Falta de pasajeros, quejas por la calidad del servicio y atrasos en la infraestructura, entre los líos comunes en Bogotá, el Caribe, Pereira, Bucaramanga y Cali.

La percepción de la mayoría de los colombianos sobre los servicios que prestan los sistemas masivos de transporte en su respectivas ciudades no es la mejor. Así lo revelan los más recientes datos comparativos de la Red Cómo Vamos, que da a conocer, por ejemplo, que el nivel de insatisfacción nacional en cuanto a estos modelos de transporte es del 71%, descontento que ha crecido en un 18% en relación con el año anterior.De acuerdo con esta misma encuesta, que se aplica en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Pereira, Barranquilla e Ibagué, también ha disminuido la cantidad de personas que usan estos vehículos, argumentando deficiencias en la atención, extensos tiempos de espera y falta de seguridad en las estaciones.Estos modelos, conocidos como BRT (Bus Rapid Transit), en torno a los cuales están desarrollándose urbanísticamente las ciudades, se enfrentan hoy también a grandes desafíos en materia financiera, lo que, en muchos de los casos, ha derivado en retrasos en las obras. El País da una mirada al MÍO, de Cali; Transcaribe, de Cartagena; Transmetro, de Barranquilla; Megabús, de Pereira; Transmilenio, de Bogotá; Metrolínea, de Bucaramanga y Metroplús, de Medellín.Faltan pasajeros en PereiraLa empresa Megabús afronta problemas económicos que tuvieron a la compañía a punto de la liquidación, según indicó el gerente de esta entidad, Jorge Alexis Mejía.“En 2012 la empresa entró en un fuerte plan de austeridad porque casi entra en causal de liquidación. Dos millones de pasajeros dejaron de transportarse por el sistema. Sin embargo, la administración de la empresa logró rescatarla, pero las externalidades que afectan a Megabús continúan”, afirmó.El año pasado registró utilidades por $206 millones, que se vieron opacadas por las pérdidas acumuladas, que se acercan a los $1.400 millones. Para Mejía, las dificultades que atraviesan los sistemas de transporte masivo se derivan de que estas empresas movilizan ahora menos pasajeros que los inicialmente proyectados. Cuando el proyecto arrancó, no se consideró la competencia que tendría el sistema, como las motos, el transporte informal y las facilidades que se han generado para la compra de vehículos.Por otro lado, aún no hay fecha para la integración de transporte, aunque para mayo se espera un informe definitivo sobre su estructuración técnica, legal y financiera. Con relación a los paros llevados a cabo en las últimas semanas por los conductores de Megabús, Mejía señaló que este mes presentará un plan de mejoramiento que permita cumplir con el pago a los trabajadores, así como la renovación de la flota de vehículos y su mantenimiento.Medellín, la excepciónSegún el último reporte, Metroplús ha logrado aumentar la frecuencia de flotas, consiguiendo así que los usuarios del sistema, en horas pico, solo tengan que esperar tres minutos entre cada articulado. Esto gracias a la ampliación de la flota, con el ingreso de diez padrones más. Las expectativas se encuentran consignadas en las 25 rutas que para mediados de octubre alimentarán a Metroplús en las cuencas tres (Belén) y seis (Manrique), cumpliendo así con el objetivo de movilizar por lo menos a 160.000 pasajeros diarios, según indicó el subdirector de Movilidad del Área Metropolitana, Juan Esteban Martínez. De cumplirse la meta interpuesta para ese mes, el Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá, Sitva, movilizaría un millón de personas diarias, allí se incluye el metro, metrocables, Metroplús, rutas integradas y alimentadoras, así como bicicletas públicas de Encicla y el futuro tranvía de Ayacucho. Los antioqueños, según la Red Cómo Vamos, se encuentran satisfechos por el servicio prestado por los diferentes sistemas.En Bogotá abundan quejas por el servicioLa situación económica de Transmilenio es casi un misterio, aunque el año pasado generó millonarias utilidades, el dinero no se ha visto reflejado en la ampliación o mejoramiento de las estaciones y calzadas. Por el contrario, son más los usuarios que se siguen quejando por los amplios tiempos de espera entre buses (que superan los diez minutos) y la inseguridad en estaciones y vehículos.El problema radica en que no hay los suficientes articulados para cubrir la demanda. Pero en Transmilenio se augura otra crisis, ya que entre abril y julio saldrán de circulación alrededor de 400 articulados. Esto debido a que los buses cumplirán el millón de kilómetros recorridos y finalizarán su vida útil. Sin embargo, aún no se conoce ningún otro documento que dicte cómo se conseguirán los nuevos vehículos ni ningún otro acuerdo que diga que se puede extender el uso de los articulados. Esta situación pondría en problemas a los 1.800.000 pasajeros que se movilizan diariamente en los 1215 buses que Transmilenio tiene hoy. Además, hay líos por cuenta de la integración de las tarjetas: el sistema pasó a tener dos plásticos, situación que puso en apuros a los usuarios cuando hacen cambios de líneas o toman los servicios del transporte integrado. Según el gerente general de recaudos de Bogotá, José Hernández, todo