Por Gerson David Hincapié, periodista de Cali
En julio del 2025 se espera tener listos los diseños para la construcción de la fase dos de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) de Cañaveralejo, imprescindible para un mejor filtro de la carga contaminante que llega al río Cauca.
Los datos de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca, CVC, indican que el 50 % de la contaminación que recibe el río Cauca proviene de las aguas residuales domiciliarias de los caleños.
Sin embargo, el tratamiento parcial o primario con el que cuenta la Ptar de Cañaveralejo actualmente solo le permite limpiar en un 60 % el material particulado que se vierte al río, medido como sólidos suspendidos, además de un 30 % de materia orgánica, medida como DBO5. Esto es bajo, considerando que la ciudad vierte al río Cauca, a través de la Ptar, cerca de 91 toneladas al día de la carga orgánica DBO5.
“Con el diseño de detalle del tratamiento secundario se espera tener las condiciones técnicas y de costos que permitan construir una segunda fase con eficiencias de remoción superiores al 90 %, especialmente en remoción de materia orgánica”, explicó Paola Janeth Patiño, directora general (e) de la CVC, entidad que contrató los diseños.
También se construirán clarificadores secundarios y complementarios para el tratamiento de los lodos generados, manejo del Biogás y control de olores, además de facilitar la Remoción Biológica de Nutrientes (BNR), necesaria para que la Ptar Cañaveralejo cumpla los objetivos de calidad de vertimientos al río Cauca.
La construcción de la fase dos de la Ptar es necesaria, pero compleja, razón que lleva a que los diseños de ingeniería de detalle tarden 18 meses en completarse, lo que ayuda a evitar la mayor cantidad de errores o contingencias en momentos posteriores, según comentó el ingeniero especializado en estructuras y exdocente de la Universidad del Valle, Luis Fernando Montoya.
“Para el diseño de plantas de tratamiento las variables son demasiadas y muy complejas, hay mucha incertidumbre respecto a ellas, lo que hace difícil tanto su planeación como la construcción. Yo participé en una Ptar grande y sé lo que puede pasar en condiciones de diseño deficientes, por ejemplo, es muy delicado el tema de la estimación de los caudales máximos, los de operación o los de promedio, que no son los mismos”, señaló.
Los caudales máximos hacen referencia al mayor nivel de agua contaminada que, en casos extremos, puede llegar a ser tratada en la Ptar; los caudales promedio son los que regularmente llegan a una Ptar y son estimados para el diseño, y los de operación son los que se definen para que la estructura tenga una vida operativa apropiada.
“Entonces, si no se estiman bien puede pasar, y nos ha pasado, que con mucha lluvia o en un caso de un pico de población en el que se conectan aguas lluvias y residuales, todo ese volumen llega en exceso y sobrepasa la capacidad de la Ptar”, explicó Montoya.
Su experiencia le permitió nombrar al menos media docena de otros posibles fallos en las fases de planeación y diseño, lo que repercute de gran manera en tiempo, presupuesto y riesgos a la hora de construir y entrar en funcionamiento.
Por ello, la CVC aseguró que entregó este trabajo a una “firma líder a nivel mundial en manejo de agua y los más expertos que existen en el mercado”, se trata de Hazen and Sawyer.
“Hemos trabajado en plantas de tratamiento de aguas residuales, agua potable, en acueductos, alcantarillados y todo lo que tenga que ver con la consultoría de aguas. Aquí en Latinoamérica hemos trabajado en Honduras, Panamá, Ecuador y aquí en Colombia hemos hecho las plantas de tratamiento de El Salitre, en Bogotá; Canoas en Bogotá, San Fernando en Medellín y otras en Pereira, Manizales y aquí, en la de Cañaveralejo, con el tratamiento primario”, expresó Carlos Arturo Echeverri, director de Proyectos de Hazen and Sawyer Colombia.
El ingeniero Luis Fernando Montoya también habló de un aspecto que consideró delicado, y es el espacio temporal que puede existir entre la etapa de diseños y la contractual y de construcción, en especial en obras tan grandes como esta.
“Entre la fase de planeación y de construcción pueden pasar fácilmente diez años, entonces en los estudios también hay que tener en cuenta esa variabilidad de las condiciones del entorno en ese tiempo y sobre todo la variación económica de los materiales y las fuentes de financiación. La plata no va a ser la misma, los materiales no serán los mismos y tampoco los dirigentes, entonces eso también es bastante delicado y hay que tenerlo en cuenta”, sostuvo.
Frente a esto, la Directora encargada de la CVC comunicó que aún es muy prematuro pensar en fechas para la construcción de la segunda fase, en especial porque aún no están claras las fuentes de financiación para la misma.
“La CVC es consciente de la necesidad de avanzar en la consolidación de este importante proyecto. Por eso, primero tenemos que tener un diseño de detalle que es clave para establecer el presupuesto de la construcción. Una vez tengamos el diseño de detalle, tendremos que iniciar gestiones a nivel nacional y regional que permitan la consolidación y la financiación de la obra”, concluyó Patiño.