Un metro con 92 centímetros de estatura, 52 años de edad, afrodescendiente, chocoano, específicamente de Andagoya. De vez en cuando se le ve jugando basquetbol en las Canchas Panamericanas; sin embargo, lo que copa la mayor parte de su tiempo es su labor pastoral en los sectores más complejos de Cali: Villa del Lago, El Pondaje, Ulpiano Lloreda, El Laguito, Charco Azul, San Luis, Petecuy, El Retiro, El Vergel y Terrón Colorado.
Se trata del sacerdote Winston Mosquera Moreno, Vicario General y párroco de la Catedral de San Pedro en Cali y La Ermita, un hombre afable, de voz calmada que le huye a la vanidad de las fotografías, pero con un discurso directo con el que expresa su posición sobre la discriminación en Cali, donde expone el cáncer de los ‘gota a gota’ en los barrios populares de la ciudad y en el que a la vez profiere un mensaje de optimismo de cara a la semana del año más importante para la fe católica.
En entrevista con El País, también reflexiona sobre los espacios que viene perdiendo el catolicismo, de cómo el Papa Francisco combate la corrupción al interior de la Iglesia y los males que aquejan a Cali. También se le midió a hablar de la política local.
Padre, ¿cómo fue su niñez en Andagoya?
Andagoya era el epicentro de la minería de oro en el Chocó, allí operaba la empresa de dragas que se distribuían por todo el departamento. Algo que me marcó fue el Apartheid que se vivía en la región...
Como así padre, el Apartheid fue un sistema de segregación racial en Sudáfrica. ¿también se vivió en Colombia?
Sí. ¿Por qué razón?, le explicó. En Andagoya había dos poblaciones: Andagoya y Andagoyita, en la primera vivían los blancos, muchos de ellos alemanes y franceses; en Andagoyita vivíamos nosotros, los negros. Los negros que conocían Andagoya eran los que prestaban servidumbre o trabajaban para la empresa minera, las calles estaban adornadas en sus orillas de palmas zanconas, estilo californiano; las casas eran lujosas, allá no faltaba nada, hasta tenían colegio propio; mientras en Andagoyita no había agua potable, el servicio de energía era deficiente y la escuela tenía muchas necesidades.
¿Cuando habla de ese fenómeno social no le parece, de cierta manera, que también se repite en otras ciudades de Colombia?
Desde luego, eso lo percibí en el mismo instante en que llegué a Cali en los años 90. También en Bogotá y Medellín. Por ejemplo, Cali es una ciudad en el Oriente y otra muy distinta en el otro extremo. Hay una división marcada territorialmente pero también socialmente y esa segregación es inocultable. Hay caleños raizales que nunca han pisado Aguablanca. Pero eso no solo pasa con la gente común, sino también con la empresa privada, que en algunos casos no dan oportunidades a jóvenes capacitados que viven en el Distrito de Aguablanca. Hay discriminación por vivir en el Distrito.
Padre, usted es afrodescendiente. ¿Alguna vez se ha sentido discriminado?
Uno lo percibe, a veces por nuestra investidura lo fingen... inclusive, cuando fui posesionado en La Catedral, alguna persona me dijo, “pusieron en la Catedral alguien formado en el Oriente de Cali”. Me he dado cuenta de que mi llegada provocó que muchas personas no volvieran a la Catedral, porque era negro y yo no creo que esas personas sean cristianos católicos. Es decir, son católicos, comulgan, van a misa pero no aceptan a los negros, a los indios a los feos o los de bajo estrato. Eso no debe ser.
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Usted ha recorrido la ciudad desde el Oriente hasta Terrón Colorado y ahora está en la Catedral de Cali ¿Cuáles cree que son los principales problemas morales de la ciudad?
Lo primero que tengo que decir, es que en todos los rincones de la ciudad tenemos caleños creyentes. Los caleños son espirituales, pero con el pasar de los años y el ‘boom’ del narcotráfico mucha gente dejó la espiritualidad para inclinarse por las cosas materiales, ese problema le ha hecho daño a la ciudad.
"La Semana Santa es un tiempo para reflexionar, ¿por qué no sacarle ese tiempo a Dios?, es importante hacer ese alto en el camino para vivirlo con Dios".
A la Catedral vienen exalcaldes, concejales, candidatos y políticos para participar en el acto litúrgico y ahora más en Semana Santa. Hoy, usted cómo analiza la gestión de esos gobernantes...
Usted me mete en estos temas de política... podría decir que los últimos señores alcaldes, incluido el actual, hacen lo mejor posible por sacar adelante la ciudad, pero no es fácil, por supuesto hay lagunas porque ni el Alcalde, ni la Gobernadora se las saben todas. Tienen que saberse rodear de un buen grupo de personas, y perdónenme el término, que no vengan a lagartear sino a trabajar por la ciudad y no buscando la manera de enriquecerse porque eso le hace daño a la ciudad y al mandatario de turno.
¿Cree que los gobiernos locales sí han mirado y hecho lo suficiente por la Ladera y el Oriente de Cali?
Como gobiernos no, como políticos sí porque todos van a buscar los votos.
Pero padre, si uno analiza el paquete de obras, hay una gran inversión, en especial en el Oriente de Cali...
Yo diría que por la coyuntura y en un sector concreto, Potrero Grande. Yo fui vicario del Oriente de Cali... cuando estuve en los barrios El Retiro y El Vergel, se me armaron balaceras estando en plena misa –no dentro sino fuera del templo–, se empezaban a dar bala sobre la 39... entonces las inversiones no deben ser solo de obras, sino de oportunidades. Eso no se va a arreglar allá y eso se da porque está llegando mucha gente sin trabajo, sin opciones de nada. A veces reubican personas de todos los sectores y arman un polvorín porque no se hace el debido proceso...
