“Bíblicamente, la advocación de la Virgen del Carmen es la única que aparece desde el Antiguo Testamento. Los Carmelitas tenemos conciencia de que en el lugar donde, el 16 de julio de 1200, la Virgen del Carmen se le manifestó a San Simón Stock dándole el signo del escapulario, María ya había estado con su hijo, Jesús”.
Con estas palabras, el padre Diego Andrés Cortés, párroco de la Iglesia Santísimo Sacramento El Templete, comienza a explicar la importancia de esta advocación mariana, que nació en el Monte Carmelo, ubicado en lo que hoy es Tierra Santa, y le dio origen a los Carmelitas Descalzos, la orden religiosa a la cual él pertenece.
Agrega que el libro del profeta Isaías cuenta cómo miraba que subía una nubecilla desde el mar y que así es como los Carmelitas comenzaron a identificar a la Virgen del Carmen, que por eso luego pasa a ser la patrona de los marineros, pues estaba ensamblada con la vida de los pescadores.
“Después de muchos años, una gran cantidad de gente de quienes hacían el proceso de recorrer los lugares donde estuvo Jesús decidió quedarse en el Monte Carmelo adoptando una vida de oración, de silencio y de mucha abnegación evangélica, y empezaron a darle forma a lo que después iba a ser la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Por eso nosotros somos la única orden religiosa en el mundo que no solamente llamamos a María nuestra madre o patrona sino también nuestra hermana”, cuenta el sacerdote oriundo de Tumaco.
Y continúa: “En el Siglo 12 los Carmelitas pasaban por un momento de crisis, no encontraban el norte de lo que estaban viviendo, y le pidieron a la Virgen que les diera un signo de si ella quería que la orden religiosa siguiera existiendo, y es así como la historia nos dice que el 16 de julio de 1200 la Virgen le entregó el escapulario a San Simón Stock, que en ese momento era el encargado de la Orden”.
¿Qué significa el escapulario?
Escapulario significa delantal, es decir un servicio; el escapulario era una parte del hábito de trabajo que usaban los campesinos en la época de Jesús y, por lo tanto, lo que la Virgen hace es entregarle eso a San Simón, diciéndole que la Orden va a perseverar y a permanecer para siempre, narra el padre Diego Cortés para explicar la importancia que este elemento tiene para los Carmelitas Descalzos.
“¿Qué significa para nosotros haber recibido el escapulario?: que nos comenzamos a vestir con las mismas virtudes de la Virgen. Por eso, cada vez que una persona pide que le impongan el escapulario, se está comprometiendo a revestirse con esas virtudes: humildad, silencio, sencillez, escucha, pero sobre todo, servicio”, precisa el sacerdote y pone como ejemplo que la Biblia muestra que María salió del lugar donde vivía para irse a la región montañosa a cuidar a su prima Isabel, quien iba a dar a luz a su hijo, Juan el Bautista.
Para el religioso es importante que este 16 de julio, cuando la Iglesia universal celebra la fiesta de la Virgen del Carmen, se recuerde la historia del escapulario que, con el paso de los siglos, se ha asumido como un sacramental, igual que lo son el agua bendita y el aceite y la sal exorcizados.
Pero es enfático al decir que el escapulario no es un amuleto: “Es sencillamente un signo de protección de la Santísima Virgen, por el cual ella se compromete a protegernos, acompañarnos y guiarnos en el camino de la vida”, y añade que el propósito de bendecir e imponer “ese signo de tela que la Virgen nos ha dado, es que podamos sentir que, en la sencillez de esa lana, hay una protección para el cuerpo y para el alma”.
“De la misma forma en que muchas veces la gente usa tantas cosas para hacer daño o brujería, qué bueno poder usar el escapulario para protegernos; quién fuera a creer que el escapulario tiene una fuerza espiritual tan grande, que tiene la capacidad de detener el mal”, asegura el Carmelita Descalzo.
Y añade que Carmelo significa jardín florido, “es decir que en el Carmelo cada ser humano cuenta y cada uno somos una flor que debe adornar el jardín de Dios. Por eso, con nuestras obras, vamos dando testimonio de lo que Dios ha ido haciendo en nuestra vida”.