está listo para que entre en funcionamiento una sola tarjeta, lo único que falta es más pedagogía por parte de la empresa para que los pasajeros aprendan el mecanismo, pues muchos no entienden el funcionamiento de los buses azules del sistema de transporte.Metrolínea pide busesEn el caso de Metrolínea, de Bucaramanga, todavía faltan algunas troncales por construir y hay poco dinero para llevarlas a cabo. El sistema aún enfrenta algunas dificultades económicas a pesar de que en comparación al año pasado la movilización de pasajeros se triplicó, pasando de 50.000 viajeros diarios a 150.000.Sin embargo, la mayoría de obras que faltan ya tienen cierre financiero. Las licitaciones arrancarían en los próximos meses para los portales de Piedecuesta, Girón y Norte, así como para la pavimentación de algunas vías donde se moviliza el Sistema Integrado de Transporte Masivo, Sitm. No obstante, la insatisfacción de los usuarios no se soluciona con la simple ampliación de las rutas. Las dificultades económicas de los operadores Metrocinco y Movilizamos han afectado el servicio. A pesar de haber renegociado sus obligaciones bancarias, no hay certeza de que puedan cumplir con la cantidad de flota que se necesita (240) y así completar la fase III.La falta de buses, entonces, genera descontento entre los usuarios. Es el caso de los habitantes del municipio de Piedecuesta, donde hace nueve meses entró en circulación el Sitm, pero con muy pocos vehículos, que no cubren el volumen de pasajeros que debe viajar diariamente. Tanto así que algunos ciudadanos recurren al uso de buses ilegales o piratas para movilizarse.Según Metrolínea, como medida de contingencia se adaptaron 16 buses convencionales para apoyar el funcionamiento del sistema integrado y se espera que el próximo mes entren unos 34 buses más de esas características, pues la nueva flota tardará en llegar seis meses más.El MÍO aún busca punto de equilibrioLas demoras en la construcción de su infraestructura, el paralelismo con el transporte tradicional e informal y problemas en la calidad de servicio son los principales dolores de cabeza del MÍO, un sistema que ha sido considerado por la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados y BRT, Sibrt, como un ejemplo para América Latina. Una de las razones para que se agudizara la crisis es que aún el MIO no moviliza los pasajeros necesarios para garantizar una entrada de recursos suficiente a los operadores (dueños de los buses). Hoy el sistema mueve 480.000 pasajeros diarios, cuando debía estar al menos en 600.000. Cada mes los operadores tienen un déficit operacional de $6.000 millones. De acuerdo con la presidenta de Metrocali, María del Pilar Rodríguez, al finalizar 2013 se espera movilizar 800.000 pasajeros para alcanzar el punto de equilibrio. Por las calles de la ciudad se movilizan más de mil buses y busetas tradicionales, las cuales deben salir de servicio en los próximos meses, en un proceso de chatarrización que ha sufrido numerosos contratiempos y atrasos. La piratería es otro gran enemigo del sistema. La Secretaría de Tránsito de Cali estima que hay tres mil vehículos dedicados a prestar el servicio ilegal, sin contar a los mototaxistas y camperos que operan en el Oriente y la zona de ladera, donde más de medio millón de personas tienen necesidades para movilizarse. Las autoridades diariamente sancionan a por lo menos 50 de esos conductores, para hacerle frente a este mal. El MÍO tiene pendiente la construcción de tres terminales de cabecera, dos terminales intermedias y dos patios para buses.Sistemas del Caribe marchan a paso lentoEl sistema Transcaribe ha tenido diversos problemas y aún no se sabe a ciencia cierta cuándo estará rodando por las calles de Cartagena. Según el gerente general de la entidad, José López Amarís, es muy probable que la primera fase entre en operación para mediados de 2014, dependiendo de las pruebas que se realicen en diciembre. Aún no se conoce a quién se le adjudicarán las obras para poder concluir el tramo 5A del Mercado de Bazurto hasta el pie de La Popa, una de las licitaciones más difíciles que ha tenido que afrontar la empresa y que desde el año pasado ha sido su dolor de cabeza por la liquidación de ese contrato. El que este sistema aún no entre en operación supone un problema mayor. Las estaciones que ya están construidas y que no han podido ser utilizadas se han ido deteriorando. Muchas de ellas ya no tienen puertas o están rotas, hay cielo rasos destruidos y los cables han sido robados. En Barranquilla, el gerente de Transmetro, Manuel Fernández, asegura que si bien la empresa no está en quiebra, sí afronta grandes retos. Aún el sistema integrado no es un hecho y hay mucha competencia del transporte regular. Según Fernández, avanzar en este tema supondría la solución a muchos de los problemas. A estas alturas el sistema debería movilizar por lo menos 350.000 pasajeros, pero sólo mueve 120.000. Según el ejecutivo de Transmetro, las inversiones que se realizaron para este sistema son inferiores a lo presupuestado, por lo que la parte financiera es la dificultad más grande que atraviesa. Desde 2006 hasta finales de 2012 se invirtieron cerca de $350.000 millones en el sistema.