral del centro histórico que implica tener una hoja de ruta con los vendedores estacionarios – comenta la Secretaria.
Pese a los ánimos caldeados en los últimos días en el centro de Cali, el concejal Edison Giraldo dice estar optimista con el futuro de la zona. Su trabajo reciente ha sido el de “mediador” entre las peticiones y quejas de los comerciantes, y las medidas de la Alcaldía.
Su optimismo lo explica en cifras: casi el 80% de las propuestas que realizó en un documento llamado Mandato Centro, para renovar la zona, quedó aprobado dentro del Plan de Desarrollo de la ciudad. Eso significa que los proyectos tendrán recursos y hacen parte de los indicadores de gestión de los gobernantes.
– En marzo de 2025 se entrega el búnker de la Fiscalía. Eso cambiará la dinámica de todo el corredor de Santa Rosa, la seguridad, las calles estarán en perfectas condiciones, lo que mejorará la movilidad. En enero además debe estar lista la licitación para la construcción de la estación central del MÍO, que también renovará al centro. Abre paso al proyecto del plan parcial Ciudad Paraíso, con un centro comercial, las torres de edificios donde ya habitan personas, y además está el Plan Parcial San Pascual, toda esa zona tendrá una transformación grande, que se conecta con la peatonalización de una L desde la 25 hasta el parque del barrio Obrero. La idea es que la carrera diez se convierta en un corredor verde hasta Santa Rosa y la Plaza de Cayzedo y el bulevar – dice, ilusionado, el concejal Giraldo.
Es decir que lo que hoy está en el papel como plan para que Cali tenga un nuevo centro, a la par de las grandes ciudades del mundo, deberá empezar a hacerse realidad en 2025.