“Ojalá que cada uno de nosotros, así como nuestros gobernantes repensemos este país, que es hermoso y rico en todas sus regiones pero eso no lo hemos aprovechado porque pensamos que los otros, que nuestros mismos compatriotas son nuestros enemigos”.
Como sacerdote, ¿qué piensa del fenómeno de los ‘gota a gota’?
Desde que trabajaba en el Oriente esta situación me partía el alma. Saber que una familia tenía que salir desplazada dentro de la misma ciudad, del mismo barrio y todo esto porque en medio de su necesidad acudían a personas que le prestaba dinero para pagar servicios públicos o ir al médico y no podían devolver el dinero en las fechas que le imponían. Vendedoras de chontaduro que tenían que vender $50.000 en el día para darle la mitad a estos ‘gota a gota’, la ciudad está plagada de este fenómeno.
¿Y cuál es la solución para ponerle freno a ese cáncer social?
Los bancos tienen que tocarse y llegar a esos lugares para poder ofrecer alternativas justas de crédito a las personas con menos recursos.
Usted realiza su labor pastoral en Cali desde los años 90, de ese tiempo para acá, ¿siente que espiritualmente los caleños hemos mejorado o vamos para atrás?
Hemos mejorado en muchas cosas, el caleño es muy religioso, los días lunes los santuarios de Fátima y La Misericordia están a reventar; pasa los mismo los martes en La Milagrosa; los días 25, de cada mes, el Santuario del Niño Jesús de Praga es muy visitado y así podría enumerar muchos casos por la ciudad.
Eso muestra que hay una sed de Dios permanente en nuestra gente. Pero tristemente quienes se dejan tocar por la droga, el microtráfico y el narcotráfico muchas veces su religiosidad se convierte en un fetiche.
¿Cuál será el mensaje de la iglesia Católica en esta Semana Santa?
Hay una frase que estamos manejando: “Del Señor somos y del domingo venimos”, para entender que todos somos criaturas de Dios y por ello debemos respetar la vida. Si estamos en este planeta Tierra tenemos la obligación de respetar este ecosistema, esta es la casa común...
Padre, personalmente he venido siguiendo la lucha que el Papa Francisco está dando contra la pederastia, la corrupción al interior del banco del Vaticano y los excesos materiales de algunos sacerdotes. ¿Usted cree que el Sumo Pontífice sí podrá depurar la Iglesia Católica de estos males?
El Papa ha ido de frente contra todo tipo de corrupción al interior de la Iglesia, porque el Papa quiere que las cosas mejoren, por supuesto quisiera que su Santidad tuviera larga vida para depurar todo esto, pero sabemos que no es una tarea fácil, cada Papa va haciendo en la medida de sus posibilidades; pero la misión es de toda la Iglesia, es decir, de los laicos, los creyentes, los párrocos y sacerdotes. La misión es de todos.
¿Cómo ve la religión católica en la actualidad?
Es cierto que con el pasar de los años la Iglesia Católica ha perdido fuerza y muchos católicos se han ido a otros cultos. Pero no se puede desconocer que hay otros espacios en Asia y África donde el Cristianismo Católico crece.
En el caso de Cali y Colombia hemos notado un descenso, pero es como un movimiento en que van y vienen, porque muchas personas que están en otros credos religiosos, también se han ido desencantando y deciden retornar a la Iglesia madre.
¿Se ha perdido la tradición de la Semana Santa?, antes se vivía con mayor fervor...
Antes se vivía mayor fervor la Semana Santa, los días santos se respetaban, pero con tantas alternativas que hoy se ofrece a la gente y en especial a los jóvenes, los muchachos prefieren vivir más ese espacio de familia, de fiesta, de vacaciones, de salidas y si acaso van a una actividad de la iglesia. Pero no olvidemos, que sobretodo en el campo y en las zonas rurales, la Semana Santa tiene mucha fuerza.
Padre, el país está sumido en una polarización política, prueba de ello fue lo que pasó en el Cauca donde el Presidente Iván Duque viajó para reunirse con líderes indígenas de la Minga y estando a escasos 200 metros no lo hicieron por diferencias , ¿qué lectura le da a eso que ocurrió en Caldono?
Me parecieron posturas intransigentes de ambos sectores, pudieron buscar una solución, como instalar pantallas gigantes en el parque, buscar un punto de acuerdo... yo diría que el mensaje, en medio de esta polarización, es quitarle el gatillo a la lengua.
Segundo, darnos cuenta de que como colombianos tenemos que pasar la página y seguir adelante, que esa polarización no le está haciendo bien a nadie, sino que por el contrario nos está llevando a una postración terrible el país. Cuando uno lo piensa, parece que el país está echando para atrás, por toda esta polarización que estamos viviendo desde que inició el proceso de paz.
Sobre la Ermita
Qué opina de que la Ermita sea blanco de tomas en protestas - ¿Esto la ha impactado de alguna forma?
Claro que la impacta , el hecho de que se cierre cualquier templo de la ciudad , espiritualmente está impactando a la comunidad y le hace daño. Incluso en la economía de los trabajadores de los templos también los afecta. De hecho el sostenimiento de La Ermita es muy complicado, por eso hemos empezado la ‘Ermitatón’ para buscar recuperar este monumento de la ciudad y por eso estamos buscando la ayuda de la Secretaría de Cultura.