Un terreno inmenso, de casi 40 kilómetros, que se extendía desde la cordillera occidental hasta el río Cauca, y desde el río Lili hasta el Jamundí, fue el punto de encuentro de la gesta independentista.
Allí, en la Hacienda Cañasgordas, el Alférez Real de Cali, Joaquín de Cayzedo y Cuero, se reunió con los grupos militares de las Ciudades Confederadas (Anserma, Buga, Cali, Caloto, Cartago y Toro) – que sumaban más de mil hombres – y con 120 cundinamarqueses, que llegaron para apoyar la primera batalla de Independencia, en el Bajo Palacé (cerca de Popayán), un 28 de marzo de 1811.
La hacienda era el lugar de acantonamiento de las tropas que lucharon en los combates durante la Independencia; en total, el Valle del Cauca participó en 24 de estas confrontaciones…
Este era un lugar suntuoso, según reseñó el historiador español Santiago Sebastián. Una hacienda que en 1629 fue comprada por el presbítero Juan Sánchez Migolla, quien pagó 180 pesos por hacerse con el terruño. Años después, el terreno, junto con la casona, el trapiche, la iglesia, el cementerio, pasó a manos de Ruiz Calzado. Posteriormente, la propiedad llegó a manos del Alférez Real, Nicolás Caicedo Hinestrosa, quien citó la hacienda en su testamento de 1735.
Alberto Silva Scarpetta, miembro de la Academia de Historia del Valle del Cauca, resalta que la importancia de la Hacienda Cañasgordas en la Independencia de Colombia es “grandísima”.
“Ahí residía y era propietario Joaquín de Cayzedo y Cuero, el famoso Alférez Real de Cali y que a su vez era el presidente del Cabildo, entonces ese es el cuadrante donde se desarrollaron las ideas de la Independencia por los lados del Occidente colombiano”, dice Silva.
El historiador añade que “nosotros pusimos los primeros héroes en Colombia, el primer fusilado de la Independencia nació en la Hacienda Cañasgordas, es una historia que se ha ignorado y ahora que se está celebrando el bicentenario de la Batalla de Boyacá es importante recordar que esa no fue la primera batalla, hacía nueve años se había dado la primera batalla en Palacé con las tropas nuestras”.
Más allá de lo bélico, Silva Scarpetta destaca que entonces, a la Hacienda llegaron los primeros animales importados. Se trataba de ganado proveniente de Las Antillas, específicamente de zonas de cría que tenía España.
“Atravesaron el istmo de Panamá a pie, porque ya existían caminos, y pasaron y entraron por Buenaventura y esas reses fueron las simientes con que se generó la ganadería nacional por este lado de la República. En la hacienda también se generó parte de la industria de la caña, ahí se formaron los primeros trapiches para producir panelas y, a su vez, producción de azúcar”, precisa Silva.
El historiador destaca que fue en la Cañasgordas donde se ensayaron las primeras siembras de clavos, canela, pimienta y otros condimentos aromáticos, que llegaron desde el Oriente. Su uso, cuenta, era para condimentar y conservar los alimentos, pues no había cómo hacer que las cosas se preservaran más allá de un par de días.
“Adquirían un valor de oro, aquí llegaron por el Pacífico desde las Filipinas, llegaron a Buenaventura y Cali fue la primera receptora de las especias”, añade Silva.
Por otra parte, Luis Francisco López, investigador del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, Icanh, quien participó en el Proyecto Arqueológico Hacienda Cañasgordas, señala que en medio del trabajo de campo desarrollado encontró curiosidades relacionadas con los destinos de la Hacienda, como por ejemplo la disputa que tuvo la viuda de Joaquín de Cayzedo y Cuero (Juana María Camacho) con sus cuñados, por la propiedad.
“Ella, al explicar por qué no había entregado la parte económica correspondiente a sus cuñados dice que es por los males que le dejó la guerra de la Independencia. Ella dice que hubo una crisis económica suscitada por los efectos de esas tropas que se asentaron ahí en la Hacienda y tomaban casi que arbitrariamente cabezas de ganado para alimentar a esas tropas. Primero los realistas y después los patriotas, entonces que todas esas carnes y esas cabezas de ganado, esos recursos que dispusieron le habían representado a ella un gran déficit de tipo económico y que en eso repercutía el hecho de que no podía en ese momento responder a sus cuñados por esas obligaciones que su esposo había dejado”, relata el investigador del Icanh.
Nubia Gaona, directora ejecutiva de la Fundación Hacienda Cañasgordas Eusebio Velasco Borrero, destaca que este recinto histórico es de los más vastos que existió en el Suroccidente Colombiano, tanto así que el Alférez Real desconocía las cabezas de ganado que tenía, debido a la extensión de la tierra.
“Una hacienda supremamente importante para el desarrollo de Cali, aquí se formó todo el concepto pluriétnico y multicultural porque la Hacienda también representaba, por su riqueza, la cantidad de esclavos que tenía en esa época, toda la cultura del negro con el español y el indígena, aquí se formó todo el concepto de la cultura, el tema étnico, toda la gastronomía, la forma como vivían, sus costumbres”, precisa Gaona.
La Directora de la Fundación Hacienda Cañasgordas, Eusebio Velasco Borrero, concluye que además del eje independentista, la hacienda es un importante hito en el tema literario, precisamente porque años después de la gesta patriota, en 1886, el escritor Eustaquio Palacios se inspiró en la vida del Alférez Real para escribir la famosa novela que lleva este mismo nombre.