Tan solo hay que cruzar por zonas como los sectores más vulnerables o incluso el centro de Cali para darse cuenta de que la situación diaria que enfrentan muchas personas es de hambre, por eso, es común que alguien se acerce a pedir un poco de comida, sin embargo, no necesariamente tiene que ser un habitante de calle.
En Cali hay 762 comedores comunitarios que están distribuidos en zonas priorizadas y que están supervisados por la Secretaría de Bienestar Social y la Comisión Arquidiocesana Vida, Justicia y Paz, que son atendidos por mujeres, y que, hasta diciembre de 2022 atendían a más de 85.000 personas al día. Según la Alcaldía de Cali, para el tercer mes de este año, la inversión del municipio en estos espacios ya había llegado a los $32 millones.
Cabe resaltar que estos comedores no están destinados específicamente a personas que en situación de calle, sino que, en Cali, como en el resto del país, hay familias que se encuentran en extrema vulnerabilidad por la falta de ingresos para poder acceder a un plato de comida.
En este aspecto, hay muchos factores que influyen, como: el desempleo, la pobreza, la situación económica del país y del mundo y la poca educación financiera que han recibido muchas familias.
Y es que esta situación no solo se ve reflejada en temas económicos, sino también en temas de salud, ya que es inevitable que las enfermedades no lleguen cuando es imposible que una persona cuente son tres platos de comida al día, además de problemas emocionales, que, con la carga del día a día, irán pesando más y más.
Por esa razón, hay diferentes entidades de la Alcaldía y particulares que trabajan para minimizar el impacto que esto causa en la sociedad.
De esta manera, María Fernanda Penilla, secretaria de Bienestar Social de la Alcaldía, manifestó que además de que se trate de un tema de ayuda para las personas, desde los entes encargados también se instruye a los gestores para el buen funcionamiento de los comedores “con buenas prácticas y se les entrega una cartilla donde se da conocer estos procedimientos”.
Añadió que las necesidades de hambre en Cali son muy grandes y que la cuota de alimentación en estos comedores no es gratuita, “hay una cuota de corresponsabilidad del beneficiario, está estipulado en el contrato y en la filosofía del proyecto. Igual si llega una persona sin dinero se le debe dar su alimentación”.
Los comedores comunitarios en Cali están ubicados en puntos estratégicos de la ciudad, desde la Comuna 22 hasta en el Distrito de Aguablanca y en las laderas, en donde también se presentan casos de personas en situaciones de vulnerabilidad.
Cabe resaltar que en estos espacios, también atienden de manera ininterrumpida a poblaciones como la primera infancia, las víctimas desplazadas del conflicto armado, las mujeres en riesgo de feminicidio y los adultos mayores.
¿Cómo funciona un comedor comunitario?
Los comedores comunitarios que están en Cali y que son apoyados por la Alcadía y la Arquidiócesis, son operados por gestores y gestoras comunitarias que ofrecen voluntariamente su tiempo y espacios para cocinarle a las personas de su sector. Por ejemplo, en la repartición de insumos, que se hace cada 10 días, la Arquidiócesis es la encargada de tener comunicación con distribuidores y proveedores.