Por: Hugo Mario Cárdenas López - Reportero de El País
No es claro lo que ocurrió ese 29 de diciembre de 2023 en la Secretaría de Movilidad de Cali, justo dos días antes de que culminara el gobierno de Jorge Iván Ospina, pero la jugada se entendió como una herida de muerte para el Sistema de Transporte Masivo.
Pese a que en la comisión de empalme se le pidió al gobierno saliente abstenerse de emitir algún tipo de resolución posterior, ese día el anterior secretario de Movilidad, Javier Arias Cerón, firmó 18 resoluciones en las que les autorizaba a seis de las antiguas empresas de transporte público colectivo, el ingreso de 550 buses y busetas que le harían abierta competencia al MÍO y por sus mismas rutas.
“Al MÍO lo dejaron al borde de la liquidación. Pero no fueron capaces de darle la estocada final porque querían que se le muriera al alcalde entrante y evitar que el gobierno Ospina tuviera que cargar con el peso de haber sido el enterrador del Sistema de Transporte Masivo de la ciudad”, aseguró una fuente que hizo parte del empalme.
Una aseveración que obviamente no compartió el exmandatario. “A palabras necias oídos sordos, si algo hizo nuestra administración fue evitar que el sistema falleciera en medio de la pandemia del covid y el estallido social. Definitivamente la ignorancia tiene cara pasiva y acusadora”, indico al respecto Jorge Iván Ospina.
De acuerdo con información revelada el pasado jueves durante un foro organizado por la Cámara de Comercio de Cali y la Fundación ProPacífico, son más de 300 kilómetros de rutas en los que el Transporte Público Colectivo (TPC) no le hace complementariedad a los buses del Sistema de Transporte Masivo sino competencia abierta por quedarse con los pasajeros.
Al respecto María Isabel Ulloa, directora ejecutiva de ProPacífico, indicó que “este paralelismo no puede continuar; tenemos que trabajar en equipo. No una pelea entre dos sistemas formales sino una discusión sobre cómo se pueden complementar esos dos sistemas que son necesarios; porque hay que reconocer que el MÍO no tiene la capacidad de llegar a la última milla. Como dice el presidente de Metrocali, el MÍO tiene unas fortalezas y el TPC tiene otras, entonces sumemos”.
Las otras dos ruedas sueltas
Si algo dejó claro el polémico trino publicado por la Secretaría de Movilidad el pasado fin de semana, es que no puede haber complementariedad entre el MÍO, el transporte colectivo y las gualas, si no existe primero conexión entre Metrocali y la Secretaría de Movilidad. Que no habrá solución mientras cada una actúe como una rueda suelta dentro del sistema.
“Conoce las rutas legales del transporte público en Cali”... “Movilízate con tranquilidad y sin preocupaciones”, decía el hilo en la red social X que fue eliminado unos minutos después, y que venía acompañado de las imágenes de las busetas y colectivos de empresas como La Ermita, Alameda, Transportes Decepaz, Montebello, Transportes Cañaveral, Villanueva Belén, Buses Recreativos y Verde Bretaña.
Lo que llamó la atención es que la Secretaría de Movilidad no incluyera en las rutas legales de transporte público en Cali al Sistema de Transporte Masivo, MÍO. Tanto así, que una de las primeras personas en reaccionar fue la propia directora jurídica del Municipio, la doctora María Ximena Román, quien cuestionó el trino. “Y qué pasó con el MÍO? ¿Sus rutas?”, se preguntó.
Incluso, conoció El País documentos de la mesa técnica que sostiene la Secretaría de Movilidad de Cali con los empresarios del Transporte Público Colectivo en la ciudad, y en los que no figura siquiera como invitado algún representante o delegado de Metrocali.
El País cuestionó al secretario de Movilidad de Cali, Wilmer Tabares, sobre la falta de operativos contra el transporte pirata, el polémico trino y la falta de trabajo conjunto con Metrocali, pero solo respondió que “el próximo miércoles tendremos una mesa de trabajo con Metrocali para tratar estos temas” y que “hasta no sentarnos con Metrocali, prefiero abstenerme de dar declaraciones al respecto”.
“Es necesario integrar de forma multimodal el sistema de transporte en la ciudad y es urgente integrar a las diferente autoridades en torno a un mismo propósito porque pareciera que Metrocali va por un lado con una agenda, y la Secretaría de Movilidad de Cali va por el otro; tenemos que pensar en ciudad (...) No podemos tener una dependencia de la Alcaldía pensando en una cosa y otra dependencia pensando en otra, sino llegar todos a unos acuerdos y pensar en el ciudadano, en el usuario que es el que nos genera preocupación”, señaló la directora ejecutiva de ProPacífico, María Isabel Ulloa.
Pero mientras se define a paso lento qué autoridad y de qué manera debería realizarse la integración de un sistema multimodal que complemente el MÍO con el servicio que presta el transporte colectivo y las gualas, el verdadero sistema de transporte masivo de Cali, los piratas, se siguen fortaleciendo y aumentando su capacidad en los corredores y la periferia de la ciudad.
Es la tarde del martes y a una cuadra de la estación de Menga se encuentran dos motocicletas de guardas de Tránsito estacionadas bajo el puente de la Avenida Tercera, sobre la Autopista.
A espaldas de ellos, a unos 20 metros bajo el mismo puente, dos hombres coordinan la salida de los vehículos particulares que hacen parte de la flotilla de carros piratas que parten con cierta frecuencia por la avenida Ciudad de Cali y la autopista hacia el sur.
La misma situación se repite en varios puntos que ya la gente conoce como las rutas de donde parten o se estacionan los carros piratas, pero que pareciera que son las autoridades de Movilidad y Tránsito las únicas que aún no las conocen.
“La verdad es que no sabemos qué es lo que está ocurriendo en Cali, pero usted no ve operativos contra el transporte pirata, pese al daño enorme que le está ocasionando al MÍO, que lo tiene al borde de la liquidación, y aún así parece que hay una agenda de sectores interesados, incluso desde el Concejo de Cali, en que el masivo desaparezca y en beneficio de unos concesionarios”, asegura la fuente que hizo parte de la comisión de empalme.
“¿Quién se beneficia de la liquidación del MÍO? ¿Solo los piratas? ¿O también los colectivos del TPC que sienten de alguna manera que han perdido el control del transporte y ya no les gusta el MÍO y quieren volver al modelo de transporte tradicional?”, agrega.
Sobre el TSC
Mientras la discusión se alarga y se logra un acuerdo, los piratas siguen de fiesta en las calles. Se estima que los ilegales, agrupados también en empresas piratas, mueven entre 350.000 y 400.000 pasajeros diarios. (Ver nota anexa).
Los piratas son el único sistema, junto a las plataformas, que logró recuperarse después de pandemia.
El alcalde Alejandro Eder indicó que “el MÍO es nuestra prioridad para organizar la columna vertebral de lo que debe ser el transporte público” que junte a los colectivos y las gualas.
“Nuestra receta tiene tres ingredientes para recuperar el MÍO: uno, liberar componentes de inversión de capital de la tarifa (flota y chatarra); dos, incrementar la demanda reduciendo la competencia, y tres, propender por la troncoalimentación, no más buses donde hay corredores exclusivos y seguir yendo a 10 kilómetros de manera paralela, y lo otro es comprar flota pública”, concluye Álvaro Rengifo, presidente de Metrocali.
Sobre el transporte social y contributivo (’Piratas’)
El nombre con el que se han bautizado es tanto o, incluso, más rimbombante que el que llevan los sistemas de transporte público que operan de manera legal en la capital del Valle del Cauca.
El calificativo de ‘piratas’ no les causa gracia porque consideran que lo que ellos vienen prestando es un servicio de Transporte Social y Contributivo (TSC) a los caleños, sobre todo, a quienes residen en el oriente de la ciudad, donde no llega el brazo del sistema masivo.
“En Cali hay mucha gente que puede salir a trabajar todas las mañanas gracias a que el transporte pirata, como lo llaman, los recoge cerca a su casa y los trae otra vez en la tarde. Porque no todo el mundo tiene para pagar un taxi y en muchos casos las personas cuadran precio con el conductor; eso no se puede hacer en el MÍO”, dice Carlos*, quien coordina el transporte ilegal en el sector del Valle del Lili.
Es tanta la fuerza que han tomado los piratas en la ciudad, que han alcanzado la disciplina, la integración y la coordinación que no lograron los gobiernos anteriores en Cali para darle orden y eficiencia al MÍO. Porque no son ruedas sueltas circulando por barrios y vías principales de Cali.
Fuentes del transporte ilegal le aseguraron a el País que son varias las empresas que ‘agremian’ alrededor de seis mil vehículos que recorren las calles movilizando a esos pasajeros que pretendía mover el masivo.
Porque si bien el MÍO se proyectó para movilizar más de 900.000 personas cada día, la realidad es que hoy está moviendo cerca de 300.000 personas, una tercera parte de las presupuestadas, y eso que tuvo un repunte en los últimos meses y logró recuperar cerca de 50.000 usuarios.
Las cifras no oficiales indican que el transporte pirata estaría moviendo entre 350.000 y 400.000 personas cada día, mientras el MÍO moviliza alrededor de 300.000 y el transporte colectivo cerca de 170.000.
Así opera el pirata
La demanda insatisfecha del transporte público en Cali fue la plataforma sobre la cual se soportó el transporte pirata. Y no es ni siquiera por costos porque el transporte pirata es más costoso que el pasaje que se paga en el MÍO.
En otro informe reciente de El País, se estableció, según organizaciones dedicadas a estudiar el tema de la movilidad, que el mercado pirata en Cali es operado por alrededor de 27 empresas ilegales que ‘afilian’ estos vehículos por una cuota semanal que pude ir entre $90.000 y $150.000 a cambio de brindarles seguridad, garantizar que no va a caer en un reten de tránsito y acompañamiento en caso de que el vehículo llegue a ser inmovilizado.
Y no es solo porque a través de una red de comunicaciones permanecen controlando que no haya algún guarda de tránsito sobre las rutas, sino porque tienen brigadas de motociclistas dedicados a perseguir a las unidades de tránsito para estar listos a alertar sobre cualquier cambio que deban hacer en la ruta en la que estén trabajando.
Sobre la base de 6.000 vehículos piratas circulando en Cali, se estima que las empresas ilegales, que se desconoce quiénes las controlan, se repartirían una ganancia superior a los $2.150 millones mensuales. En el caso de los carros, el estimativo se tasa en unos $200.000 diarios.
“Un carro pirateando puede hacer cuatro o cinco millones mensuales y ese es más o menos el costo que tienen esos vehículos porque saben que si se los quitan, los van a perder. En un mes sacan la inversión”, dijo bajo reserva de identidad un guarda de tránsito.